Juan Sebastián Marroquín, arquitecto y escritor colombiano, también conocido por ser hijo del narcotraficante Pablo Escobar, conversó este viernes 16 de febrero con varios jóvenes de la ciudad de Monterrey, ubicada al norte de México, sobre los riesgos del mundo de las drogas
A través de la conferencia “Pablo Escobar: una historia para no repetir”, en el marco del ciclo de conferencia “Guardianes de Monterrey”, organizado por la alcaldía municipal, Marroquín no solo compartió sus reflexiones sobre esta “solución a la pobreza”, sino que se mostró bastante crítico frente a la producción de novelas y series de narcotraficantes, ya que considera que confunden demasiado a los jóvenes, y terminan por venderles una idea irreal sobre el mundo de los “capos de la droga”.
“Chicos y chicas: yo estoy seguro de que ustedes tienen hoy en la mente y en sus corazones un montón de información errada. Lo único que nos han hecho es dañarnos la mente porque nos han hecho creer que el camino hacia el éxito es a través de la criminalidad. Nada más mentiroso que eso”, aseguró.
Les contó que su padre había terminado tomando los rumbos que ellos ya conocían porque fue un hombre muy ambicioso. Así que con tal de conseguir sus objetivos, estuvo siempre dispuesto a pasar por encima de la vida de quien fuera.
También les confesó que aunque alguna vez pensó en vengar la muerte de su padre, después se dio cuenta de que no quería continuar con su legado y estaba dispuesto a hacer de su vida algo distinto. Así que cuando su padre murió y su familia salió del país, aprovechó la oportunidad para cambiar su identidad, y empezar de nuevo.
Aunque llegar a esa conclusión le costó, entendió la gravedad del asunto cuando supo que le hacía falta tener a su padre y reconoció el daño que este había hecho. “Ahí aprendí las consecuencias que tienen para cada uno de nosotros todas las cosas que decimos y cómo el poder de la declaración puede transformar nuestras vidas de manera inmediata. Yo tenía 16 años, amenacé al país y esas amenazas duraron cinco segundos, pero se convirtieron después en más de 30 años de exilio fuera de mi país”, señaló.
“Cuál sería mi vida si yo me hubiera creído que por ser el hijo de Pablo Escobar yo estaba obligado a continuar con su legado criminal”, apuntó.
En la actualidad, Marroquín se dedica a la arquitectura y el diseñador industrial, en ocasiones se define como escritor, pacifista y conferencista, comparte su experiencia de vida con quienes deseen escucharla, especialmente los jóvenes, con quienes busca no solo conectar a través ese pasado doloroso, sino prevenirlos de que su vida puede llegar a ser igual o peor si toman el camino del narcotráfico.
