Ocho años y cinco meses tuvieron que pasar para que el coronel (r) del Ejército, Alfonso Plazas Vega pudiera recuperar su libertad. Mucho más calmado y sereno, pero con su característico tono castrense, Plazas Vega habló con EL COLOMBIANO sobre sus primeros días de libertad, las reflexiones que le dejó todo este proceso y sus planes futuros. Afirma que la justicia en Colombia necesita depurarse y no descarta demandar al Estado colombiano ni incursionar en política, pero asegura que, por ahora, su mente está puesta en reconstruir su cotidianidad y recuperar el tiempo perdido al lado de su familia.
¿Cómo recibió la noticia de su absolución?
“Todos los miércoles venía esperando esa decisión sobre la base de que la ponencia del 19 de noviembre de 2014, presentada por el magistrado Luis Guillermo Salazar Otero era absolutoria, de modo que cada que decían que ya iban a decidir yo pensaba que sería favorable, pero en eso duramos más de un año. Con el tiempo esto se empezó a convertir en un problema emocional porque los medios de comunicación empezaban a decir todos los lunes y martes que el miércoles, que es el día en el que se reúne la Sala de la Corte para debatir esas ponencias, se tomaría una decisión, pero eso no sucedía y seguía posponiéndose, de hecho 15 días antes de que se tomara la decisión ya estaban los medios de comunicación afuera de la Escuela de Infantería. Yo empezaba a sentir la emoción de que iban a tomar una decisión, pero la angustia de que me iban a dejar otra Navidad encerrado siempre estaba latente porque ya se estaban aproximando las vacaciones colectivas de los jueces”.
Entonces usted se enteró por los medios de comunicación de la noticia...
“No. Yo estaba con mi abogado, Jaime Granados, en el Cantón del Norte y en el salón donde estábamos había más de 100 personas esperando una eventual noticia. El presidente de la Corte Suprema llamó a mi abogado y le pidió que me pasara el teléfono. Me dijo: “buenas tardes, coronel, la Sala ha decidido que sea yo la persona encargada de comunicarle a usted, antes que a cualquier otra persona y otro medio de comunicación, la decisión a la que hemos llegado. Entonces le notifico coronel, que hemos decidido casar la sentencia de su condena, lo que significa que usted queda absuelto y se dispone su libertad inmediata e incondicional. Queda usted notificado”. Imagínese, mientras yo hablaba con el Presidente de la Corte había un silencio descomunal en la escuela, se podía oír el volar de una mosca. Yo lo único que atiné a decir es que esa decisión era una reivindicación de la justicia, no solo con los militares sino con el país”.
Usted ha tenido una postura muy crítica sobre la manera en que se manejó su proceso, ¿se mantiene en esa posición?
“Esta fue una reivindicación de la justicia a través de la más alta corte del país, lo que no significa que en los niveles de Fiscalía, juzgados y algunos tribunales se estén cometiendo no solo errores, sino que se adelanten procesos que no se ajustan a las normas, con actos antijurídicos y corruptos. Aquí en el país no hay un mes en el que no salga una noticia sobre la captura de miembros de la Rama Judicial o del CTI, pero eso nos dice también que hay muchos jueces que son justos. Siempre he dicho que la mayoría de los funcionarios judiciales de Colombia son justos y correctos, lo que no significa que no haya corrupción, por eso es necesario hacer una revisión general. Hay que volver a pensar cómo va a ser el acceso de nuevos funcionarios a la Fiscalía, a los juzgados y a los tribunales porque los parámetros de aceptación en este momento están orientados solo a la formación académica. Uno encuentra unos pillos en la justicia con cuatro posgrados en el exterior, pero creo que los colombianos debemos exigir que esa reivindicación de la justicia empiece por una depuración de la Rama a partir de una probidad ética y moral comprobada de sus integrante. No puede ser que haya una cantidad de funcionarios que se aprovechan de su cargo para vengarse y tomar decisiones de carácter ideológico”.
¿Cree que el también condenado general (r) Armando Arias Cabrales correrá con la misma suerte suya, en cuanto al recurso de casación que instauró ante la Corte Suprema?
“Debería ser así porque de conformidad con el artículo 13 de la Constitución Política de Colombia que habla de la igualdad entre los ciudadanos, me parece que siendo él una persona procesada en un juicio por los mismos hechos y las mismas circunstancias que yo, el resultado tendría que ser el mismo que el mío, es decir, debería ser puesto en libertad. Eso es lo que aparentemente uno ve y lo que yo le deseo a mi general Arias Cabrales que fue mi comandante, y el comandante de la operación de recuperación del Palacio de Justicia, entonces no solo le tengo la admiración y respeto propios que se tienen hacia un jefe, sino un profundo aprecio hacia él y toda su familia”.
