La posible reanudación de la mesa de conversaciones ocurre justo después de una reunión extraordinaria que delegados de ambas partes sostuvieron en Caracas (Venezuela) y que buscaba encontrar salidas al congelamiento que persiste desde el pasado 11 de abril.
La crisis se agravó el 17 de septiembre pasado cuando el ELN detonó una volqueta cargada de explosivos frente a una guarnición militar en Puerto Jordán, Arauca, que dejó tres soldados muertos y 25 más resultaron heridos. A partir de ahí el diálogo quedó suspendido.
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“Coincidimos en la urgencia de avanzar hacia descongelar la mesa”, afirmaron las partes y añadieron que existe la necesidad de fortalecer la mesa como única instancia de negociación y decisión.
La guerrilla del ELN, por su parte, publicó otro comunicado en el que dio a conocer trece puntos que para ellos son fundamentales para destrabar el proceso. Allí plantean la necesidad de avanzar lo “máximo posible” hasta agosto de 2023 –cuando termina el periodo de Gustavo Petro– y hablan de un nuevo modelo de negociación.
La guerrilla pretende que se replantee el mecanismo de monitoreo y verificación de los compromisos acordados, que exista una cláusula sobre incumplimientos e insisten en que la implementación de cada acuerdo sea inmediata.