A Kenia el olfato no le fallaba nunca, y donde Kenia ponía su nariz puntiaguda y negra, allí estaba la droga. Tenía cinco años y el olfato propio de los sabuesos entrenados para detectar los cargamentos de coca camuflados por los narcotraficantes.
Bajo su señal de perro policía (sentarse si era positivo el hallazgo), cayeron grandes cargamentos, por esto Kenia, una pastor belga mallinois (la misma raza del perro Wilson que ayudó a rescatar a los niños en las selvas del Guaviare), se convirtió en una amenaza para los carteles de las drogas que en un tiempo la sentenciaron a muerte, pero que hace 15 días, tras una inspección a un cargamento, falleció.
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“Con honores despedimos a Kenia, perrita que ofrendó su vida luchando contra el narcotráfico durante la inspección a una mercancía, la cual estaba contaminada con clorhidrato de cocaína y otras sustancias de alta toxicidad, las cuales habrían ocasionado su deceso”, dijo la Policía Antinarcóticos.
El caso se registró cuando el animal y su guía, el patrullero Alejandro Gutiérrez Ramírez, hacían una inspección de rutina en el puerto. La sabuesa olfateó estupefacientes en un cargamento de torta de palmiste, un producto orgánico derivado de la almendra de palma, el cual se utiliza como insumo para fabricar concentrado de animales.
“Una vez terminada su jornada se desplazó a las instalaciones de la Compañía Antinarcóticos de Control Portuario de Santa Marta, donde presentó síntomas que evidenciaban una afectación a su salud; se le brindó asistencia médica, pero lastimosamente se daría su deceso”, informó la Policía.
Las autoridades tratan de establecer si las sustancias que envenenaron a Kenia fueron puestas en el cargamento por los narcotraficantes para eliminar esta amenaza policía que no los dejaba exportar la droga desde el país a los mercados extranjeros.
Kenia no es la única perra antinarcóticos que ha padecido las acciones de los narcos. Killer, un perro labrador de la Sexta Brigada del Ejército, que se ha convertido en el terror de los narcotraficantes, fue amenazado por ellos y le tuvieron que asignar una escolta durante las 24 horas del día para evitar que atenten contra su vida.