Los carteles internacionales de la droga están tratando de implementar cultivos de coca en sus países, lo que les permitiría incrementar sus riquezas al reducir costos de producción, y al mismo tiempo evadir el monopolio que han impuesto los narcos colombianos desde los años 70.
Por el momento se conocen sembradíos en México, Venezuela y Ecuador, tres naciones altamente relacionadas con la exportación y distribución global del alcaloide.
El último hallazgo fue reportado por la Agencia Antidrogas de EE.UU. (DEA) en el país azteca. En su Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2024, un documento realizado por su Programa de Inteligencia, la entidad expresó que los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación están experimentando con cosechas por fuera de Colombia, Perú y Bolivia, los países andinos que producen – hasta ahora – el 100% de la coca para el mercado mundial, y en los que esas organizaciones tienen importantes inversiones.
“Los carteles mexicanos, especialmente el de Jalisco, buscan cultivar coca y producir su propia cocaína de principio a fin, lo que, si tiene éxito, les daría ganancias mucho mayores que tener que comprar cocaína a los traficantes sudamericanos”, relata el informe publicado este mes.
Según la DEA, los mexicanos están haciendo estos experimentos en su propio suelo, con asesoría de campesinos y productores colombianos, para implantar semillas, recoger la coca y transformarla en clorhidrato de cocaína, “pero en muy pequeña escala y con mucha menor pureza”.
Un estudio forense de la agencia determinó que la variedad de la hoja de coca mexicana “produce significativamente menos cocaína potencial por cultivo que las variedades de hoja cultivadas en América del Sur”.
En Colombia, según los monitoreos anuales de la ONU, los productores han especializado tanto sus métodos, que en 2018 producían 6,5 kilos de cocaína por cada hectárea de coca, y ahora incrementaron ese rendimiento a 7,9 por hectárea, por tomar apenas un ejemplo reciente.
“Anteriormente se pensaba que era improbable debido a las diferencias en el suelo, el clima y la elevación, además de la falta de experiencia de los carteles mexicanos. Sin embargo, es evidente que se están logrando avances en el cultivo de coca y producción de cocaína en México”, advirtieron los estadounidenses.
Los primeros experimentos datan de 2014, de acuerdo con informes de la prensa mexicana. En ese entonces el Ejército encontró tres sembradíos, que sumaban menos de una hectárea. Pero en 2023 ya fueron 96 los hallados, equivalentes a 20 hectáreas, lo que refleja un intento por expandir la producción a niveles industriales, y fue allí cuando esta dinámica entró al radar de la DEA.
Esos sembradíos se encontraron en los estados de Guerrero, Michoacán y Chiapas.
Expansión a países vecinos
En mayo de 2022, mediante una investigación titulada “La revolución de la cocaína en Venezuela”, la fundación Insight Crime denunció que en el país vecino había cultivos de tamaño industrial en los estados de Zulia y Apure.
La fundación especializada en el estudio de las dinámicas del crimen organizado, concluyó que la siembra era impulsada por guerrilleros del ELN y de las disidencias de las Farc que cruzaron la frontera, con el auspicio de funcionarios corruptos del régimen de Nicolás Maduro.