El gobierno de Iván Duque ha insistido en que solo hablará con el Eln hasta cuando libere a los secuestrados y declare un cese el fuego unilateral permanente, pero ha permitido aproximaciones con los negociadores de paz de la guerrilla, tal como lo admitió públicamente este domingo Miguel Ceballos, alto comisionado para la Paz.
En total fueron 28 reuniones que se desarrollaron en Colombia y cuatro desplazamientos a La Habana (Cuba), que contaron con “los buenos oficios” de monseñor Luis Montemayor, representante del Papa en Colombia; del sacerdote Darío Echeverri, secretario de la Comisión de Conciliación Nacional; del jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, y de su director de Verificación, Raúl Rosende; y de Roberto Menéndez, jefe de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA, entre otros.
22 de los encuentros tuvieron lugar en la Nunciatura Apostólica, en Bogotá; seis en el Palacio de Nariño, con presencia del presidente Duque; y cuatro viajes a Cuba en los cuales los intermediarios conversaron extensamente con la delegación del Eln en la isla. Pero ninguno de ellos implicó un diálogo directo entre miembros del Eln y representantes del Gobierno Nacional.
Es de recordar que Pablo Beltrán, jefe de la delegación guerrillera, había dicho desde el 2019 en varios medios de comunicación que se realizaban reuniones exploratorias, asunto que había sido desmentido por Ceballos (la última vez fue el 06/04/21 en Semana: “No hemos autorizado a nadie para hablar con el Eln”).
Este domingo, el mismo Ceballos, luego de hacer un recuento de las aproximaciones, afirmó que “hasta la fecha el Eln no ha avanzado en las decisiones necesarias que hagan posible un espacio de diálogo, al negarse a cumplir las condiciones establecidas por el presidente Iván Duque”.
En respuesta Pablo Beltrán señaló, en una entrevista publicada por el canal ruso RT, que el afán de Ceballos es “mostrar unas medallas que no están en su pecho, porque los que han hecho el esfuerzo son ONU y el Vaticano. El Gobierno ha ido ahí un poco a regañadientes”.
Líneas rojas y dificultades
Cuando el presidente Duque dio por terminada la mesa de diálogos, justo cuando el Eln metió un carrobomba a la Escuela de Cadetes General Santander, el saldo de las conversaciones era “inaceptable”, según el mandatario quien enumeró que: más allá de los 22 muertos que dejó el atentado del 17 de enero de 2019, durante los 17 meses de negociaciones el Eln cometió 400 actos terroristas, más de 110 asesinatos y 10 secuestros.
Por eso el Ejecutivo ha trazado y se ha mantenido en una línea roja, relacionada con el secuestro y las hostilidades.
Y es que en 61 años de insurgencia, el Gobierno ha buscado en muchas ocasiones negociar con el Eln, pero siempre ha estado en medio la liberación de secuestrados, a lo que el Eln se niega.
En 1985, durante el Gobierno de Belisario Betancur, tres destacamentos del Eln fueron incluidos en el acuerdo de paz de La Uribe, en el que las partes se comprometían a un cese bilateral del fuego y la búsqueda de una salida política al conflicto, pero nunca pasaron de la etapa exploratoria.
En febrero de 1998, en el Gobierno de Ernesto Samper, se llevó a cabo el Acuerdo de Viana entre el Gobierno, la Comisión de Conciliación Nacional y el Eln, firmado en Madrid (España) con el objetivo de definir la mecánica de una Convención Nacional que propondría cambios en derechos humanos, justicia social y económica; democratización política, y el papel del Ejército en un país en paz. Para marzo el Eln decidió romper las negociaciones, había fallecido el “cura Pérez”, su principal cabecilla, y se creó un vacío de poder dentro que las hizo inviables.
En 2005, en la presidencia de Álvaro Uribe, mensajes fueron y vinieron entre el Gobierno y esa guerrilla, en los que el Ejecutivo exigía una tregua para empezar a negociar. Este acercamiento tampoco fructificó, el Eln no declaró el cese al fuego y Uribe no reconoció el conflicto armado.
En la administración de Juan Manuel Santos hubo avances. Juan Camilo Restrepo, quien fungió como jefe de la delegación oficial, recordó que se logró un cese el fuego bilateral por 101 días, en el cual “el Eln renunció al secuestro y a los atentados a la infraestructura, por un breve lapso, lo que muestra que es posible que la voluntad de paz de la insugencia permita cumplir con las líneas rojas del Gobierno”.
Aunque reconoció que “el Eln es un grupo tremendamente radical ideológicamente, poco pragmático e inflexible”, lo que ha dificultado las negociaciones independientemente del color del gobierno de turno.
Lo que no entiende Restrepo es por qué el alto comisionado para la Paz sale con es bitácora de reuniones, justo cuando hay bloqueos, de los cuales incluso el ejecutivo señala al Eln. En su opinión, esto no ayuda a nadie, no conduce a una mesa de diálogos y legitima el accionar criminal de la guerrilla, que debe “estar frotándose las manos”