Hay polémica en la capital del país a raíz de la discordia que se ha trasladado a Bogotá por cuenta de los murales sobre La Escombrera y la lucha politiquera que hay alrededor de ellos.
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Mientras colectivos artísticos y aliados del Gobierno Petro abogan por los murales sobre desaparición forzada, partidarios de la oposición los borran.
Hay polémica en la capital del país a raíz de la discordia que se ha trasladado a Bogotá por cuenta de los murales sobre La Escombrera y la lucha politiquera que hay alrededor de ellos.
Cabe recordar que el pasado viernes 17 de enero, en la calle 45 con Carrera Séptima se plasmó un mural con el mensaje “Las cuchas tienen razón”.
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Si bien el mural surgió como una iniciativa propia de los colectivos de artistas y pintores de Medellín y Bogotá –con la que se buscaba brindar respaldo a las madres de la Comuna 13, que han perdido a sus hijos por cuenta de la desaparición forzada y otros crímenes del conflicto armado– en el espacio terminaron llegando varias figuras del Pacto Histórico y de los partidos y movimientos de izquierda del país que, a su modo, se apropiaron de la intervención, pese al pedido de las víctimas de que los dejen por fuera de los asuntos políticos.
La cuestión es que este domingo 19 de enero, el mural en la capital amaneció cubierto de pintura negra. Ante la pregunta de quien había hecho esto, saltó a la palestra pública un activista de derecha y militante del Centro Democrático identificado como Josías Fiesco
Fiesco se atribuyó el hecho de haber tapado con un grupo de simpatizantes el mural, al que calificó de “grafiti petrista” en la noche del pasado sábado 18 de enero.
Fiesco justificó la acción, pues según él, “Cuchas son las que crían los que atraviesan cables en el Portal Américas o pintan calaveras en las paredes. Madres son aquellas que con esfuerzo levantan a sus hijos y se enfrentan al peor gobierno de la historia”, levantando ampolla sobre el término usado para reivindicar las luchas de las madres.
Como era de esperarse, la reacción de Fiesco generó cientos de críticas así como el rechazo de los que hicieron el mural que han calificado el hecho como un intento de censura por parte de “grupos fascistas” y de acallamiento a la memoria y a las “víctimas de la operación Orion”.
Personajes afines al Gobierno de Gustavo Petro calificaron el hecho como un ataque certero por lo que exigieron a la Alcaldía de Bogotá medidas para proteger el polémico mural, del que ya se aseguró que volverá a ser repintado.
Al final de la tarde, se comentó por redes sociales que el mural ya había sido restaurado por parte de los colectivos artísticos de la capital que participaron en la elaboración del mismo inicialmente.