León Fredy Muñoz no es el único embajador que ha protagonizado polémicas en el desempeño de su papel como representante de los colombianos en el exterior. El antioqueño –como si fuese un partidario más del régimen– se vistió con prendas alusivas al movimiento sandinista en Nicaragua y elogió “la revolución” del dictador Daniel Ortega.
“Este es un pueblo bonito, un pueblo amable y, sobre todo, es un pueblo que está convencido de su revolución. La verdad es que estoy gratamente sorprendido y hoy lo ratifico, esta celebración del 7 de julio es una cosa maravillosa”, dijo Muñoz mientras portaba prendas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
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Las declaraciones de Muñoz valieron para que el canciller, Álvaro Leyva, lo llamara a consulta. El funcionario deberá explicar sus declaraciones –consideradas en favor del régimen– y sus demás actuaciones como representante de Colombia en Nicaragua.
No es para menos, justo esta semana los tribunales de La Haya definirán un conflicto marítimo entre Colombia y Nicaragua y se suma que el Estado colombiano ha sido enfático en rechazar las violaciones a los derechos humanos cometidos por Daniel Ortega.
Poca o ninguna experiencia en diplomacia, ausencia de títulos universitarios y cercanía al presidente Gustavo Petro son las características de algunos embajadores de Colombia en el exterior. Precisamente, al presidente se le reclama por estos nombramientos, pues el jefe de Estado prometió en campaña darle prioridad en estos cargos a los funcionarios de carrera.
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“Cualquier designación de personas ajenas a la carrera diplomática que no haya sido ofrecida previamente a funcionarios de carrera es, por definición, una escogencia política y a dedo”, ha sido un constante cuestionamiento La Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática y Consular de Colombia (Unidiplo).
Además de Muñoz –a quien también le abrieron una investigación por un cargamento de 160 gramos de cocaína encontrados en su equipaje durante un vuelo– hay otros embajadores que han salido con comentarios desafortunados y que han puesto en aprietos las misiones diplomáticas.
Moisés Ninco Daza (embajador en México)
La designación de Moisés Ninco Daza fue polémica desde el inicio. El ahora representante de Colombia en México no tiene título universitario y, para validar su nombramiento, acreditó la participación en un simposio y en el modelo de Naciones Unidas de la Universidad de La Sabana. Su último trabajo había sido ser community manager.
La salida en falso del diplomático se registró el pasado 24 de marzo. El funcionario, en lo que pareció una interferencia en los asuntos internos del Estado mexicano, le sugirió al presidente Manuel López Obrador que negociara con los grupos narcotraficantes de ese país.
“Nosotros estamos encargándonos de nuestros grupos. Yo espero que, en ese mismo sentido, el Gobierno de México esté haciendo esfuerzos y lo que vamos a hacer es articular esos esfuerzos. No hay otra opción, no hay otra opción, porque tenemos problemas que ponen en riesgo la existencia de la humanidad, como el narcotráfico y la criminalidad”, dijo Daza durante un acto de integración entre las ciudades de Ibagué y Morelia (México).
El embajador –pese a su comentario– se mantuvo en el cargo. Sin embargo, el presidente méxicano salió en respuesta de la propuesta de Daza y aclaró que los contextos de ambos países eran muy distintos.
“El presidente Petro es un gran presidente, es compañero, amigo, nosotros llevamos muy buenas relaciones con ellos, pero son circunstancias distintas y él lo sabe, no se pueden extrapolar experiencias porque cada país, imagínense, nosotros tenemos una frontera de 3 mil 180 kilómetros con Estados Unidos, ya es un asunto de geopolítica”, dijo López Obrador.
Armando Benedetti (embajador en Venezuela)
El 19 de julio Armando Benedetti dejará de ser el embajador de Colombia en Venezuela. El hombre dejará el cargo luego de protagonizar uno de los mayores escándalos del gobierno de Gustavo Petro. Al margen del escándalo, el todavía funcionario, en algunas ocasiones, tuvo comportamientos que molestaron en el vecino país.
Justo antes que se destapara el escándalo que sacará del cargo a Benedetti, el presidente Petro y su homólogo Nicolás Maduro tuvieron un breve encuentro en Brasil, allí el líder venezolano le habría sugerido al colombiano un cambio en su representación diplomática y su inconformismo con las formas que Benedetti usaba para moverse en Caracas.
La relación, de otro lado, con la oposición venezolana también estuvo quebrada. Días después de llegar al cargo, Benedetti descalificó a Juan Guaidó.
“Entonces yo venía picado de culebra y cuando yo llegué aquí a Caracas vi que él (Juan Guaidó) no era nadie. Y como siempre me pareció un pendejo, no ahora, sino de cuando era senador...”, aseguró Benedetti.
Su comportamiento valió un jalón de orejas desde el ministerio de Relaciones Exteriores y una petición para que ofreciera excusas públicas.
“Si hay que pedir excusas a la oposición, se piden y al mismo Guaidó. Es una mala forma de expresarme”, dijo después Benedetti.
Benedetti, además, deberá aclararle a la Fiscalía si tiene conocimiento de un posible dinero ilegal que ingresó a la campaña del presidente. Es que en una conversación que sostuvo con Laura Sarabia (exjefe de gabinete de Gustavo Petro) el exfuncionario dice tener conocimiento del origen, al parecer ilegal, de 15.000 millones de pesos que ingresaron al Pacto Histórico para financiar la campaña presidencial en el Caribe.
Camilo Romero (embajador en Argentina), Roy Barreras (embajador en Reino Unido), Sebastián Camilo Guanumen (consejero de relaciones exteriores en Chile), Adriana de Francisco (consul en Miami), Adriana Córdoba (embajadora en Dinamarca), son solo otros de los nombramientos polémicos que el gobierno ha hecho para su diplomacia.