La comunidad indígena kogui se encuentra de luto tras la confirmación del asesinato de Daniel Nolavita, un joven líder de 22 años, quien fue secuestrado el 3 de septiembre en su vivienda, ubicada en la vereda Cherua, en Ciénaga, Magdalena.
Nolavita, conocido por su compromiso en la defensa de los derechos de su comunidad, fue capturado junto a su esposa mientras él se dedicaba a cultivar plátano, una actividad que simboliza no solo su sustento, sino también su conexión con la tierra que han habitado sus antepasados.
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La denuncia del secuestro fue realizada por la Plataforma de Defensores de Derechos Humanos de la Sierra Nevada. La organización instó a los grupos armados presentes en la región a respetar la vida y los derechos humanos de Nolavita, pero estes negaron tenerlo secuestrado.
Con este ya son 140 líderes sociales asesinados en el país durante el año. Siendo el departamento del Cauca el que registra mayor número de víctimas con 23 en lo que va en el año, seguido de Antioquia con 20.
La urgencia del llamado resonó incluso en organismos internacionales como la ONU, que pidió la liberación inmediata del joven y el respeto a su integridad física. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por su rescate, la comunidad finalmente encontró su cuerpo, lo que desató un profundo dolor y rabia entre los koguis y sus aliados.
Esta cifra escalofriante de 140 líderes asesinados refleja una crisis sistemática de violencia contra los defensores de derechos humanos. La comunidad indígena, que ha sido históricamente vulnerable, ahora enfrenta un panorama cada vez más amenazante, donde las luchas por la tierra y los recursos naturales se traducen en ataques letales.
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La región donde ocurrió el crimen no es ajena a la violencia. Grupos armados como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada, el Ejército Gaitanista de Colombia y el Clan del Golfo operan en el área. Tras el secuestro de Nolavita, estos grupos se desmarcaron de cualquier responsabilidad, lo que subraya la impunidad que rodea estos actos criminales.
La comunidad kogui y diversas organizaciones sociales exigen justicia y protección para los líderes sociales, quienes arriesgan sus vidas en la lucha por los derechos de sus pueblos.
En un contexto donde la violencia parece normalizarse, es esencial que se tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad de quienes defienden la vida, la tierra y los derechos humanos en Colombia.