Ellos, los caninos, se han encargado de ubicar explosivos en lugares donde el ojo humano no ve nada, de alertar de cargamentos en los que hay camuflados hasta miles de millones de pesos en droga, de estar hasta cuatro meses inmersos en la selva con sus compañeros. Infortunadamente en muchas de esas misiones, ellos, los caninos del Ejército, son los que sufren las consecuencias de un conflicto armado del que poca o nula noción tienen.
Esas consecuencias normalmente son sacrificios, porque estar tanto tiempo en la maraña puede generar enfermedades y, muchas veces, detectar una mina antipersonal salva la vida de soldados o civiles, pero no la de ellos.
No solo como un reconocimiento a su labor, sino también por el derecho que tienen, el Ejército anunció que en seis regiones donde los perros cumplen una vital labor para la detección de explosivos, entre otras tareas, se tendrán ambulancias especializadas que serán centros veterinarios para la atención de estos soldados de cuatro patas.
Los recursos para estas ambulancias fueron donados por el empresario estadounidense, Howard Buffett, el mismo que en enero de este año destinó 46 millones de dólares para los campesinos que sustituyeron los cultivos de coca en el departamento de Norte de Santander (ver Paréntesis).
“Estas ambulancias están dotadas con las herramientas necesarias para que un médico veterinario desarrolle consultas, procedimientos quirúrgicos y toma de exámenes de laboratorio, entre otras labores. Estos centros veterinarios móviles disminuirán los riesgos de mortalidad de nuestros caninos que se encuentren en las zonas de operaciones militares”, explicó el Ejército.
Los beneficios que traerán estos vehículos llegarán, en un principio, a las unidades militares ubicadas en los departamentos de Santander, Antioquia, Valle del Cauca y Caquetá, zonas donde las hostilidades siguen muy activas.
Menos improvisación
Hasta la entrada en funcionamiento de estas ambulancias el Ejército había perdido, en los últimos tres años, a 10 caninos, mientras que otros cinco resultaron heridos.
Es por esa razón, tal cual lo explica el coronel José Antonio Pérez Gómez, jefe del Centro Nacional contra Artefactos Explosivos del Ejército, que ahora no se tendrán improvisaciones en la atención a los perros que sufran algún tipo de inconveniente en el área de operaciones militares.
“En las selvas, nuestros caninos no solo tienen el riesgo de activar un explosivo, también son propensos a que les dé una enfermedad, como por ejemplo la leishmaniasis. Ahora, una vez son atendidos por su propio guía y enfermeros de combate en la zona del hecho y son evacuados de allí, los estará esperando una de estas ambulancias con todas las herramientas que necesitarán”, explica el oficial.
La idea que tiene el Ejército es que estos centros veterinarios móviles tengan un constante desplazamiento por las zonas donde se concentran las operaciones contra los grupos armados ilegales.
El coronel López añade que, por ejemplo, la ambulancia que estará en Antioquia tendrá como base el batallón de Ingenieros Pedro Nel Ospina en Bello, “pero se desplazará a las unidades militares que hay en el Bajo Cauca, Norte, Urabá. El objetivo es estar más cerca de donde se encuentran los caninos con sus guías en las zonas donde se adelantan las operaciones”.
Agregan desde el Ejército que estos puntos de atención también servirán para las valoraciones de rutina requeridas por los caninos que se encuentran en las bases militares y que no necesariamente son utilizados en las zonas de la confrontación armada.
Iker recibió las ambulancias
En marzo del año pasado, EL COLOMBIANO publicó la historia de Iker, un pastor Belga de 4 años de edad que perdió una de sus patas al activar una mina antipersonal en zona rural del municipio de San Calixto, Norte de Santander.
El soldado profesional Diego Montenegro Benavides, recordó para este diario lo ocurrido ese 27 de enero de 2019 con su fiel amigo: “lo envié a revisar una zona y detectó un artefacto, infortunadamente cuando se sentó para dar la señal, lo activó. Fueron minutos eternos, de inmediato llegaron los enfermeros del pelotón para estabilizar a Iker. Él, en el desespero intentaba pararse, pero había perdido una de sus patas, nos tocó asegurar un cerro para que pudiera ser evacuado y gracias a Dios así fue y está vivo”.
Actualmente Iker se encuentra a la espera de poder recibir una prótesis que mejoraría su movilidad y que estará a cargo de una empresa colombiana dedicada a las soluciones quirúrgicas y de movilidad animal.
Este pastor belga es ahora una de los caninos insignia del Ejército y fue elegido para que, simbólicamente, según el Ejército, recibiera las ambulancias “a nombre de todos los héroes de cuatro patas, quienes serán los más beneficiados con este servicio, que revoluciona la atención ambulatoria en todo el país”.
Para esa institución, este tipo de acciones “reiteran su compromiso con la protección y cuidados de los caninos que integran y acompañan a las tropas en el desarrollo de la misión constitucional, siendo una pieza clave para el éxito operacional”.
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caninos víctimas han dejado las minas antipersonal en los últimos tres años: Ejército.