Doña Elvia Monroy estalla en llanto y, por momentos, su tristeza se convierte en rabia e indignación. Su drama comenzó a finales de noviembre pasado, cuando su hijo –Rubén Darío Fernández Monroy, de apenas 25 años– fue uno de los jóvenes que resultó intoxicado durante la Asamblea Nacional de Juventudes, un evento organizado por el Ministerio de la Igualdad en Ibagué (Tolima).
Sin embargo, pasado poco más de un mes, Rubén falleció en la madrugada de este 2 de enero en la Clínica La Samaritana de Bogotá. “A mala hora mi hijo fue por allá”, lamenta hoy doña Elvia, quien sigue a la espera de explicaciones y clama justicia por lo ocurrido.
El joven, oriundo del municipio de Villapinzón (Cundinamarca), era un destacado líder juvenil de la región e intervino como delegado en la Asamblea realizada entre el 22 y 24 de noviembre pasados.
Sin embargo, al igual que decenas de jóvenes, Rubén resultó intoxicado por cuenta de alimentos que presuntamente fueron suministrados durante el evento y que habrían ocasionado el deterioro de su salud. “Mi niño me contó que la comida era con mucho pollo. 70 % de los que comieron –porque no todos lo hicieron– resultaron afectados: tuvieron vómito, diarrea, dolor de cabeza, fiebre y no coordinaban al hablar”, reclama doña Elvia en diálogo con este diario.
Si bien las causas del fallecimiento aún son materia de investigación, para la familia Fernández Monroy lo ocurrido durante ese evento –del que se ausentó el presidente Gustavo Petro, pero que contó con la participación de la vicepresidenta y ministra de la Igualdad, Francia Márquez–, fue el inicio del deterioro de la salud de Rubén, quien sufrió complicaciones por cuenta de una aparente infección intestinal.
“Hay mucha gente enferma aún. A mi hijo le dio eso, luego le pasó, pero siguió con diarrea y otros síntomas leves que se fueron agravando”, agrega doña Elvia, quien también alerta por fallas en la atención de su hijo durante varios centros médicos de las poblaciones de Villapinzón, Chocontá y Soacha. “A él lo transfirieron de extremo a extremo, de Chocontá (ubicado en el extremo norte de Bogotá) hasta la Clínica Avidanti, en Soacha (en el extremo sur de la capital). Fue un paseo de la muerte”, agregó.
Por ello, sumado a las dificultades durante el evento del Ministerio, la familia Fernández Monroy pide hoy con vehemencia que se indague la negligencia médica y presuntas fallas en la atención de Rubén.
“Debieron remitirlo en el momento indicado. Si la Clínica Avidanti no tenía los medios debió remitirlo antes. Él salió muy mal, cuando ya era muy tarde (...) él era un convencido de que había que ayudar a los jóvenes, que eran el futuro del país”, agrega doña Elvia.
Conocido el caso, el Ministerio de la Igualdad –que cuenta con un Viceministerio de las Juventudes– se limitó a divulgar un comunicado en el que lamentó el fallecimiento del delegado de juventud de Cundinamarca y destacó su compromiso y dedicación con las juventudes rurales.
“Rubén Darío se destacó por su incansable labor en pro de las juventudes, trabajó con determinación por sus derechos, el fortalecimiento de la participación juvenil y la construcción de una sociedad más equitativa. Sus aportes durante la reciente Asamblea Nacional de Juventud fueron invaluables”, resaltó el despacho de la ministra Francia Márquez.
Sin referirse a las dificultades frente al suministro de alimentos y la organización del evento –en el que se denunciaron también irregularidades frente al transporte y el hospedaje–, el Ministerio solicitó “a las entidades competentes” investigar los hechos que permitan esclarecer la causa de la muerte del joven.
Este diario indagó con fuentes en el Ministerio de la Igualdad que, bajo la condición del anonimato, reconocieron que hubo líos en materia logística en la Asamblea, pero precisaron que fueron 30 y no 300 los jóvenes que resultaron intoxicados. “Solo dos requirieron hospitalización”, explicaron desde la entidad, señalando que el operador encargado del evento está bajo escrutinio y se investigan eventuales responsabilidades.
En su momento, previo a la Asamblea de Juventudes, el propio Ministerio divulgó un comunicado en el que confirmó que había dispuesto buses “para el traslado de jóvenes desde las ciudades capitales hacia Ibagué”.
Además, el organismo aseguró que ofrecería “condiciones óptimas” de alojamiento en espacios cómodos, sumado a la alimentación completa durante los días del evento. “Estas garantías buscan ofrecer un entorno adecuado para el desarrollo pleno de las actividades programadas”, dijo en su momento la entidad.
(Consulte aquí el comunicado)
No obstante, el líder juvenil Jampier Meneses cuestionó “las pésimas condiciones” de la alimentación, al tiempo que elevó un llamado a la vicepresidenta Francia Márquez, y al viceministro Pablo Mateo Zabala: “Alguien debe responder por esta situación, tiene alguien que asumir esto. No es posible que con los recursos de los colombianos se contraten proveedores que le entreguen alimentos a los jóvenes en pésimo estado”.
“¿Cómo es posible? Exijo respuestas”, alegó por su parte Juan Bernardo López, Consejero Nacional de Juventud por Barranquilla.
Esta no es la primera vez que se registran dificultades en la organización de eventos para jóvenes –incluso con intoxicados– durante el Gobierno de Gustavo Petro. Hace dos años, en diciembre de 2022, alrededor de 15 jóvenes reportaron afectaciones de salud por cuenta de alimentos en presunto mal estado durante el Encuentro Nacional de Juventud “Jaime Garzón” en Medellín.
El encuentro, para el que la Presidencia de la República destinó $1.597 millones, fue contratado con el operador Plaza Mayor de Medellín y se realizó entre el 14 y 18 de diciembre de ese año.