El Servicio Geológico Colombiano emitió una alerta por el incremento de la actividad sísmica relacionada con el volcán Cerro Machín. En la mañana del sábado se registraron más de 150 sismos en el área de influencia del volcán, dos de ellos llegaron a 4 en la escala de Richter. Por la naturaleza geológica del Machín y por su cercanía con el Túnel de la Línea —el segundo más largo de América Latina— esta información ha encendido las alarmas en las dependencias encargadas de monitorear al volcán y de ejecutar las medidas de protección de la población que vive en esa zona del país.
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El Machín, un volcán en la mitad del país
El Machín se alza en la margen oriental de la cordillera Central de Colombia. Ibagué está a diecisiete kilómetros del cráter del volcán mientras que Cajamarca está a seis. Armenia está un poco más lejos: a treinta y dos. La distancia con Bogotá es de ciento cincuenta kilómetros. La ciencia lo considera un volcán activo porque cumple con tres de los cuatro requisitos de una clasificación internacional adaptada por el Servicio Geológico Colombiano.
Tuvo actividad eruptiva en los últimos 10.000 años —la última del Machín data de hace 800 años—, su morfología está bien conservada y, además de tener fuentes termales y fumarolas, en él se registran sismos frecuentes. La amenaza del Machín cubre a 26 municipios de cuatro departamentos, en los que viven alrededor de 800 mil personas.
En los registros se cuentan seis erupciones del Machín durante el Holoceno —la actual época geológica—, cinco de las cuales han sido plinianas. La ciencia utiliza esta etiqueta para describir la emisión de columnas de gases que sobrepasan los veinte kilómetros de altura. Por obra de la gravedad, dichas columnas se transforman en lluvias de fragmentos sólidos de material volcánico.
La más famosa de las erupciones plinianas fue la que en el siglo I d.C., sepultó a Pompeya bajo capas de ceniza y de piedra pómez. Esa catástrofe hace parte de la tradición literaria occidental en virtud del relato que hizo Plinio el Joven —de ahí viene el nombre— de los últimos días de la ciudad romana ubicada a poco más de veinte kilómetros de Monte Vesubio. Alejados del clasicismo, los lugareños emplean una imagen para explicarle al foráneo la naturaleza del Machín: comparan su erupción con la explosión de una olla pitadora. Ni más ni menos.
En el Machín se da un fenómeno que los expertos llaman enjambre sísmico. Como su nombre lo deja intuir, este consiste en la ocurrencia de muchos temblores de tierra en un área concreta en un periodo relativamente corto. Esto fue lo que ocurrió en noviembre de 2008, cuando los campesinos de las veredas próximas al cráter alertaron a las autoridades por la alta cantidad de sismos que sintieron. Desde entonces el Machín está en el radar de la prensa y del público general.
Este ha sido el fenómeno que se ha dado en las últimas horas. De todas formas, hay que tener en cuenta que la actividad sísmica en los volcanes activos es algo normal. No obstante, se deben seguir las recomendaciones de los expertos.