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La Mojana ora por un dique que frene al río

Mientras el Gobierno interviene dos puntos críticos, en varios tramos temen que el cauce se desborde.

  • Este es Care Gato, en San Jacinto, donde se adelanta la intervención. Se ve el dique carreteable y cómo la superficie del río (derecha) es más alta que el suelo del pueblo (izq.). FOTO cortesía ungrd
    Este es Care Gato, en San Jacinto, donde se adelanta la intervención. Se ve el dique carreteable y cómo la superficie del río (derecha) es más alta que el suelo del pueblo (izq.). FOTO cortesía ungrd
La Mojana ora por un dique que frene al río
26 de abril de 2021
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Cada vez que los relámpagos iluminan el cielo y las nubes bombardean los techos de las casas, los habitantes de La Mojana rezan para que el río Cauca no se desborde otra vez.

En su recuerdo está viva la tragedia ambiental de 2010 y 2011, cuando un aguacero que parecía interminable y el cauce endemoniado vencieron los diques de protección, y arrasaron con 316.641 hectáreas, destruyendo a su paso 9.395 viviendas, 180 colegios y 19 centros de salud. Según el Fondo de Adaptación del Gobierno Nacional, hubo 180.569 damnificados.

Las memorias regresaron en la presente temporada de lluvias, cuando de nuevo el Cauca causó estragos. En un sector del municipio de San Jacinto del Cauca (Bolívar), conocido como Care Gato, el agua barrió con tres espolones y se comió un pedazo del dique, que de sus ocho metros de ancho perdió la mitad.

La situación puso a temblar a la gente, y a los funcionarios a revisar qué otros puntos vulnerables tiene la barrera. Catalina Ochoa, directora de CorpoAyapel, señaló que “en Nechí hay unos terraplenes que contienen el río Cauca y están a punto de romperse. Este desbordamiento causaría un gravísimo problema en los municipios de La Mojana y la ciénaga de Ayapel se vería en inminente peligro de inundación. De romperse, en dos días estaría la región inundada”.

Hermanados por el riesgo

La subregión de La Mojana está conformada por 11 municipios de cuatro departamentos: Nechí (Antioquia) y Ayapel (Córdoba); San Jacinto del Cauca, Magangué y Achí (Bolívar); y Guaranda, Majagual, San Marcos, Sucre, San Benito Abad y Caimito (Sucre). Entre todos, suman cerca de 406.000 habitantes.

Consta de 1’100.000 hectáreas de extensión, de las cuales el 37 % son humedales, y está irrigada por los ríos San Jorge, Cauca y Magdalena, con sus respectivos afluentes. Entre sus riquezas naturales está la ciénaga de Ayapel, que en 2018 fue reconocida como “territorio Ramsar” por la Presidencia de la República y la Convención de Humedales de la Unesco, que selecciona a los ecosistemas de este tipo con mayor importancia estratégica para el planeta.

Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, la ciénaga de 17 k.m. de largo “cuenta con 368 especies, de las cuales 276 son aves (el 15 % del estimado nacional), 52 son peces, 16 anfibios y 24 reptiles, así como vegetación imprescindible para el desarrollo de la vida animal”.

Toda esta naturaleza, incluyendo a las personas, vive con un inminente peligro, que así como les genera vida, también les podría traer la desgracia: el Cauca.

El arquitecto Jairo Llano, quien fue secretario de Planeación de Ayapel de 2012 a 2018, explicó que este es uno de los ríos más caudalosos de Colombia, pues transporta 1.700 metros cúbicos de agua por segundo.

En su recorrido, bordea la serranía de Ayapel y atraviesa Nechí, donde se une con el río Nechí, que moviliza 1.200 m3/seg. “Esa unión de los dos caudales genera un volumen de agua muy grande”, prosiguió Llano.

Geográficamente, La Mojana está ubicada en la depresión momposina, por lo que los pueblos están en un nivel más bajo que la superficie del río, haciendo que, ante un desbordamiento, se inunden con facilidad. Por ejemplo, cuando el Cauca pasa por Ayapel, está a 30 metros sobre el nivel del mar, mientras que el casco urbano de este municipio está a 20 metros.

A estas dos condiciones – vasto caudal y topografía desfavorable – se suman el cambio climático y la mano del hombre, para agravar el panorama.

“En las orillas del Cauca hay mucha deforestación y minería ilegal, actividades que depositan una gran cantidad de sedimentos en el fondo del río, y esto hace que aumente el nivel del agua. Como esas acciones no se detienen, el dique que uno construya hoy, no será suficiente en dos años”, dijo Llano.

Adicionalmente, las zonas de retiro del agua, que son necesarias en las riberas en tiempo de lluvia, han sido invadidas por la agricultura y la ganadería extensiva.

