El asesinato de tres hermanitos, hijos de Jairo Vanegas y Victoria Grimaldo, y un nietecito, en Florencia, Caquetá, provocó ayer el rechazo de 30 mil personas que marcharon por las calles de esa ciudad.
La palabra justicia se repitió durante todo el recorrido que empezó a las 8 de la mañana de ayer, en la Glorieta de Comfaca, y finalizó en la plaza de San Francisco de Asís a las 3 de la tarde. Una manifestación para que el país se asome a la tragedia de esta ciudad porque dos hombres —no se sabe hasta ahora quiénes— les dispararon en la cabeza a estas cuatro vidas el pasado 4 de febrero, en la vereda El Cóndor.
Dos adolescentes y dos niños con sueños, sonrisas y juegos, cuyos nombres se omiten por el código del menor. Sus familiares también marcharon, vestidos de blanco, por las calles de Florencia. La alcaldesa María Susana Portela Lozada, quien estuvo al frente de la manifestación, aseguró —ante la insistencia de los interrogantes sobre quiénes y por qué cometieron tal masacre— que la investigación va por buen camino para esclarecer el hecho. La hipótesis principal es que el múltiple homicidio habría sido una retalización por las denuncias que hizo uno de los integrantes de esta familia por una invasión de tierras.
Sin embargo, el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, fue cauto en responder ante medios locales sobre los resultados judiciales.
“Se avanza en la investigación de la que queremos ver pronto los resultados que todos esperan en la individualización, judicialización y captura de los responsables”, dijo Palomino, según Vanguardia Liberal, quien permanecerá en la capital de Caquetá, por orden presidencial, hasta que de con los responsables.
En la marcha estuvieron también el músico César López, la cantante Marbelle y Paula Gaviria, directora de la Unidad para la Atención y la Reparación a Víctimas. La funcionaria calificó la concentración como una “marcha blanca” para rechazar la violencia contra los niños.
“El mensaje es que todos somos Caquetá. Aquí Colombia tiene que unirse con este pueblo. No podemos ser un país en paz si somos tolerantes con este tipo de dolores”, dijo Gaviria.
En la plaza de San Francisco de Asís el sacerdote Carlos Cubillos oró por el descanso de los menores asesinados y pidió un minuto de silencio en memoria de ellos.