Francia Márquez esperó dos años y cuatro meses para cantar la tabla en televisión nacional y su voz ahora es una de las más disonantes dentro del Gobierno de Gustavo Petro.
Durante el Consejo de Ministros de este martes –y cuando el presidente llevaba una hora y media apoderado del micrófono– la vicepresidenta tomó la palabra y, casi al borde del llanto, denunció la corrupción en el Gobierno, el irrespeto de algunos funcionarios hacia su dignidad y los problemas de seguridad que enfrenta el país y que han tocado directamente a su comunidad en Suárez, Cauca.
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“Yo le aposté junto a usted (Petro) a un sueño de cambio y de transformación. Y no pasa un día en que no piense eso. Yo pienso en las angustias, en las preocupaciones y en el sufrimiento de la gente en este país”, dijo Márquez Mina.
La figura de la ministra de la Igualdad y vicepresidenta se desgasta, cada vez más, y el camino que le queda –o que eligió– es tomar distancia y ser una voz crítica.
En marzo del 2022 alcanzó a ser catalogada como una “revelación” de la política en Colombia. Su liderazgo social, ambiental y la defensa de las mujeres valieron para que 785.215 personas votaran por ella en la consulta presidencial del Pacto Histórico.
Pero ahora, en la última encuesta de Invamer –de diciembre de 2024– reflejó una impopularidad del 55%. Su imagen viene en caída libre desde que está en el Gobierno.
Cuando Francia Márquez aceptó ser la fórmula de Gustavo Petro en la campaña de 2022 prometió que trabajaría “en nombre de todas las mujeres que han enfrentado la guerra, la exclusión, la violencia y la desigualdad”.
Esas banderas parece que se devolvieron como un boomerang y ahora juegan en su contra.
El legado del Ministerio de la Igualdad no irá más allá del 2026 porque la Corte Constitucional lo encontró inviable y lleno de errores procedimentales durante su discusión en el Congreso. Además, su comunidad del norte del Cauca vive los azares de los enfrentamientos entre grupos armados ilegales que quieren hacerse al control del territorio y de las rutas ilícitas.
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“Yo sí tengo miedo, presidente, y tengo temor, y tengo preocupación que nosotros terminemos cegándole los sueños y las esperanzas a un pueblo”, fue la insistencia de Márquez.
El fracaso del Ministerio de la Igualdad
La cartera de la Igualdad fue una promesa que le hicieron a Márquez Mina una vez el Pacto Histórico se hizo con el poder. La intención era que la vicepresidente asumiera funciones, más allá de ser el reemplazo natural de Petro.
El articulado fue discutido rápidamente en el Congreso. Se radicó en octubre de 2022 y dos meses después ya había cumplido con los cuatro debates en Cámara y Senado.
La sanción presidencial llegó el 4 de enero de 2023. Fue en un evento en Istmina (Chocó) en el que el presidente hizo presencia cinco horas tarde.
A esa cartera le asignaron un presupuesto de 1,8 billones de pesos y un cupo para 744 cargos burocráticos. En noviembre del año pasado solo había ejecutado 40.000 millones de pesos: la mayoría del dinero se destinó a pagar sueldos y prestaciones sociales de los funcionarios. Tuvo una ejecución del 2,4%.
“Me hubiera encantado recibir una institución con la que pudiera responderle al país. Sin embargo, recibí un papel con una designación que me obligó, en este año y medio, a crear una institución desde cero. Eso ha sido un dolor para mí, porque yo sí quería responderle a mi país: no me interesa la politiquería, la burocracia o la corrupción. Me interesa responderle a mi pueblo”, le subrayó Márquez al presidente.
Más allá de la Ejecución, el Gobierno deberá evaluar si quiere salvar el Ministerio del naufragio constitucional. En mayo del año pasado, la Corte estableció que la ley que le dio vida a esa cartera no cuenta con el análisis del impacto fiscal: dio plazo hasta 2026 para corregir el error con un nuevo radicado en el Congreso.
“Queda la impresión de que ella no se supo rodear de la gente técnica adecuada y que optó por estar con su círculo político y eso no salió bien. Entonces, el hecho de que el principal encargo que tenía al interior del Gobierno no saliera bien, la desdibuja para efectos de la gestión gubernamental”, analizó Jorge Iván Cuervo, profesor e investigador de la universidad Externado.
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Las crisis de seguridad
El norte del Cauca ha sido el epicentro de la confrontación del Estado con las disidencias de alias Iván Mordisco y otros actores armados que intentan hacerse al control del territorio y de los cultivos ilícitos.
“Mis tías ayer (lunes) estaban en medio del conflicto armado, debajo de una cama, llamándome a mí, diciéndome: ‘Francia, ¿qué hacemos? Nos van a matar aquí’. Eso me duele, presidente”, dijo Márquez.
A la vicepresidente le ha tocado ser testigo del recrudecimiento del conflicto en su municipio de Suárez.
El 31 de julio de 2023 un cilindro bomba destruyó la Escuela Técnica Agrícola, recinto donde la funcionaria alcanzó a recibir clases del bachillerato. En mayo del año pasado, un grupo de 350 personas estuvieron confinadas varios días en una iglesia de Suárez por cuenta de los enfrentamientos entre armados. Un mes después, la camioneta que transportaba a Sigifredo Márquez Trujillo –su papá– fue atacada por los disidentes mientras se transportaba por vías que comunican a Cauca con el Valle.
“A mí me duele que mi gente me diga que estaban mejor antes de que yo llegara al Gobierno que ahora”, añadió Márquez.
¿Qué salidas le quedan?
La vicepresidenta reconoció que quedó renegada a un segundo plano y admitió un desencuentro marcado con la canciller Laura Sarabia y el nuevo jefe de despacho, Armando Benedetti.
“No comparto las decisiones de traer a este gobierno a estas personas que, en gran parte, tiene responsabilidad de lo que aquí está pasando”, señaló Márquez.
María Alejandra Arboleda, consultora en comunicación política, afirmó que una de las alternativas que le queda a la vicepresidente es hacerse a un lado del Gobierno para no arrastrar con su desgaste.
“Gustavo Petro cada vez se va a ver más radical, y eso va a generar que se empiece a quedar más solo. En estas circunstancias, quienes estén al lado de él, van a cargar con el desgaste. Puede optar por retirarse y empezar a mostrar que, efectivamente, quiere hacer las cosas por las que la eligieron”, señaló Arboleda.
El respaldo de Francia Márquez en las urnas le garantizan su permanencia, a diferencia de los ministros que son de libre nombramiento y remoción, en el cargo de vicepresidente. Su otro camino es continuar siendo una voz disidente dentro del Gobierno y funcionar como muro de contención ante un eventual presidente que tienda a radicalizarse para mostrar resultados.
“Ella no está en las mismas condiciones que los demás ministros. Eso la da legitimidad política y es clave para entender por qué siente la fuerza para decirle al presidente lo que piensa”, añadió el profesor Cuervo.
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