Puntos críticos

Lo que protege a la población de La Mojana en este momento es un dique carreteable de 18 k.m., que sirve para contener el cauce y a la vez como carretera destapada entre el Bajo Cauca antioqueño y Bolívar. Según Llano, en 2002 el Gobierno Nacional elevó su altura, lo que, sumado a la contención del caudal que hace la represa de Hidroituango aguas arriba, “es lo que nos está salvando”.

No obstante, en varios de sus tramos hay unos puntos críticos que, con la presente temporada de lluvias, están mostrando deficiencias.

José Meléndez es el secretario de Gobierno de Ayapel desde 2016 y conoce bien estos puntos. Siguiendo el recorrido del Cauca, contó que el primero está en el sector Santillana, de Caucasia, donde nace Caño Barro, un afluente que desemboca en la ciénaga, al frente de la iglesia San Jerónimo de Ayapel, en pleno casco urbano.

Después siguen los sitios críticos de Nechí: el corregimiento Colorado, La Marranera, Los Bermúdez, La Base y Santa Anita. En este último, “se rompió el dique en 2010 y duró cuatro años botando agua hacia Ayapel. Devastó toda la vegetación baja de los corregimientos Alfonso López, Totumo, Sincelejito, Nariño, Cecilia y Puerto Nuevo Popales. Eso antes estaba lleno de túneles verdes, usted miraba para el cielo y solo veía árboles. No hay plata suficiente para recuperar toda la fauna y la flora que se perdió ahí”, detalló Meléndez.

El trayecto continúa hacia el corregimiento Bermúdez, de San Jacinto, donde está Care Gato; y luego al corregimiento Puerto Venecia, en Achí. En estos tramos nacen los caños Muñoz y San Matías, que también conducen agua hacia Ayapel.

La mayoría de estos puntos están sobre la margen izquierda del río Cauca, que es la que sufre mayores procesos de erosión.

Paños de agua tibia

A finales de marzo de 2021 comenzó una intervención de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), en el sitio Care Gato. Ariel Zambrano, subdirector para el Manejo de Desastres de la entidad, informó que allí se construirá un contradique de 200 metros lineales, con apoyo de maquinaria pesada para instalar bigbag (sacos gigantes de polipropileno) y tablestacado, con el propósito de disminuir el riesgo de inundaciones.

El funcionario añadió que la siguiente intervención será en Puerto Venecia, Achí, donde reforzarán 500 metros lineales de dique en la margen derecha, con presupuesto de $7.240 millones. La obra contemplará la instalación “de geobolsas, las cuales reforzarán el talud de protección, con un anclaje en el ángulo de giro establecido en campo, sobre un terreno que garantice la estabilidad de la estructura”.

También se reforzará el talud del dique existente, “a través de geobolsas de alta resistencia llenas con material seleccionado del sitio y cosidas con hilo de alta resistencia, y la protección del talud de orilla conformado con geobolsas a través de colchacreto, con el fin de garantizar la vida útil del dique construido y evitar que el proceso de socavación y erosión continúe afectando la zona”, indicó la Ungrd.

Sobre las intervenciones, este diario también quiso conversar con la Alcaldía de Nechí, pero al cierre de esta edición no habían respondido nuestra solicitud.

Los lugareños ven con buenos ojos esta intervención, pero les preocupa que solo sean paños de agua tibia. Según un documento conocido por EL COLOMBIANO, en abril de 2016 el Fondo de Adaptación planteó una intervención global de todo el trayecto del Cauca que pasa por La Mojana, no solo de los puntos críticos. Tenían tres planes en la baraja: uno de $2,1 billones, otro de $468.683 millones y el más barato de $89.000 millones.

El problema es que, tal cual afirmó Meléndez, “no han hecho nada de eso”. El secretario señaló que sin el presupuesto del Gobierno Nacional, para los entes territoriales es imposible hacer obras de magnitud relevante.

El año pasado, la Gobernación de Córdoba y las alcaldías de Ayapel y Caucasia unieron dinero y voluntades para hacer un terraplén de un kilómetro en el sector Santillana, pero ya no alcanza para más. “Ayapel solo tiene $100 millones por vigencia (4 años) para atender todo lo que tenga que ver con gestión del riesgo”, acotó.

Desde la perspectiva de Llano, una de las soluciones está en hacer un mantenimiento frecuente del dique en tiempo seco. “Son cinco meses del año en los que no se hace nada, y solo se actúa cuando llega la lluvia. No hay un monitoreo adecuado ni prevención del riesgo, porque si el Cauca se desborda otra vez, esto sería un desastre anunciado, de daños incalculables”.

Y concluyó: “Sabemos que se viene una temporada de lluvias más fuerte. Tocará persignarnos para que no llueva duro y esa vaina aguante”

11
municipios de cuatro departamentos integran la subregión de La Mojana.
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