Dos viceministerios y articulación con universidades, clave. Aunque se tenía previsto que se presentara este viernes, por agenda presidencial se aplazó.
El Ministerio de Ciencia y Tecnología, que deberá estar listo el 24 de enero de 2020, ya tiene su estructuración. Hasta ahora se sabe que tendrá dos viceministerios y un presupuesto de $393.000 millones.
EL COLOMBIANO conoció en exclusiva el decreto del Departamento de la Función Pública, al que solo le falta la firma del presidente Iván Duque.
Este decreto dará vida oficialmente a este despacho, que tiene la misión de fortalecer la ciencia y la tecnología. En el documento se lee que los viceministerios serán de Talento y Apropiación Social del Conocimiento y de Conocimiento, Innovación y Productividad.
Además, el próximo ministro tendrá, en su estructura, una oficina asesora de Planeación e Innovación, una asesora de Comunicaciones, otra jurídica, otra de Tecnologías y Sistemas de Información, la oficina de control interno y, finalmente, una dirección de Inteligencia de Recursos de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
Para Fannor Mondragón, científico e investigador de la Universidad de Antioquia, el Ministerio es una apuesta importante en la búsqueda de una vía de desarrollo basada en el conocimiento.
“La importancia de este Ministerio radica en el fomento de la investigación, para lo cual se requiere crear estructuras y potenciar otras que permitan cumplir con ese objetivo y que se diferencien de lo que hoy hace Colciencias”, explica Mondragón.
El experto destaca que Colombia necesita tener una o dos universidades especializadas en investigación, que “tengan pregrados y posgrados sólidos. Hay que tener institutos nacionales de investigación sectorial y parques universitarios de ciencia y tecnología”.
Entre sus funciones, según el documento, deberá dirigir el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, “orientando la definición de líneas estratégicas, focos y misiones en materia de Ciencia Tecnología e Innovación (CTeI)”.
La labor más valiosa de esta entidad está en adoptar y dirigir el Plan Nacional de CTeI “y velar porque se implemente de manera articulada con la universidad, empresa, estado y Sociedad”, una de las premisas que los científicos.
Enrique Forero, presidente de la Academia Colombiana de la Ciencia, recuerda que este decreto ha vivido un “viacrucis”, porque inicialmente se planteó que se trataría de un ascenso de categoría de Colciencias, algo que los científicos desde el principio habían cuestionado. Sin embargo, tras reuniones con el Gobierno Nacional, en especial con la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, se logró revertir.
Para Forero, uno de los cambios más significativos fue eliminar la articulación del ministerio y del Sistema de Ciencia y Tecnología, con el Sistema de Competitividad e Innovación. “Era algo que nos preocupaba mucho, y desde ahora se incluirá además de competitividad, el Sistema Nacional Ambiental (Sina), el Ministerio de Agricultura y otros”, resalta Forero.
El decreto, según conoció este diario, sería firmado hace dos semanas, pero por solicitud de la propia Misión de Sabios –que busca trazar la ruta de la ciencia para los próximo 20 años– y de académicos, se aplazó por orden de Presidencia, para que el decreto fuera revisado por la Misión y los académicos.
Forero reconoce que “Colciencias, la Función Pública, el DNP y la Presidencia aceptaron la mayor parte de las recomendaciones de la Misión y la academia” realizaron frente al decreto y las incluyeron. En total fueron 24, entre las que se destacan la articulación de ciencia, tecnología e innovación con otros sectores.
No obstante, queda un reparo pendiente, pues dice Forero, no lograron cambiar, “ni hablando con el presidente”, la palabra “productividad” del nombre del viceministerio de Conocimiento, talento y apropiación social.
En lo que coinciden los consultados e incluso Diego Hernández, actual director de Colciencias, y quien seguramente asumirá como ministro, es en que en el país la investigación y la formación de los investigadores, como lo plantea Mondragón, “requiere de una apuesta de Estado para su apoyo con recursos estables y a largo plazo”, es decir, con la formulación de proyectos de ley que blinden la financiación en por lo menos 30 años. Esa es la tarea.
