En el estadio Metropolitano de Barranquilla se escuchó previo al partido entre la Selección Colombia y la de Brasil un cántico en unísono de miles de ciudadanos contra el presidente Gustavo Petro. “¡Fuera Petro!, ¡fuera Petro!, ¡fuera Petro!”, corearon los aficionados para expresar su inconformismo frente a la gestión del jefe de Estado, minutos después la situación se convirtió en una disputa política en redes sociales.
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Todo empezó unos veinte minutos antes del partido, cuando un animado entonaba cánticos de ánimo a la tricolor y al delantero Luis Díaz, sin embargo, en un momento empezó desde la misma tribuna el canto en contra de Petro; algunos asistentes aseguran que esto pasó cuando entró al palco la esposa del presidente, Verónica Alcocer, al lado de Ramón Jesurún, presidente de la Federación.
“En el estadio nadie se dio cuenta de la niña, o al menos el 98% que no estaba cerca”, le dijo a EL COLOMBIANO alguien que estuvo muy cerca de la situación. Pese a esto, desde la redes sociales se quiso decir que el Estadio había arremetido en contra de la pequeña Antonella Petro, afirmación que no tiene soporte alguno.
Lo cierto es que la gestión de Petro tiene un 64% de desaprobación, según las últimas encuestas, y es ahí donde está el punto de las protestas en contra de su mandato.
Y aunque el jefe de Estado trató de desconocer la protesta dando a entender que eran un ataque a su hija, los cánticos en su contra fueron un bumerán que se le devolvió como consecuencia de sus frecuentes peleas con todo aquel que se atreva a hacerle reparos a su gobierno. La lista es larga y en ella Petro ha incluido a congresistas, altas cortes, entes de control y ahora a la ciudadanía misma.
¿Desconoce su desaprobación?
Luego del encuentro deportivo, el presidente radicalizó su discurso y en esa misma red social señaló a los que coreaen su contra de ser personas a las que “les gusta es que bombardeen a los niños, fusilen a los jóvenes y se roben el erario. Adictos a la sangre”. Lo más grave vino después, cuando promovió –sin pruebas– la versión de que los alcaldes electos de Medellín, Federico Gutiérrez, y Barranquilla, Alex Char, están tras la protesta.
Lo que ignora el presidente es que la desaprobación ciudadana hacia su gobierno es un hecho, como lo han demostrado diversas mediciones de opinión. En ese contexto, es evidente el inconformismo, pero llama la atención que al presidente le molestan las expresiones del descontento ciudadano cuando están dirigidas hacia él, pero las apoya para usarlas a su favor. Así lo ha hecho, por ejemplo, con las marchas a las que ha convocado para presionar al Congreso para que apruebe sus reformas y para apoyar a su gobierno y a la ‘paz total’.
El senador opositor Carlos Fernando Motoa, del partido Cambio Radical, planteó que el mandatario es contradictorio porque, según él, lleva meses hablando de un ‘acuerdo nacional’, al tiempo que convoca movilizaciones contra el Congreso y a balconazos contra los medios de comunicación.
“El presidente Petro no es capaz de construir consensos están generando activismo político permanente, populismo. No se soportan en hechos reales, documentados y planeados. La improvisación es la mayor evidencia de lo que es la gestión de este gobierno”, aseguró el senador Motoa.
En esa puja por confrontar las manifestaciones contra su gobierno, el mandatario ha adoptado una dualidad en su discurso pues es insistente en convocar a un ‘diálogo nacional’, pero desdibuja la propuesta atacando a todo aquel que no piensa como él, llegando al punto de chocar públicamente con el fiscal general, Francisco Barbosa, la procuradora Margarita Cabello, e incluso con el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, a quienes califica como funcionarios del gobierno de Iván Duque.
Petro confronta y polariza
Aunque desde el día de su posesión, el 7 de agosto de 2022, el presidente Petro convocó a las fuerzas de oposición a construir un acuerdo colectivo, sus intenciones de hablar se han visto opacadas por su discurso de confrontación que ha agudizado la polarización, como lo han denunciado algunos mandatarios regionales.
Es el caso de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien aseguró que al país cada día le esperan tiempos más difíciles de confrontación política al país si el presidente no cambia su discurso de “fragmentación, polarización y división que ha alentado hasta ahora”.
La más reciente muestra de esa división política que López plantea que alimenta Petro se dio tras las elecciones regionales. Luego de los comicios, el mandatario solo se reunió con 15 gobernadores electos que son afines a su proyecto político y se negó a asistir a dos eventos consecutivos (de la Federación Nacional de Departamentos y Findeter), donde lo esperaban para que hablar con mandatarios locales electos.
En defensa de Petro salió el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, quien evadió los reclamos de los mandatarios electos por la ausencia del jefe de Estado y le respondió a este diario que “más que Presidencia, se cree que hay un virreinato en Colombia. Al Gobierno lo representa el presidente, los ministros y otros funcionarios que estamos dialogando con los mandatarios electos”, dijo Velasco.
Por su parte, el gobernador electo del Atlántico, Eduardo Verano, quien asumió la vocería de los 32 gobernadores electos, pidió pasar la página de la confrontación y enfocarse en gobernar. “La parte política debe quedar atrás. Ahora nos toca es gobernar y si no nos unimos, los afectados serán los ciudadanos”, apuntó.
Pese a estas desavenencias y fricciones, el presidente se mantiene firme en la necesidad de que sus opositores, pese a sus ataques, se sienten a dialogar con él. La nueva prueba que tendrá será la cita con el expresidente Álvaro Uribe para discutir sobre la reforma a la salud, habrá que esperar para ver si el mandatario escuchará los reparos de la oposición o si se cerrará y buscará imponer las condiciones.
En un minuto: Santiago Silva, magíster en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Eafit
¿Considera que los ciudadanos se están apropiando de las discusiones de políticos?
“Sí. Los políticos incluso en posiciones contrarias suelen estar dispuestos a conversar. El ejemplo claro es el tema del tinto que se van a tomar el expresidente Álvaro Uribe y el presidente Gustavo Petro. Y en general, los políticos en el Congreso discuten, pero la mayoría de los congresistas conversan y resuelven. Mi preocupación, y es un poco lo que pasó en Barranquilla, es cuando los seguidores o los ciudadanos compran las peleas de los políticos”.
¿Cómo nos afecta la agudización de esta polarización en términos sociales?
“En el fondo los ciudadanos terminan pensando que no pueden conversar con el otro, que no pueden sentarse a hablar sobre distintos temas con miradas diferentes, que no pueden estar en desacuerdo porque eso va a implicar violencia, por ejemplo”.
Usted lideró la iniciativa Tenemos que hablar Colombia, ¿qué rescata de ese tipo de ejercicio de diálogo?
“En general lo que uno encuentra es que cuando hay conversación, que es lo que quizás no se está dando suficiente entre las personas de posiciones políticas contrarias, las personas son capaces de superar ese tipo de asuntos. Ahí es muy valioso el ejercicio del cara a cara”.
¿Cree que el presidente Petro debe liderar esa iniciativa de primar el diálogo sobre la rencilla?
“Claro. Eso permitiría mejorar el debate y la conversación pública. Él tiene la oportunidad de promover y de proponer conversación, pero lo que hace es más bien empujar un poco a sus seguidores a evitar cualquier tipo de acercamiento con la oposición, que también debe prestarse para superar la polarización”.