La actual directora del Departamento de Prosperidad Social expuso ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos su caso personal que involucra al exembajador Armando Benedetti.
Mientras en Colombia se cocinaba el regreso de Laura Sarabia al gobierno del presidente Gustavo Petro en el Departamento de Prosperidad Social, ella desde Washington denuncia la violencia política a la que se vio sometida en el país y salió a relucir un nombre: Armando Benedetti, exembajador de Colombia en Venezuela.
Así lo confirmó ella misma a través de su cuenta X, en la que publicó un comunicado para explicar su visita a suelo estadounidense justo después de que la Fiscalía le abriera una indagación.
“Como mujer latinoamericana, fui recibida por el pleno de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en cumplimiento de su mandato de monitoreo, para abordar el tema de violencia política contra la mujer, de interés personal por experiencia propia y de interés en la agenda nacional y regional sobre equidad de género”, escribió en el comunicado fechado el 22 de agosto en Washington.
Resulta que tanto Sarabia como Benedetti están vinculados a investigaciones a raíz del escándalo por el polígrafo irregular a Marelbys Meza, exempleada de Sarabia, las chuzadas ilegales a Meza y su círculo cercano, y la presunta financiación irregular a la campaña presidencial a la que se refiere Benedetti en unos audios filtrados. Precisamente, en esas grabaciones es donde se le escucha al exembajador insultar en repetidas ocasiones a Laura Sarabia, por eso, ella viaja a una visita más bien de índole personal para exponer su caso ante la CIDH.
Ese día, se conoció que Sarabia estaba reunida con Luis Almagro, secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA); también con Tania Reneaum, secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otros miembros de la organización. La reunión se dio justo cuando se preparaba el anuncio de su cargo en la dirección del Departamento de Prosperidad Social y días antes de que la Fiscalía anunciara una indagación contra Sarabia por el presunto uso irregular del polígrafo.
A eso también respondió Laura desde Washington y aseguró que estaba dispuesta a defenderse. “No temo a la búsqueda de la verdad en una recta administración de justicia que respete mis derechos y garantías procesales”, explicó. Sin embargo, las investigaciones en su contra ahora pasaron a manos de la Corte Suprema, puesto que luego de su posesión en el DPS, Sarabia obtuvo fuero y ya no estará el proceso en la Corte.
Por otro lado, la CIDH al parecer estaría interesada en ponerle la lupa al caso de violencia política contra la mujer denunciado por Sarabia. Según El Espectador, a Laura le habrían enviado un correo firmado con Tania Reneaum para darle luz verde al caso, ese aval también vendría de parte de Julissa Mantilla, comisionada ante la CIDH.
El episodio al que hacen referencia tiene su origen en el escándalo conocido como “Niñera gate” que dejó a Sarabia y Benedetti por fuera de la Casa de Nariño. Para ese momento, se filtraron audios en los que se escucha al ex embajador insultando a Sarabia, pero habría otra arista en el tema y es que, según ese diario, Laura denunció que en su relación laboral existía un maltrato desde antes.
Lo que al parecer logró establecer El Espectador es que desde que Laura asumió como jefe de gabinete, en agosto del 2022, ella estuvo expuesta a ataques, insultos y amenazas por parte del exdiplomático Benedetti. En ese contexto, lo que habría denunciado Sarabia es que por su condición de mujer joven con un alto grado de poder, Benedetti tenía con ella un trato desobligante, misógino y grosero. Además, señaló que el político infantilizaba sus acciones y labores como jefe de gabinete al ordenarle que le informara de todas las decisiones.
Precisamente, según las fuentes consultadas por El Espectador, Sarabia habría denunciado ante la CIDH que esa actitud de Benedetti no era nueva, sino que más bien respondía a unos patrones de comportamiento que replicaban las narrativas y estereotipos de género. Además, apuntó que fue él quien filtró los audios en los que se escuchan los insultos. Y como si fuera poco, Sarabia también denunció que por parte de Benedetti hubo amenazas, chantajes y comentarios con referencias sexuales para denigrarla como mujer.
Su denuncia quedó fijada en un documento que ahora estaría en manos de la CIDH. En ese papel, Laura expuso su caso personal entre agosto de 2022 y junio de 2023 y aclaró que se afectó su honra, buen nombre y reputación profesional. Además, señaló que la Fiscalía no ha querido emprender acciones por violencia contra la mujer, sino que se ha enfocado en otras líneas del escándalo. Pero ahora todo apunta a que el caso de Sarabia ante la Corte Suprema estará vigilado por la CIDH.
Según El Espectador, Sarabia pidió que protegiera sus derechos y que su caso quedara incluido en los informes para analizar la situación de derechos de las mujeres en el ejercicio político en Colombia.
Al respecto, la CIDH le comunicó que “la comisionada Mantilla, copiada en este correo, desea transmitirle que el tema que nos ha traído a la conversación será objeto del trabajo de monitoreo de la Secretaría Ejecutiva”, dice el comunicado señalado por El Espectador.
