En Colombia, más de 100.000 madres enfrentan la desesperante realidad de no saber qué ha sido de sus hijos. Desaparecidos en medio de la violencia del conflicto armado, sus hijos son parte de los más de 111.000 casos de desaparición forzada que el país arrastra, y que las deja en un limbo que parece no tener fin.
La búsqueda de sus seres queridos se convierte en una misión de vida, una resistencia silenciosa pero incansable contra la impunidad y el olvido.
El 23 de octubre de 2001, la vida de Arnobia del Socorro Gutiérrez cambió para siempre. Ese día, su hija de 16 años, Natalia Andrea Cartagena, fue reclutada ilegalmente por milicianos del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el barrio Belencito Corazón, en la Comuna 13 de Medellín.
Le puede interesar: Mandé: la comunidad negra de Urrao que después de la guerra se resiste al olvido
“Mamá, vinieron unos muchachos a hablar con Natalia y se la llevaron”, le contó uno de sus hijos cuando ella regresó a casa. No fue la única. 23 adolescentes más fueron reclutados ese mismo día.
Arnobia inició una búsqueda que duraría más de dos décadas. En el transcurso de esos años, su vida se vio marcada por la incertidumbre, el dolor y la enfermedad. En 2016, la misma Arnobia fue diagnosticada con cáncer de seno, un agresivo cáncer que ha hecho metástasis en su arteria aorta y posteriormente en la glándula tiroidea. Pero ni el avance de su enfermedad ni las pocas respuestas recibidas frenaron su lucha por encontrar a su hija desaparecida.
De acuerdo con cifras de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), se cree que en Colombia hay cerca de 120.000 desaparecidos, y en Antioquia se han documentado 23.077 casos de desaparición forzada.
Estas cifras, que dejaron a miles de madres como Arnobia en una búsqueda interminable por sus seres queridos, fue construyendo en el país una importante red de mujeres buscadoras que luchan contra la violencia, contra el olvido y en múltiples ocasiones contra la burocracia judicial.
Durante años, la búsqueda de Arnobia no dio frutos, pero en 2018 surgió una esperanza. Gracias al trabajo conjunto de la Corporación Jurídica Libertad, la Fundación Santa Laura Montoya y el colectivo Mujeres Caminando por la Verdad, la UBPD incluyó a Natalia en una solicitud de búsqueda colectiva. Esta acción fue clave para identificar una posible ubicación de su cuerpo.
Finalmente, en octubre de 2021, las autoridades lograron recuperar los restos de Natalia Andrea en una intervención al cementerio del municipio de Santo Domingo, Antioquia.
El hallazgo marcó el final de una larga y dolorosa búsqueda para Arnobia. En febrero de 2023, la UBPD entregó los restos de Natalia a su familia, poniendo fin a más de 20 años de incertidumbre. Aunque el reencuentro no fue como el que Arnobia había soñado, le permitió cerrar un ciclo y darle una despedida digna a su hija.
Conozca: Restitución de tierras: los retos y avances en 13 años
Arnobia ya sabía para ese momento que su caso no era único, por lo cual siguió apoyando las luchas de otras mujeres y madres. Se estima que en Colombia hay más de 100.000 madres buscadoras, mujeres que, en su mayoría, han dedicado sus vidas a encontrar a sus hijos desaparecidos.
La tragedia es aún mayor cuando se considera que muchas de estas enfrentan enfermedades graves, como el cáncer, y no logran vivir lo suficiente para hallar a sus hijos.
A pesar de haber encontrado a Natalia, Arnobia no ha dejado de luchar. Ahora, como parte de los colectivos, sigue participando activamente en la búsqueda de otras víctimas. Su esperanza es que ninguna madre muera sin tener noticias de su ser querido. La historia de Arnobia y su hija es un reflejo del inmenso dolor y resistencia que viven miles de familias en Colombia.
La desaparición forzada es una herida profunda que sigue abierta en el país. A pesar de los esfuerzos de la UBPD y otros colectivos, la tarea de encontrar a los desaparecidos continúa siendo ardua y con grandes retos por superar. Mientras tanto, mujeres como Arnobia, Fabiola Lalinde, Orlinda Mesa, Amparo Mejía, Teresita Gaviria y muchas otras, seguirán siendo un símbolo de perseverancia en la lucha por la verdad y la justicia.
El fenómeno de la desaparición forzada es uno de los legados más oscuros del conflicto armado colombiano. Desde que el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) comenzó a consolidar los datos dispersos entre 1970 y 2015, se registraron 60.630 desapariciones forzadas, un número que ha seguido creciendo.
A lo largo de los años, han sido las madres, en su mayoría, quienes han tomado las riendas de la búsqueda.
La lucha de estas madres buscadoras es una muestra de la resistencia frente a la injusticia, pues han sido ellas, alzando sus voces y relatando sus historias, quienes han movilizado al Estado a crear entidades como la UBPD. La esperanza de encontrar a sus hijos, vivos o muertos, sigue siendo el motor que las impulsa a seguir adelante.
