Hace ocho días el presidente Gustavo Petro apareció en redes sociales en gran catarata. No atacando a la prensa, ni hablando de sus nuevos símbolos patrios, ni apoyando a Palestina, apareció dando una caminata veraniega por Ciudad de Panamá, rodeado por su esquema de seguridad y de la mano con una mujer voluptuosa, joven, de vestido azul y sonrisa plena. Evidentemente, no era la Primera Dama de la Nación, Verónica Alcocer.
Además del video en el que la pareja se ve radiante, apareció una foto donde el presidente Petro le toma una foto a la mujer al lado de una pared de lo que parece ser una casa colonial típica de la capital panameña.
Hoy, una semana después, está comprobado que se trata del Presidente de la República, pues nadie de la Casa de Nariño negó la información, y hasta el mismo Petro escribió en redes sociales sobre el episodio sin desmentirlo: “Siempre he considerado que la intimidad es la ‘última ratio’ de la libertad, la última trinchera del ser libre, y conservaré este principio hasta que escriba de mí mismo o muera”.
Además hizo una suerte de defensa frente a la versión que señalaba que la mujer era transgénero: “Yo soy heterosexual, pero jamás escucharán o leerán de mí una palabra transfóbica. Porque no solo dejaría de ser hombre, sino humano”. Y subrayó: “Estos miles de mensajes transfóbicos que han estallado en manos de una sociedad de derechas, profundamente excluyente, ignorante y discriminatoria, deben ser rechazados por el presidente”.
Entre líneas, Petro reconoce que se trata de un tema en el que está involucrado, no lo niega, y se resguarda en que se trata de algo íntimo. Frente a lo ocurrido, se han identificado dos posiciones diametralmente opuestas: una, la de quienes consideran que se trata de la “vida privada” del mandatario y “por tradición”, dicen, el país ha respetado esa diferencia. Y la otra, la de quienes consideran que la vida privada de los gobernantes puede ser objeto de escrutinio público, sobre todo si se trata de personas que por su cercanía pueden llegar a tener una influencia decisiva sobre el gobernante.
Cualquier Presidente de la República, además, sabe que al asumir dicho cargo en democracia pone su vida bajo el escrutinio público, y más cuando juró al lado de una mujer (Verónica Alcocer) con la que está casado ante la ley y que automáticamente se convirtió en la Primera Dama de la Nación.
Fue raro todo lo que pasó con el desarrollo noticioso del video, pues pocos medios nacionales se atrevieron a comentarlo. Algunos porque la Casa de Nariño no se refirió al hecho; otros, porque consideraron que podía ser una trampa para los periodistas, toda vez que en los últimos días el propio Presidente, y bodegas gobiernistas en redes, se habían dedicado a hostigar al periodismo. Y en general, según lo expresaron varios de ellos, porque consideraron que se trataba de un aspecto de la vida privada.
¿En qué medida se han usado o se están usando recursos públicos para asuntos como el desplazamiento o la manutención de la mujer que acompañó al Presidente en Panamá?
No son pocos los casos de mandatarios en el mundo sobre los cuales han sido divulgadas sus relaciones extramatrimoniales como asuntos de Estado. El caso de Bill Clinton y Mónica Lewisky es tal vez el más recordado. Pero también está el de Donald Trump con la actriz porno Stormy Daniels, el rey Juan Carlos I y Corinna Larsen, el del expresidente francés Francois Hollande y la actriz Julie Gayet (con quien finalmente se casó), por solo mencionar algunos de los últimos treinta años. Ya la Casa de Nariño ha tenido sus propios rumores desde 1990 hasta hoy, aunque nada como lo de Petro, que incluye video y fotografías.
El video de Petro en Panamá sí fue reseñado por medios como CNN, Univisión, Infobae, Marca, y periodistas peruanos preguntaban por qué en Colombia los medios tradicionales no registraban una noticia de esa magnitud.
