Los detalles de la hazaña de los cuatro hermanitos indígenas de la familia Ranoque Mucutuy, quienes sobrevivieron 39 días en la frondosa selva amazónica, quedaron plasmados en un informe técnico final sobre el famoso siniestro aéreo ocurrido en Caquetá.
El documento, publicado este martes, fue elaborado por la Dirección Técnica de Investigación de Accidentes, una dependencia de la Aeronáutica Civil.
Los protagonistas de esta asombrosa historia son los hermanos Lesly, de 13 años; Soleiny, de nueve; Tien Noriel, de cuatro; y la bebé Cristin Neriman, de 11 meses de nacida. Y, a continuación, se enumeran los tres milagros que apoyaron su supervivencia.
Milagro 1: la forma del accidente
El primer milagro lo generó la manera en que se accidentó la avioneta Cessna, el 1 de mayo de 2023, que hacía un vuelto entre Caquetá y Guaviare, y la posición que tenían los hermanitos en la cabina.
“La aeronave se encontró en posición vertical con un evidente golpe frontal característico de un impacto con alto ángulo de descenso, vertical y con baja velocidad. La inspección de los restos y de la escena permitió establecer que muy probablemente el piloto mantuvo el control de la aeronave hasta que se produjo un primer impacto del motor contra un árbol de 50 metros de altura; este golpe ocasionó la separación del motor, desde la pared de fuego, con su cubierta y la hélice; y, además, produjo daños significativos en la sección ventral de la aeronave”, señaló el documento.
Y prosiguió: “La fuerza de este primer impacto no solo desaceleró al avión, sino que también produjo un pivote que condujo a la caída vertical de la aeronave hasta que colisionó frontalmente contra el terreno; al no tener la aeronave ya el motor, que se había separado completamente con el primer impacto contra el árbol, la energía cinética remanente fue disipada principalmente por el panel de instrumentos y por el borde de ataque del plano derecho”.
Los expertos recalcaron que la parte frontal de la aeronave fue la que recibió la mayor fuerza del impacto, con un gran daño estructural, “pues en ella ocurrió una alta disipación de energía cuando la aeronave golpeó, inicialmente contra los árboles, y luego en su impacto contra el terreno, sin el motor que hubiera servido de alguna amortiguación”.
En este doble impacto (contra el árbol y el suelo) murieron los tres adultos, quienes ocupaban la parte delantera de la cabina. El reporte describe que padecieron traumas craneoencefálicos severos, entre otras fracturas escapulares, de tórax y extremidades, por las que fallecieron de inmediato.
¿Y por qué sobrevivieron los menores de edad? La sección trasera de la cabina, en las que estaban las filas 2 y 3 de asientos, no tuvo mayores afectaciones. Y, por suerte, después del impacto no se incendió.
La bebé de 11 meses, Cristin Neriman, sobrevivió porque su madre Magdalena la protegió con su cuerpo, formando un escudo salvador con su torso y brazos.
Lesly “presentó hematoma en miembro inferior y lesión de tejidos blandos a nivel frontal (una cortada en la frente)”; en tanto que Tien Noriel y Soleiny quedaron engarzados en los cinturones de seguridad, con los pies colgados en el aire, dado que la avioneta quedó en posición vertical, sostenida por los árboles del lado.
Este dato es importante, pues momentos antes del accidente, el piloto al parecer les había dado la orden a todos de quitarse el cinturón de seguridad, pues pensaba acuatizar de emergencia en el río Apaporis, una maniobra que no alcanzó a ejecutar porque el motor perdió potencia.
Milagro 2: Lesly y el instinto de la selva
Entrevistada por los técnicos, Lesly “manifestó que, debido al impacto, perdió el conocimiento. La investigación estima que esta inconsciencia debió durar solo segundos. Una vez que se recuperó, escuchó los llantos de los otros tres menores”.
El reporte detalla que “al reincorporarse, notó que se encontraba sangrando en grandes cantidades como consecuencia de la herida abierta en la cabeza. Para detener el sangrado y evitar que los insectos se posaran sobre la herida, improvisó un vendaje con algunas prendas de ropa que se encontraban al interior de la aeronave, y con la gasa que encontró en el kit de primeros auxilios. Su pie izquierdo quedó aprisionado con el riel de la silla que ocupaba, y que la única forma como logró liberarlo fue retirando la pieza de calzado que portaba”.
Luego extrajo a la bebé debajo del cadáver de su madre, y después a los otros hermanitos, “y todos abandonaron la aeronave por la puerta posterior del costado derecho, que había sido
abierta previamente. Los cuatro menores sobrevivientes permanecieron dos días y dos noches en el sitio, junto a la aeronave. Durante este tiempo se alimentaron con las frutas copoazú que llevaban en su equipaje y consumieron el agua potable que encontraron al interior de la aeronave”.
Para la hermana mayor, su experiencia previa fue clave. “Su madre le había proporcionado indicaciones básicas sobre las semillas comestibles que podría encontrar en zonas selváticas. No era la primera vez que permanecía en ese entorno, ya que en varias ocasiones se había internado con sus familiares en la selva circundante a su población de origen, cerca de Araracuara, que tenía unas características similares al escenario que encontraron después del accidente”, continúa el informe.
Los técnicos reseñaron que “a orillas del río Apaporis los menores se aprovisionaron de agua y lograron pescar, utilizando una lanza fabricada por la superviviente entrevistada (Lesly). Ante la imposibilidad de generar fuego, los menores consumieron peces crudos una sola vez, ya que el sabor no les resultó agradable. Desde entonces, el alimento hasta su rescate, consistió únicamente de semillas denominadas mil pesos, fruto de una palma, que encontraban a su paso y las cuales se ablandaban al caer con la humedad del suelo”.
Durante su caminata por la selva, los menores de edad padecieron lesiones menores en tejidos blandos, por la picadura de los insectos, así como síntomas de deshidratación, pero los cuidados de la hermana mayor les salvó la vida.
Milagro 3: la exhaustiva Operación Esperanza
“Las actividades de búsqueda y rescate de la Operación Esperanza abarcaron una zona selvática de 400 km². La operación, que se extendió más allá de la fecha del hallazgo de los menores supervivientes, tuvo una duración de 53 días, hasta el 23 de junio de 2023”, recordó el informe.
En ese esfuerzo participaron 211 personas, 119 militares y 92 indígenas; 30 organizaciones nacionales, de manera directa o indirecta; y se usaron 11 aeronaves de la Fuerza Pública, con 286 horas de vuelo. “Las fuerzas que efectuaron la búsqueda terrestre caminaron 4.452 kilómetros”, reportó la entidad.
Estos tres milagros combinados contribuyeron a la asombros supervivencia de los cuatro hermanitos.
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