Al feminicidio cometido el pasado 29 de mayo en el centro comercial Santafé en Bogotá, en el que fue asesinada Stefany Barranco Oquendo de 32 años por su expareja, Iván José de la Rosa, se suma otra víctima en menos de 24 horas.
De acuerdo con las autoridades, el crimen se presentó en la localidad de Suba, en Bogotá, en donde fueron encontrados los cuerpos de la mujer asesinada, Natalia Vásquez Amaya, y el de su victimario, quien tras apuñalar a su pareja se suicidó con un tiro en la cabeza en presencia de su hijo menor de edad.
En contexto: En menos de 24 horas, otra mujer fue asesinada por su expareja en Suba, Bogotá
Estos dos casos se suman a la trágica lista de 89 feminicidios cometidos en lo corrido de 2024, según datos de la Procuraduría. Es decir, que cada semana cuatro mujeres han sido asesinadas por razones de género.
Según la procuradora Margarita Cabello: “18 mujeres por mes en este año han sido asesinadas presuntamente por sus parejas o exparejas sentimentales (...) esto no puede seguir ocurriendo”. Los datos del Observatorio de Feminicidios Colombia, en su informe “Vivas nos queremos”, arrojan que realmente han sido 271 casos hasta abril de 2024 y 193 feminicidios en grado de tentativa.
Más allá de las cifras, que impactan, pero no dejan de ser frías y ajenas, se trata de vidas que terminaron por hombres que creían tener derecho sobre sus parejas, exparejas, familiares o mujeres en estado de indefensión. ¿Cómo debe responder la sociedad ante los crímenes?
Carol Rojas, analista del Observatorio de Feminicidios Colombia, en conversación con EL COLOMBIANO, señaló que “las mujeres en Colombia podemos ser asesinadas en público sin que nadie lo evite. No estamos protegidas en ningún lugar. Todos los mecanismos de protección y garantía a la defensa de las niñas y mujeres deben activarse de manera inmediata para prevenir este tipo de actos. La sociedad ve los feminicidios como problemas personales o de pareja, pero no lo son. Precisamente son un riesgo para la vida de todas las mujeres”.
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Factores de riesgo
En el caso del feminicidio de Stefany Barranco, según Viviana Alvarado, jefe de Bogotá Púrpura —línea de atención e intervención del Distrito para atender violencias de género—, la mujer no había denunciado amenazas de su expareja ni tampoco tenía medidas de protección. El miedo a denunciar, los señalamientos de familiares y las dificultades económicas, según expertas, son variables que complejizan la intervención en estos casos.
“Casi todas las mujeres asesinadas son trabajadoras, de clase popular, empobrecidas que en algunos casos han denunciado situaciones de riesgo, pero no reciben medidas de protección por parte de las entidades encargadas”, advirtió la analista y feminista Rojas.