Los medios internacionales contaron la polémica que se estaba armando en redes sociales, pues era más que evidente que se trataba de Gustavo Petro, pues rápidamente cotejaron que tenía la misma ropa con la cual había aterrizado, la misma gorra, los ademanes al caminar y hasta el gran parecido de los guardaespaldas del video con los que aterrizaron con el mandatario en Ciudad de Panamá para la posesión del nuevo presidente.
Luego, algunos de estos medios hablaron de la mujer que, al parecer, protagonizó el cuadro de amor. En el programa Despierta América, del canal Univisión, de Estados Unidos, habló la presentadora transgénero Linda Yepes, quien además es una fuerte influenciadora de la comunidad LGBTI y quien ha trabajado en RCN Televisión y Noticias Uno.
En esa primera entrevista, Yepes no negó que ella fuera la del video: “En este momento no puedo darte una respuesta correcta porque estoy recibiendo amenazas por parte de diferentes partidos políticos en el país”. Y añadió: “Por ahora no puedo confirmar nada, este es un tema que estamos hablando con el equipo de Presidencia... estamos hablando de todo lo sucedido”.
¿Por qué dice con tanta naturalidad “este es un tema que estamos hablando con el equipo de Presidencia”? ¿Acaso una persona que no tiene ninguna relación con el presidente Petro diría eso?
Ahora, si ella no fuera la que aparece en el video, seguramente habría negado rotundamente tremendo remoquete, pues no es nada fácil para cualquier mujer aparecer como la amante del Presidente de la República. Pero lo más importante de esa entrevista, es que Yepes admitió que sí conoce a Petro, y que de hecho se han visto desde que él fue alcalde de Bogotá, tiempo en el que tuvo un trabajo fuerte en pro de la comunidad LGBTI.
La entrevista se convirtió en tendencia. Fue entonces cuando el presidente Petro publicó el trino ya mencionado, en el cual también escribió: “Todo progresista sabe que los seres humanos son iguales y que la lucha por esa igualdad implica la emancipación física y mental y, por tanto, nadie que se considere así mismo humano, puede generalizar la transfobia en las mentes débiles ni la esclavitud y la discriminación. Esa acción no expresa animalidad sino brutalidad. Por eso asesinan al diferente y por millones. Por eso existieron y existen Nazis”.
Tras estas palabras, Yepes volvió a dar una entrevista, pero esta vez para el programa Lo sé todo, del Canal 1, allí dijo varias veces que está siendo amenazada y que está recibiendo “todas las asesorías necesarias”, y a la pregunta de si había estado en Panamá en el mismo momento que Petro, respondió después de dar muchas vueltas: “No soy yo la involucrada en el video, pero han afectado de una u otra manera mi imagen, porque hoy me siento amenazada, me siento discriminada, hacía mucho tiempo que no veía comentarios tan horribles”.
No faltaron también quienes advirtieron que el video parece haber sido grabado adrede; incluso en un momento parece como si la mujer que lo acompaña se da cuenta de que los están grabando y toma la mano de Petro para que él la tome de la cintura, todo en medio de sonrisas. La pregunta es para qué. Días antes, la primera dama, Verónica Alcocer, había hecho un pronunciamiento público quejándose por fuego amigo al interior de la Casa de Nariño y hasta denunció en la Fiscalía una campaña de desprestigio en su contra.
Ya se ha dicho, con fuentes de la propia Casa de Nariño, que hay dos bandos: de un lado, Alcocer y Laura Sarabia, y del otro los exmiembros del M-19, a quienes el presidente Petro ha puesto en cargos estratégicos como la dirección de la Unidad Nacional de Protección (UNP) y la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).
Al hacer reconstrucción de los hechos no parece descabellado concluir que no solo se trataba del presidente Gustavo Petro, sino que parece también estar feliz en esa relación, al menos pocas veces se le ha visto tan sonriente en su vida pública, como se le ve en el video que el país conoció esta semana.
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