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divisiones tiene el Ejército nacional para cubrir todo el territorio colombiano.
Un giro de 180 grados en la brújula operacional del Ejército Nacional, es el que se prepara en los cuarteles militares para apuntarle a la nueva estrategia a aplicarse en los batallones, que desembocará en el nuevo rol de los soldados en el territorio.
Son siete líneas estratégicas comenzadas a diseñar desde hace poco más de cinco años por el ahora comandante del Ejército, general Alberto Mejía Ferrer, las cuales apuntan a unos soldados más preparados, no solo en el campo militar, sino también en otros, necesarios para la seguridad del país y la ciudadanía.
A estos siete aspectos desarrollados tuvo acceso EL COLOMBIANO, y pudo establecer que las directrices incluirán desde el trabajo en pro del medio ambiente, pasando por la seguridad ciudadana, hasta llegar a la cooperación internacional (ver gráfico).
Estos siete puntos fueron encauzados en lo que desde el Ministerio de Defensa denominan tres autopistas: Espada de Honor, campaña que le permite al Ejército luchar contra todo el sistema de las denominadas amenazas criminales; Transición hacia la paz, focalizada en el apoyo al desarme, la desmovilización y la reinserción de guerrilleros que dejen las armas; y la Transformación, con la creación del Comando de Transformación del Ejército, donde se diseña la estrategia del cambio al 2030.
El viceministro de Defensa, Aníbal Fernández de Soto, explicó a este diario que el Ejército nacional culminó su proceso de reingeniería de cara al llamado posconflicto.
“Hoy tenemos un Ejército que está en pie de guerra, que sigue luchando por conseguir la paz, pero al mismo tiempo tiene la capacidad para transformarse, no solo en modernización y recursos, sino que es una transformación basada en lo cultural, de la mente y soportada en la educación militar”, comenta el viceministro.
El trabajo bajo las 7 líneas
Bajo estas siete premisas, y aún con un giro en su tarea, los militares están capacitados y fortalecidos para seguir con el control territorial y para cumplir labores propias en la verificación de los acuerdos logrados en la mesa de conversaciones en Cuba.
Esta es la posición del general (r) Jaime Ruiz Barrera, presidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares, Acore. “Muchos creen que firmado el acuerdo se entra de inmediato a la paz y ya no habrá que tener tantas tropas y medios militares porque no se justifican. Esto es un terrible error. Hay que acordarse de que cuando se habla de paz, esta se logrará mucho tiempo después porque es un proceso de varios años, pero hay otras amenazas, como las bacrim y hay que combatirlas”, afirma Ruiz Barrera.
En el tema de la paz, añade el general (r) presidente de Acore, se hace necesaria una fuerza lista a verificar el cumplimiento de los guerrilleros de todo lo pactado en la mesa de negociaciones “y eso obliga a un cubrimiento total de lo que es la geografía, además fuera del frente interno tenemos graves problemas en el frente externo que atender”.
Con el anterior panorama, la analista política y especialista en conflicto armado, Marcela Prieto, considera que el nuevo rol de los soldados colombianos, basados en toda su experiencia, será mixto y combinará lo tradicional y las nuevas funciones en un país con un sistema democrático estable, como se pretende con los diálogos de paz.
“Pero Colombia no es un país que tenga esa naturaleza, porque no podemos desestimar la historia que tenemos, y gran parte de los que vamos a tener que asumir en el posconflicto tienen que ver con los rezagos de la guerra, y por otra parte las nuevas naturalezas de la guerra vinculadas con narcotráfico y crimen organizado en general”, dice.
En esa dirección, afirma la especialista, el Ejército colombiano deberá asumir un gran reto: aprovechar lo aprendido del conflicto armado interno, pues gran parte de las actividades ilícitas van a seguir y allí en los mismos sitios donde operaba, continuarán las actividades ilícitas.
“Esta es la razón por la cual el Ejército colombiano debe seguir colaborando con el resto de la Fuerza Pública y no enfocarse, como afirman muchos, en cuidar las zonas de fronteras”, asevera Prieto.
No cambiará en nada
El general (r) del Ejército, Juan Salcedo Lora, insiste en que las tropas seguirán desempeñando la misma tarea mientras existan grupos dispersos por la geografía del país. “La modernización de las fuerzas tiende al mejoramiento de los equipos, al reentrenamiento de las tropas y si hay soldados innecesarios, se hará un proceso de desacuartelamiento sin que se cause mayores traumatismos. Falta mucho para decir que nos quedaremos sin hacer nada”, agrega.
Desde el inicio de los diálogos, el presidente Juan Manuel Santos ha insistido en que el futuro de las Fuerzas Militares no se está negociando en la mesa de conversaciones. Sin embargo, dejó entrever que habría un cambio: un Ejército dedicado a mantener la paz en el territorio nacional.