El alma del sacerdote Óscar Ortiz se debatía entre el cielo y el infierno. De un lado, era un líder comunitario, pacificador de vecindarios con el poder de la oración; por el otro, un violento pez gordo de la mafia, que patrocinaba la incursión de los paramilitares en Medellín.
En el nuevo capítulo de Revelaciones del Bajo Mundo, el pódcast de EL COLOMBIANO, El Inspector cuenta la historia de un diablo haciendo hostias, de un religioso al que algunos le atribuían milagros, mientras otros sufrían por su régimen del terror.
El padre Ortiz fue párroco del corregimiento San Antonio de Prado entre 1999 y 2010. De acuerdo con el expediente en su contra, también fungió como jefe político del bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas en esa zona, y luego de una facción residual conocida como “los Desmovilizados del Limonar”.