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De incendiario a bombero: el paso a paso de cómo Petro azuzó las masas y luego intentó calmarlas

Un repaso a la cuenta del mandatario en la red social X deja ver cómo pasó de pedirle al pueblo “la máxima movilización popular” hasta llegar a decir que no ordenó la movilización que este jueves terminó en desmanes y puso en jaque la separación de poderes. Recuento.

  • El jefe de Estado sostuvo que detrás de los disturbios hubo infiltrados con “objetivos políticos”. FOTO: CORTESÍA/COLPRENSA
    El jefe de Estado sostuvo que detrás de los disturbios hubo infiltrados con “objetivos políticos”. FOTO: CORTESÍA/COLPRENSA
09 de febrero de 2024
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La de este jueves fue una jornada enrarecida y dramática que puso en jaque la separación de poderes en Colombia. La intentona de toma de la sede de la Corte Suprema de Justicia en Bogotá por parte de manifestantes convocados por el presidente Gustavo Petro prendió las alarmas y subió los decibeles de crispación, presión y violencia en el país.

Lo anterior en el marco del proceso para escoger al sucesor de Francisco Barbosa de una terna presentada por el primer mandatario. Justamente, la noticia de que la Corte no logró unanimidad y pospuso el proceso hasta el próximo 22 de febrero derivó en el acorralamiento y asedio de magistrados que llegaron a sentirse secuestrados en sus propias oficinas.

Hoy los ojos están puestos en el Jefe de Estado, quien ha venido denunciando una supuesta “ruptura institucional” y que ha criticado con vehemencia la gestión del saliente fiscal Francisco Barbosa, al tiempo que –respaldado por el Pacto Histórico–, cuestiona un eventual nombramiento en condición de encargo de la vicefiscal Martha Mancera.

Entérese: “Deje el activismo, suelte el Twitter”: Claudia López a Petro tras jornada de protestas y asedio a la Corte Suprema

A lo largo de la jornada del jueves, el Jefe de Estado jugó un papel destacado desde su tribuna favorita: la red social X (antes Twitter), desde donde convocó las marchas, luego trató de calmar las aguas y finalmente justificó la oleada de protestas. Una revisión a su actividad en esa red deja ver cómo pasó de un feroz incendiario que puso la chispa que desató el fuego hasta un ambiguo conciliador que trató de hacer las veces de bombero.

Para entender cronológicamente la génesis de las protestas basta remitirse al pasado viernes 2 de febrero, justo hace ocho días, cuando el Jefe de Estado cuestionó la suspensión de su canciller, Álvaro Leyva, denunció que irregularmente era investigado por la Fiscalía y reclamó por supuestas presiones y hasta torturas contra testigos “para que se acuse al presidente”.

Al reprochar el allanamiento en la sede de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) –gremio señalado de donar a la campaña Petro de forma supuestamente irregular–, Petro dijo que había mafias que tenían “el control de secciones enteras” de la Fiscalía y vaticinó que muchos de sus funcionarios terminarían enjuiciados por móviles políticos. Ante ello, solicitó “al pueblo la máxima movilización popular por la decencia”.

Posteriormente, a medida que el ambiente se iba crispando, el martes Petro se reunió con el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Gerson Chaverra, y su vicepresidente Octavio Tejeiro. Allí, al ratificar que no hay presión contra las cortes en la elección del fiscal, sostuvo que un “gobierno progresista no atacará la justicia, pero sí a la impunidad”.

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Sin embargo, al insistir en su diatriba, advirtió que “todo intento de golpe o violencia será respondido por la movilización popular general”. Además, le solicitó al magisterio reunido en Fecode “ayudarnos a organizar las coordinaciones de fuerzas populares”.

Finalmente llegó el Día D y, pese a que en medio estaba la visita del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a Colombia, desde muy temprano el mandatario azuzó a sus masas. En un trino sobre las 7:40 de la mañana defendió que “el magisterio y todo el movimiento laboral organizado tienen el derecho constitucional a la reunión y a la movilización pacífica, y no necesita de mi orden para ello”.

No obstante, fue más allá e insistió en que la ciudadanía debe “estar lista a una movilización generalizada si se produce una ruptura institucional que busque acabar el mandato popular”. En esa línea, negó que haya ordenado la movilización y aseguró que no hay presión alguna contra la Corte, pese a que varios de sus principales escuderos –como el representante David Racero–, desfiló en un plantón que en la mañana se hizo en la sede de la Fiscalía.

