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ELN: nuevo capítulo de la guerrilla que siempre ha saboteado la paz

El primer intento del ELN por dejar las armas se dio entre 1974-1975 durante el Gobierno de Alfonso López Michelsen. Muchos años después el país sigue esperando su desaparición.

  • La guerrilla del ELN fue fundanda en 1964 y desde entonces estado en múltiples procesos de paz. Foto: Colprensa
    La guerrilla del ELN fue fundanda en 1964 y desde entonces estado en múltiples procesos de paz. Foto: Colprensa
18 de septiembre de 2024
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La terminación definitiva del proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), es una de las más desafiantes decisiones del actual Gobierno. Por eso, la ambiguedad de las declaraciones del presidente, Gustavo Petro, horas después de que esa guerrilla, pese a la vigencia de los diálogos, atacara con explosivos una guarnición militar en Arauca, dejando a 27 soldados heridos y dos muertos.

“Pues prácticamente, es una acción que cierra un proceso de paz con sangre”, dijo el mandatario dejando en el aire si se trataba de la clausura temporal o definitiva de la mesa.

Las conversaciones con el ELN iniciaron con intermitencia en marzo de 2016 cuando el Gobierno de Juan Manuel Santos divulgó en la Habana una agenda de negociación. Un año más tarde, inició la primera fase en Quito, Ecuador, en la cual fueron anunciados los países garantes. Antes de finalizar su mandato, Santos dejó marchando las conversaciones en La Habana.

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Para cuando Iván Duque asumió como jefe de Estado, los diálogos avanzaban pese a los profundos reparos del nuevo Gobierno. Sin embargo, el atentado terrorista en la escuela de cadetes en Bogotá, que causó 23 muertos, en enero de 2019, provocó su inminente fin y una intensa ofensiva contra esa guerrilla tanto de sus hombres en el territorio colombiano como de los negociadores que permanecían en Cuba, a quienes ese Gobierno negó extraditar.

En 2022, con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de la República, el ELN volvió a hondear la bandera blanca y aterrizó como la corona de la nueva Política de Paz Total del Gobierno del ‘Cambio’. “Partimos de lo ya existente, de lo ya pactado, no nos estamos inventando nada”, dijo el entonces alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, en agosto de ese año.

Hasta el martes, 17 de septiembre, cuando ocurrió el atentado en la guarnición militar de Arauca, era la mesa más sólida y representantiva de la entrañable política de Petro que ahora se precipita al fracaso.

Conozca: Atentado en Arauca acabó la mesa de paz con el ELN

ELN, un viejo conocido

Desde su fundación en 1964, varios gobiernos han intentado desarmar al ELN y negociar su disolución. Los primeros acercamientos datan de 1974, cuando el presidente Alfonso López Michelsen les ofreció una negociación, que se estancó cuando los guerrilleros exigieron amnistía a cambio de su rendición.

A lo largo de los años, líderes del ELN han estrechado la mano de varios presidentes con la intención de alcanzar la paz, solo para desandar ese camino poco después.

Cesar Gaviria también lo intentó entre 1990-1994. Allí comenzó el historial de incumplimientos de los criminales y sus contradictorias intenciones. Pese a estar en negociaciones, que para esa época se situaron en Venezuela y México, los guerrilleros asesinaron al exministro Argelino Durán. Entonces fueron suspendidos.

En el Gobierno de Ernesto Samper, mientras eran invitados a sentarse a la mesa, los guerrilleros optaron por disparar el delito del secuestro en todo el país, una práctica criminal en la que persisten hasta hoy.

Fieles a su histórico de contrariedades. En 1998, mientras la negociación avanzaba en el Gobierno de Andrés Pastrana, el ala militar del ELN decidió secuestrar el vuelo 9463 de Avianca que cubría la ruta Bucaramanga-Bogotá.

En la aeronave iban 35 pasajeros y cinco tripulantes. Se llevaron a los rehenes hasta una pista clandestina en el sur de Bolívar. Los guerrilleros pretendían presionar la concesión de una zona de distensión y canjear a los secuestrados por subversivos presos. El Gobierno de entonces no accedió y las conversaciones se fueron al traste.

El colapso de las negociaciones durante el gobierno de Pastrana congeló el diálogo por varios años. No fue sino hasta 2006, bajo la presidencia de Álvaro Uribe, que se abrió una nueva posibilidad de acercamiento.

Sin embargo, las exigencias del ELN, entre ellas la amnistía para todos los presos políticos y el rechazo al Tratado de Libre Comercio, no fueron aceptadas, lo que, sumado a la prioridad del Gobierno en desmovilizar a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), truncó nuevamente el proceso.

Puede leer: ¿Cuándo comienza el cese al fuego con el ELN y qué acuerdos se alcanzaron con esa guerrilla?

Posteriormente vinieron las negociaciones con Santos, retomadas por Petro, y la frustrada mesa con Duque, cuando el ELN dejó ver su falta de voluntad real de paz con el atentado a la Escuela de Cadetes de Policía en Bogotá, considerado hasta hoy como uno de los hechos criminales más trágicos en la historia reciente contra la Fuerza Pública colombiana.

La trayectoria de los fallidos intentos por alcanzar la paz ha dejado claro que el ELN no es un grupo con intenciones reales de desarme.

Han sido fieles a la renuencia de su máximo comandante, conocido como Antonio García, quien ve la dejación de las armas como “el abandono de la lucha revolucionaria”.

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“Hay un proceso sistemático en la mentalidad de Antonio, en el que los procesos de paz no llegan a buen término porque no son compatibles con su visión”, relató a El Colombiano un exguerrillero que conocía de fondo el funcionamiento del Comando Central.