¿Qué piensa de las declaraciones del fiscal Montealegre en el sentido que de tiene pensado iniciar una nueva investigación en la que usted de podría verse salpicado?
“Mire, la Fiscalía tiene la obligación de investigar y acusar, además de ser la entidad que debe formular la política criminal de la Nación. Están en todo su derecho de investigar lo que consideren y uno no puede oponerse a eso. Mi abogado planteará en su momento lo que haya que hacer si a mí me quieren vincular a una investigación. Yo siempre estaré presto a colaborar y a contar lo que sé. Lo único que espero es que esa eventual investigación se adelante en el marco de las normas de la justicia colombiana y las leyes que salgan del Congreso de la República, no con base en otras normatividades porque parece que ya hay otras circunstancias y otras personas que están legislando en el país”.
Una de las primeras reuniones que usted sostuvo tras su libertad fue con el procurador Alejandro Ordóñez. ¿De qué hablaron?
“Hay una serie de cosas que eran importantes tratar con el Procurador de carácter más profesional que personal, porque yo tengo una gran aprecio hacia él, pero no soy su amigo, no conozco a su familia, no sé dónde vive. La relación mía con el Procurador antes de toda esta tragedia de ocho años era una relación de tipo profesional, él siendo magistrado de una alta corte y yo director de estupefacientes. Durante el tiempo que sufrí este calvario la Procuraduría manifestó en más de 12 ocasiones que se estaba cometiendo una injusticia conmigo. Yo fui a hablar con él, a contarle de las enseñanzas que nos dejó todo este proceso. Eso es lo que tengo que decir en relación a esa visita. Colombia tiene un extraordinario Procurador”.
Hay quienes afirman que sería bastante viable una demanda suya en contra del Estado colombiano, por haberlo mantenido tanto tiempo privado de la libertad. ¿Ha contemplado esa posibilidad?
“’Esa es una posibilidad que hay que estudiar, pero este no es el momento. La Navidad es para hacer otro tipo de cosas. Me parece que después de que me tome un merecido descanso con toda mi familia, y hablemos sobre todo esto, veremos qué es lo más conveniente para hacer”.
El jueves estuvo en un foro del Centro Democrático, ¿es militante de esa colectividad?
“El mismo jueves me hice miembro del Centro Democrático. Antes no podía hacerlo porque por mi proceso tenía interdicción de funciones públicas. Allá fui recibido con una muy generosa aclamación por parte de los miembros de ese partido, alrededor de 1.000 personas me recibieron con los brazos abiertos y tuve la satisfacción de encontrarme al presidente Álvaro Uribe Vélez a Óscar Iván Zuluaga, a Carlos Holmes Trujillo y en general a toda la bancada del CD y las personas que resultaron electos en las pasadas elecciones de octubre. Me siento muy contento de poder vincularme nuevamente como ciudadano común y corriente a un partido político, que creo que es algo que todos los ciudadanos deberían hacer en una democracia como la nuestra”.
Se le nota con ganas de hacer política...
“En este momento no estoy en ese plan. Yo tengo primero que reconstruir mi vida familiar, mi ánimo y mi cotidianidad y después miraremos cómo están las cosas. Vamos a mirar en un tiempo, si es que queda algo de país, si se justifica volver a hacer un ejercicio de cualquier orden democrático”.
¿Ha pensado en radicarse fuera del país?
“Esa es una decisión que no he tomado todavía”.
Le pregunto porque estuvo sacando su pasaporte y renovando su visa esta misma semana...
“Claro que lo hice, y lo hice fue para visitar a mi familia que está en el exilio y para eso tenía que volver a sacar mi visa y mi pasaporte. Yo me voy a ir de vacaciones a Estados Unidos a visitar a mi familia y sin pasaporte ni visa no lo puedo hacer”.
¿Qué planes tiene para estos primeros meses de libertad?
“Unas vacaciones. Quiero estar con mis hijos, con mis nietos, con mi familia, revisar mis ideas y pensar con mayor serenidad todo lo que ha pasado en estos años, de modo que es mucho lo que hay por hacer en esa materia. Vamos a ver de todo lo que planeo qué se puede hacer. Hay un adagio que es muy cierto que dice: si tú quieres ver sonreír a Dios, cuéntale tus planes”.
El día de su libertad se le vio en muletas. ¿Se encuentra bien de salud?
“Perfectamente. No es nada de gravedad. Practicando tenis en mi lugar de reclusión, que era una de las pocas cosas que podía hacer, sufrí
un esguince en mi tobillo, pero nada que lamentar afortunadamente”.