Una policía afrocolombiana pudo, por primera vez en la historia de la Fuerza Pública, mostrar su cabello afro suelta y sin alisar en una ceremonia oficial, algo hasta ahora prohibido por “mala presentación personal” en el reglamento de la Policía Nacional.
Este fue el caso de la mayor Marta Liliana Chaverra, edecana de la Vicepresidencia, quien es la primera afrodescendiente que portó el uniforme oficial y lució el cabello al natural en su ceremonia de ascenso, para reivindicar sus raíces culturales y que ninguna mujer tenga que volver a poner en riesgo su salud con productos que alisen el pelo.
Uno de los obstáculos que enfrentaban las afrocolombianas y mujeres de pelo crespo integrantes de las fuerzas de seguridad estatales era el uso del sombrero policial o quepis, en la medida en que para poder llevarlo debían alisar su cabello con cremas alisadoras que provocaban quemaduras en el cuero cabelludo.
A Chaverra, estos alisadores –que contienen productos como soda cáustica o formol– le provocaron quemaduras de segundo grado en la piel de la cabeza, las orejas y los bordes del rostro, además de dañar sus hebras capilares.
“Es un sentir que tuve desde hace 14 años, al ingresar a la Escuela de Cadetes General Santander, cuando, a escondidas, luego de que nos pasaran a lo que policialmente llaman recogida, tenía que elegir entre descansar o asumir el riesgo de ser sorprendida por mis superiores aplicándome ‘alizer’ en mi cabello, porque ya no había gel o cremas para laciarlo”, relata la mayor, en un comunicado difundido esta semana por la Vicepresidencia de la República.
Más allá de los perjuicios para la salud, esta doctrina institucional incide en la propia identidad cultural de las mujeres que tienen que renunciar a su estética cultural “por el simple hecho de que el cabello afro es considerado poco profesional, muy informal, sucio y desaliñado”, detalló el comunicado.
En consecuencia, Chaverra, oriunda de Chocó, impulsó una propuesta, apoyada por Márquez, en la que exigía a la Policía que se contemplasen alternativas inclusivas en el uniforme como “afrogorras” o “turbantes policiales”, que tengan en cuenta la diversidad étnica del país y cobije a más uniformadas.
Aunque reconoce que en algunos momentos sintió temor, la mayor Chaverra insiste en que su “compromiso como oficial afro en busca del reconocimiento de la identidad cultural como expresión simbólica de la inclusión”.