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Petición de perdón a Bojayá fue de corazón, dicen Farc

Esa guerrilla afirma que el acto en esa localidad es un ejemplo de lo que se viene.

  • La prensa no tuvo acceso al acto de perdón de las Farc a Bojayá. La Guardia Indígena custodió el lugar. FOTO Juan Antonio sánchez
    La prensa no tuvo acceso al acto de perdón de las Farc a Bojayá. La Guardia Indígena custodió el lugar. FOTO Juan Antonio sánchez
08 de diciembre de 2015
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El jefe del equipo negociador de las Farc, “Iván Márquez” calificó como “misión cumplida” todo el acto de perdón que ese grupo guerrillero realizó ante los sobrevivientes de Bojayá.

En un comunicado, esa guerrilla publicó apartes del discurso con el que alias “Pastor Alape”, “Isaías Trujillo”, “Benkos Biohó”, “Pablo Atrato” y “Matías Aldecoa” llegaron a las personas que asistieron al acto que se realizó el pasado domingo después de la una de la tarde en la iglesia donde cayó el cilindro bomba lanzado por las Farc

“Ese fatídico 2 de mayo de 2002 estremeció el alma colectiva de nuestra militancia guerrillera, una acción dirigida a proteger a esta población de la arremetida paramilitar, terminó hiriéndola profundamente con un saldo letal de 79 compatriotas muertos que sigue atormentando las fibras de nuestra sensibilidad colectiva”.

Dudas para perdonar

“Lo único bueno de esos diálogos es que de pronto la violencia se acabe”, dice Yusnay Palacios, ama de casa de 27 años, residente en Bojayá.

A propósito de la visita de los insurgentes a ese municipio, explica que “uno puede darles el perdón, pero igual uno sigue sufriendo, porque fue uno el que se quedó sin familia”.

Yusnay es sobreviviente de la matanza del 2 de mayo de 2002. Como la mayoría de los residentes, se refugió del fuego en la iglesia de Bellavista.

Recuerda que segundos antes de que cayera la pipeta bomba lanzada por las Farc, la comunidad estaba sentada en la nave central del templo, esperando una ración de colada que les iban a dar de desayuno. De repente, se produjo la explosión. “Hubo gente que murió sin comer”, expresa con amargura.

La detonación les quitó la vida a sus padres y seis hermanos. Ella sobrevivió con heridas en un hombro y una pierna. “Me salvé porque no me correspondía morir”.

Cuando llegaron los delegados de las Farc el pasado domingo, esta historia regresó a su memoria, junto a todo el dolor, por eso no hizo más que preguntarse “y yo qué les digo a esos señores?”.

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