Con todo, sobre la 1:00 de la tarde comenzó a reportar que arrancaban las portestas y no vaciló en calificar una de ellas en Bucaramanga como “las marchas por la decencia” en Colombia. Incluso, dejó de lado la visita de Naciones Unidas, para destacar la marcha “por la decencia” en Medellín.

Sobre las 3:00 de la tarde, cuando decenas de personas se agolparon en la salida vehicular del Palacio Alfonso Reyes Echandía e intentaron entrar a la fuerza, Petro arreció y sostuvo que quien “ataca la justicia es la extrema derecha que teme una fiscal decente”. Sin embargo, intentó calmar las aguas al pedirle a la Policía “actuar” contra quienes impedían la libre movilidad de los magistrados.

Minutos después, de forma mucho más pausada, el mandatario solicitó “no producir un enfrentamiento entre justicia y ciudadanía”. Solo hasta ese momento ratificó que la Corte Suprema “tiene el derecho y el deber de elegir fiscal libremente”, pero insistió en que “la ciudadanía tiene el derecho de manifestarse. Este es un país de derechos y libertades”.

“La protesta del pueblo no es contra la justicia sino contra la mafia que se toma la justicia. La mayoría de la ciudadanía colombiana está por un país de la decencia”, explicó el Jefe de Estado.

Luego, sobre las 4:18 de la tarde, a medida que crecían los llamados desde diferentes sectores, gremios y personalidades en respeto por la autonomía de la Corte, Gustavo Petro justificó que “la ciudadanía tiene todo el derecho de organizarse democrática y pacíficamente”. Nuevamente insistió en que sectores asociados al narcotráfico y la corrupción buscaban sabotear “el mandato que el pueblo otorgó por voto popular”.

Mientras crecía el revuelo y la controversia por los efectos colaterales de una movilización manchada por la violencia y el vandalismo, Petro recurrió a otra táctica: se aventuró a decir que detrás de los desmanes había infiltrados “con objetivos políticos”.

Inclusive, pese a que la zozobra y el miedo crecía dentro del Palacio de Justicia ante una muchedumbre cada vez más agresiva y violenta, el mandatario tuvo tiempo para responderle a la procuradora Margarita Cabello, quien pedía a la Fuerza Pública “actuar de manera contundente” para garantizar la vida de los funcionarios judiciales, pero también de la institucionalidad.

“Las ordenes a la Policía las da el presidente de la República así que le solicito a la procuradora mesura. No abuse de sus funciones”, contestó con un dejo de soberbia el mandatario. En respuesta, Cabello aseguró este viernes que el Ministerio Público es “el órgano encargado de vigilar la omisión o la acción de las autoridades públicas y dentro de esas, la del general (William Salamanca) y de toda la Policía”.

Alrededor de las 5:00 de la tarde, ante un comunicado en el que el presidente de la Corte alertaba que la “democracia estaba en vilo” y denunciaba el “bloqueo violento e ilegal”, Petro hizo las veces de bombero, e incluso, sostuvo que le correspondía “apagar a quienes quieren prender incendios”. Por ello, declaró que no había ataque contra los magistrados. “El tiempo que corresponde ahora es a la tranquila organización popular en todo el territorio del país. No hay más petición de los manifestantes que decencia”.

Luego, tras una feroz y agresiva intervención del Esmad de la Policía, se retomó el control de la zona –lo que permitió la evacuación de los magistrados–. El mandatario sacó pecho y dijo que gracias a sus órdenes se garantizó la libre movilidad: “Nadie la obstaculiza en este momento”. Posteriormente, criticó a medios que informaban de lo sucedido y reclamó que “lo legítimo es expresarse por la decencia, lo ilegítimo es silenciarse”.

Al finalizar la tarde, el Jefe de Estado arreció y una vez más subió al tono al responderle al expresidente César Gaviria, quien lo acusó de saltarse el Estado social de derecho e incurrir en supuestos actos criminales. En respuesta, Petro declaró que “no es inconstitucional que la gente se manifieste para diluir un golpe contra el presidente que eligieron legítimamente. Lo inconstitucional es entregar las instituciones del estado a la mafia”.

Al filo de la noche, Petro divulgó una fotografía durante un consejo de seguridad para analizar lo ocurrido durante las protestas. Destacó que se presentaron 71 manifestaciones y concentraciones en el país, “todas pacíficas, excepto dos breves momentos de gases en Medellín y Bogotá. Ningún herido”. Adicionalmente, le pidió a la ciudadanía no afectar “de ninguna manera” las instituciones, al tiempo que al fin insistió en que “el Gobierno garantiza la independencia de poderes en el país y la libertad de sus decisiones”.

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