Despojado de su uniforme camuflado y su pistola, y borrando de un tajo su paso por una guerra en la que estuvo inmerso por cuarenta años, Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, bien podría pasar como un campesino; pero haberse enlistado en las filas de las Farc, pasar luego por las del EPL y de allí saltar a los paramilitares, desdibujan la cara de bonachón de este hombre nacido en Necoclí, Antioquia, el 15 de septiembre de 1971, quien años después se convirtió en el narcotraficante más buscado durante los gobiernos de Juan Manuel Santos y el presidente Iván Duque.
A “Otoniel” la guerra lo sorprendió en Nuevo Antioquia, zona rural de Turbo en la que el frente 5 de las Farc, bajo el mando de alias Jacobo Arenas y Efraín Guzmán, impusieron normas y obligaron a los campesinos a someterse. Allí vivía con sus dos padres y sus ocho hermanos, y en la escuela de esta localidad estudió hasta cuarto de primaria.
“Éramos campesinos. Entre los nueve hijos, yo ocupo el lugar séptimo. Yo fui criado en medio de la guerrilla de las Farc”, ha dicho Otoniel en la JEP y la Comisión de la Verdad.
En 1987 ingresó a las Farc. Su hermano mayor fue reclutado y él siguió ese camino. En las filas farianas hizo sus cursos como miliciano, hasta que el EPL llegó a esta región. “Me retiré de las Farc y me fui para el EPL por la zona de Turbo, Apartadó, Tulapas, Alto Mulatos, Pueblo Bello, Nueva Antioquia y límites con Córdoba”, cuenta.
Con tres años de guerra, “Otoniel” se desmovilizó el 7 de marzo de 1991. Sin embargo, una lucha con su antiguo grupo guerrillero lo llevó a pedir apoyo a las Farc y más adelante, cuando los lazos de “hermandad guerrillera” se rompieron, se refugió en las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, ACCU, dirigidas por Carlos Castaño, quienes empezaron a llegar a Urabá con la intención de sacar “todo lo que oliera a guerrilla”.
“Después de esa desmovilización mucha gente salió del EPL para las Auc, ahí fue donde creció la casa Castaño”, recuerda.
Entre 1996 y el 2005, bajo el mando de Castaño hizo parte del Bloque Centauros y participó en las masacres de Mapiripán en el Meta, y San José de Apartadó, en Antioquia. En 2005 atendió al llamado a la desmovilización y, por segunda vez, dejó los fusiles, pero no la guerra.
Nuevamente en las armas, “Otoniel” se enfiló en una estructura llamada Héroes de Castaño, fundada por alias “don Mario”, organización ilegal que con el paso del tiempo se llamó Urabeños, luego AGC, y fue bautizada por las autoridades colombianas como Clan del Golfo.
De ese grupo hizo parte su hermano Giovanni Úsuga, quien tras la captura de “don Mario” en 2009, asumió el liderazgo hasta que en una operación conjunta de Fuerzas Especiales de Policía y Ejército fue abatido en una finca de Acandí, en enero de 2012.
Desde ahí alias “Otoniel” asumió el liderazgo de las AGC y lo estuvo hasta el 25 de octubre de 2021, cuando, según él y sus abogados defensores, no hubo captura sino una entrega, aunque el gobierno señala que cayó en una operación de la Fuerza Pública.
“Yo llegué voluntariamente a la tropa donde estaba el Ejército. No fue captura, cogido así quieto. Porque si no, en esa región lo cogen a uno así y lo matan ahí mismo”, expresó.