Por eso, los diálogos de paz han sido una montaña rusa con más incumplimientos que aciertos por parte del ELN. En lugar de avanzar hacia su desaparición, esta guerrilla sigue expandiéndose, llegando a contar con más de 6.000 hombres y mujeres armados por todo el territorio nacional, además de las redes de milicianos infiltradas en la población civil.

Recientemente, un informe de la Defensoría del Pueblo reveló que este grupo criminal tenía injerencia en 189 municipios en 2022, y para 2023 extendió su presencia a 231 municipios en 19 departamentos.

Sus alianzas criminales se han expandido con fuerza en Venezuela, donde, según analistas del conflicto, actúan principalmente como una fuerza paramilitar a favor del régimen de Nicolás Maduro.

Mientras tanto, en Colombia apelan a la lucha revolucionaria, enfocándose en enfrentar al Estado y a otros grupos criminales.

Lea también: “Aun en medio de las operaciones militares pueden continuarse los procesos de paz”: ELN sobre la suspensión de los diálogos

Actualmente, libran una sangrienta lucha contra las disidencias insurgentes tras la desaparición de las extintas FARC en 2016, fecha en la que el ELN quedó como la única guerrilla activa en Colombia.

Las trabas del ELN en la negociación con el Gobierno petro

Cuando Gustavo Petro era candidato aseguró que “en cuestión de tres meses” iba a lograr desarmar al ELN.

Han pasado 774 días desde sus posesión presidencial y, por el contrario, el Estado sumó lo que parece un nuevo fracaso en el intento de alcanzar la paz con esa guerrilla.

El 28 de agosto de 2022 el presidente y su gabinete aterrizaron en Ituango, al Norte de Antioquia. Ese día el mandatario dio pistas de lo que sería la paz total: el proyecto más ambicioso era con el ELN.

El primer paso fue permitir que el Comando Central del ELN se reuniera con sus bases para dar inicio a la fases exploratorias.

Los cabecillas estaban represados en Cuba luego del rompimiento de las negociaciones con el expresidente Iván Duque. Desde entonces la conversación saltó de traba en traba y –aunque hubo avances– fueron pocos.

El primer viento de crisis llegó el 28 de octubre del año pasado cuando la guerrilla secuestró a Luis Manuel Díaz –padre del jugador Luis Díaz– en La Guajira. El hombre estuvo secuestrado por 8 días y desde el Gobierno pusieron un ultimátum en la mesa que duró poco. La delegación oficial exigió al ELN que cesara con la práctica del secuestro extorsivo y los guerrilleros solo mantuvieron el compromiso por 91 días.

El pasado 6 de mayo Antonio García, máximo comandante de la organización publicó un comunicado en el que afirmó que sus unidades retomarían con esa práctica criminal.

“El ELN ha sido supremamente arrogante, casi que irrespetuoso, no solo con el Gobierno, sino con las víctimas y con la sociedad civil, que se aprecia de representar. Cada vez maltrata más y más. Estas negociaciones tienen que fundarse en un principio, de respeto al derecho internacional humanitario”, le dijo a este diario Juan Camilo Restrepo, exnegociador durante Gobierno Santos ante esos subversivos.

Es que desde el pasado 11 de abril los diálogos estaban congelados por decisión del ELN.

Desde entonces se dedicaron a señalar al Gobierno de incumplir algunos acuerdos y solicitaban concesiones difíciles de cumplir.

Los subversivos pusieron tres condiciones al Gobierno para poder continuar en la mesa: materializar el Fondo Multidonante para financiarlos a cambio de cesar el secuestro extorsivo, suspender los acercamientos con el frente Comuneros del Sur y frenar las operaciones ofensivas de las FF.MM. y grupos paramilitares en su contra.

El Gobierno Petro no cedió en las pretensiones y los ilegales se dedicaron a profundizar en sus acciones bélicas.

El domingo 11 de agosto el Frente de Guerra Occidental difundió un panfleto en el que ordenaba el confinamiento en cinco municipios del Chocó. Alegaban que sostendrían un enfrentamiento a sangre y fuego con los ilegales del Clan del Golfo.

Esa acción criminal mantuvo por nueve días confinadas a 50.000 personas. Una niña y una mujer embarazada murieron a la espera de una evacuación porque el río –controlado por ellos– no podía ser navegado.

La última pretensión de los armados ilegales era que el Gobierno los excluyera de la lista de Grupos Armados Organizados.

Una decisión del Ejecutivo en ese sentido implicaría, cuando menos, que la Fuerza Pública dejara en un segundo plano los operativos contra esa guerrilla.

El pasado 3 de agosto expiró el cese al fuego que esa guerrilla había decretado hacía un año, cuya prórroga estaba condicionada a que el Gobierno cumpliera con sus exigencias, lo cual no sucedió. Ante los incumplimientos y amenazas, el presidente se mantenía en la idea de continuar con los diálogos y envió una “propuesta confidencial” para tratar de seducir a los subversivos. Fue rechazado.

“La grave situación de crisis que padece la Mesa y el Proceso de Paz entre el Gobierno y el ELN, en este momento, no requiere de propuestas confidenciales”, fue la respuesta del Comando Central en un comunicado.

Con los aires de una nueva ruptura, el próximo paso del Gobierno Petro iría encaminado en reactivar las órdenes de captura contra los delegados del ELN en la fallida mesa de conversación.

Las Fuerzas Militares ya anunciaron una ofensiva total contra el grupo guerrillero y el presidente Gustavo Petro debe alistarse para atender la reactivación del conflicto en las zonas donde esa guerrilla hace presencia (ver mapa).

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