Los vecinos del barrio Aranjuez Los Álamos de Medellín han sido testigos de la historia de los González: una familia de campesinos cordobeses que fue desplazada en 1999 por los paramilitares y que –25 años después– decidió cambiar su tajo de tierra por una fábrica de paletas.
A don Eduardo Manuel González Ariza lo desplazaron de su parcela “Los Socios 24” (en Valencia, Córdoba) un grupo de paramilitares comandados por Salvatore Mancuso.
En la finca tenían 22 vacas, un cultivo de plátano y otro de papaya. A los hombres del Bloque Córdoba de las AUC no les importó que ese fuera el sustento de don Manuel, su esposa Fabiola Rosa Oviedo y de sus tres hijos.
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Los ilegales irrumpieron en la finca y se robaron 16 vacas que estaban preñadas, 4 caballos, 4 mulos y un toro. Dejaron a la familia en la quiebra.
“Los victimarios llegaron a mí para despojarme, no solamente de esas tierras que era todo mi patrimonio, sino del ganado que me quitaron. Yo había hecho un préstamo y yo iba a pagar ese préstamo con ese ganado. Tenía otros animales y todo se me lo llevaron”, relató González Ariza.
La familia acudió a la Fiscalía para denunciar a los armados y, en consecuencia, recibieron amenazas de muerte que los obligó a empacar maletas y desplazarse hacia Medellín.
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“Mi papá toda la vida ha sido del campo y la vida en la ciudad es complicada. Cuando llegamos él trabajaba por ahí en fincas y se la rebuscaba. Pero ya cumplió más de 70 años y dejaron de darle trabajo”, señaló Óscar Antonio González Oviedo, hijo de don Eduardo y, desde ya, declarado representante público del emprendimiento de las paletas.
El 8 de agosto de 2018 la familia González fue reconocida por el Tribunal Superior de Antioquia como víctima de despojo y les garantizó el derecho a la restitución.
Don Eduardo Manuel, su esposa y sus hijos acordaron que querían continuar su vida en Medellín. La Unidad de Restitución de Tierras (URT), en compensación, les entregó la casa que ahora habitan en Aranjuez.
El fallo del Tribunal estuvo acompañado de una orden para que la URT diseñara un proyecto productivo que permitiera a la familia encontrar el sustento que había perdido con el despojo de los ilegales.
Los proyectos que ayuda a financiar la URT, históricamente, han sido agrarios. Los González intentaron alquilar algún solar para sembrar sus cultivos, pero se encontraron con la condición de que su emprendimiento tenía que realizarse al interior del predio restituido, es decir, en su casa en Aranjuez.
La idea de fabricar paletas nació con el antojo de una nieta de don Eduardo Manuel.
Óscar Antonio tomó un curso y desde el año pasado la sala de los González es también el centro logístico de “Congelarte”, la fábrica de las paletas.
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El señor Eduardo Manuel madruga todos los días a la plaza Minorista para comprar las frutas y los insumos para los helados. Óscar las prepara y las distribuye entre sus clientes mayoristas. Todos los días fabrican 200 paletas de mangobiche, oreo, maracumango, ron con pasas, arequipe y una infinidad de sabores que no se alcanzan a contar en su congelador de 7 pisos. Cada paleta cuesta 2.500 pesos.
“Hay una realidad y es que más del 80% de la población desplazada está en la ciudad. Desde el año pasado la URT abrió la posibilidad para que los proyectos productivos se desarrollen en predios urbanos. Esto porque hay personas que llevan hasta 20 años en zonas urbanas y ya tienen nuevos arraigos”, explicó César Augusto Londoño Álvarez, director territorial de la URT en Antioquia.
La Unidad de Restitución acompañó a los González. Los ayudó a construir un estudio de mercados, les abrió una cuenta en el Banco Agrario. La familia recibirá el próximo 21 de junio una máquina que les permitirá producir y congelar hasta 96 paletas cada 20 minutos.
Los González recibirán acompañamiento técnico por parte de la URT por dos años para fortalecer a Congelarte, la fábrica de las paletas. Prometieron generar articulación con otras instituciones como el Sena para continuar capacitando a la familia de emprendedores.
Antioquia es el primer departamento del país en el que avanzan proyectos productivos urbanos de la URT. La intención es recuperar el tejido económico de las víctimas de despojo que terminaron por en encontrar la oportunidad de recomenzar en las zonas urbanas. (Ver ayuda)
“Nosotros soñamos con aumentar nuestros clientes, generar empleo, tener más adelante nuestro propio local y, ¿por qué no?, competirle más adelante de tú a tú a Crem-Helado o a La Fresita”, puntualizó Óscar Antonio González.
Nota: si desea probar las paletas de la familia González puede escribir al WhatsApp +57311 3676344.