El fallo de la Corte Internacional de Justicia es un triunfo absoluto para Colombia. Esa es la visión de la embajadora ante Países Bajos, Carolina Olarte-Bácares, quien representó al Estado colombiano ante el tribunal de La Haya como diplomática y co-agente del litigio sobre la plataforma continental extendida que estaba buscando Nicaragua.
Los magistrados del máximo tribunal de justicia de Naciones Unidas decidieron darle la razón a Colombia en la controversia en la que Nicaragua estaba ambicionando poderes sobre el suelo y el subsuelo que está debajo del mar colombiano –específicamente, en la zona económica exclusiva del país– donde se hacen actividades de pesca, investigación científica y defensa, entre otras.
La embajadora Olarte-Bácares habló con EL COLOMBIANO sobre los alcances de esa decisión y fue enfática en asegurar que, tras esa providencia, se le puso punto final a las ambiciones expansionistas de Nicaragua.
¿Qué significa para Colombia el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya?
“Este fallo significa muchas cosas. Esto significa que Colombia indudablemente ganó el caso, que los argumentos que presentó Colombia en diciembre del año pasado vencieron las pretensiones de Nicaragua y fueron suficientes para que la Corte no entrara a delimitar como lo pretendía la solicitud exorbitante de Nicaragua. Pero, además, también significa que es un momento perfecto para destrabar una cantidad de asuntos relacionados con la protección de los mares y, en términos generales, con la geopolítica del mar, en donde Colombia puede tener un rol muy importante para beneficio de los mares y de todas las comunidades que se encuentran allí, especialmente en el Caribe”.
El agente Eduardo Valencia-Ospina decía que esta providencia es un triunfo total. A usted le pregunto, ¿esto quiere decir que Nicaragua tiene que detener sus ambiciones expansionistas hacia el territorio colombiano?
“Sin duda alguna, este es un fallo absoluto, una victoria completa de esas que no se ven regularmente en la Corte Internacional de Justicia. Y, como lo menciona, significa que Nicaragua detiene sus pretensiones expansionistas en la Corte Internacional de Justicia en contra de Colombia. Aquí termina esa larga y tortuosa saga de casos que nos opusieron a Colombia con Nicaragua”.
De los tres litigios de Nicaragua contra Colombia este es el único que quedaba por definirse y el Gobierno aplicó un cambio en la defensa. ¿Ustedes atribuyen este resultado al cambio en la estrategia o a todo el proceso que venía desde antes, desde hace 10 años?
“Es una política de Estado que durante muchos años se mantuvo amparada en las normas y en la posibilidad de demostrar a través del derecho que a Nicaragua no le asistían razones para lograr sus pretensiones. Este es un triunfo fundamental de todo el Estado colombiano.
Ahora bien, el fallo que le escuchamos a la Corte Internacional de Justicia fue un fallo basado en las audiencias orales que se presentaron en diciembre del año pasado. Y no hay que dejar de lado, es un asunto fundamental. Las audiencias de diciembre fueron audiencias absolutamente inusitadas, inesperadas, fuera de la práctica común de la Corte. La Corte algunas semanas antes, en octubre del año pasado, encapsuló el caso a dos preguntas jurídicas muy concretas”.
Embajadora, una posible derrota de Colombia hubiese sido peligrosa para el Derecho Internacional, en el sentido de que varios estados hubieran podido reclamar a partir de este fallo. ¿Qué significa esta decisión a la luz del resto de los Estados, a la luz del resto de litigios que se abren y que se pueden abrir posteriormente en la Corte Internacional de Justicia?
“Como bien lo menciona, este caso tenía unos efectos importantísimos que, de haberse resuelto de una manera distinta a como se resolvió este jueves, es decir, de haber procedido la Corte a delimitar, habría subvertido completamente el orden en los mares. El ejercicio que hizo la Corte fue, en ese sentido, muy responsable, porque habría generado un escenario de caos a nivel mundial. Así es que lo que decide hoy la Corte en el caso que favorece a Colombia, además de acordarle a Colombia sus argumentos, es mantener un equilibrio y un orden en los mares”.
¿Qué sigue en este proceso? ¿Colombia aún tiene un pendiente por resolver con Nicaragua sobre los temas fallados en 2012 respecto a la controversia territorial y marítima?
“Este fallo corresponde a un caso distinto al caso que se falló en ese año. Es un caso que convoca a las mismas partes, en un contexto que es en el Caribe colombiano y nicaragüense. Entonces, sin perjuicio de que se trata de dos fallos distintos, y como en cualquier relación de vecindario, en cualquier relación de frontera, los estados siempre van a tener que conversar y siempre van a tener que tomar decisiones en conjunto”.
Embajadora, ¿vamos a buscar acuerdos bilaterales con Nicaragua para manejar estos temas del océano o es muy pronto para decir qué va a pasar en relación a los temas fronterizos con Nicaragua?
“Lo que sucedió este jueves (13 de julio) está en el ámbito jurídico, en una instancia judicial que, por supuesto, será un insumo para las decisiones políticas que tendrá que tomar el gobierno dentro de las cuales se encuentra un abanico enorme de posibilidades. Sin duda alguna, no es este fallo el único que va a ser el detonante para adoptar esa postura o las muchas otras que hay sobre la mesa. Pero lo cierto es que este fallo es crucial para la defensa de los intereses del Estado y ese es un presupuesto fundamental para las próximas decisiones políticas que se tomen al respecto”.
Desde el Congreso le pidieron al Gobierno retirarse de los tratados internacionales suscritos por Colombia que faculten instancias como La Haya para decidir sobre diferendos limítrofes. ¿Qué importancia tiene mantenerse en esos tratados?
“Independientemente de las instancias internacionales a las que estemos haciendo referencia, cualquier compromiso que adquieran los Estados y el Estado colombiano cuando se firma o se ratifica un tratado es una demostración de su respeto hacia los compromisos jurídicos internacionales. Los tratados se pueden firmar, ratificar, se pueden hacer declaraciones interpretativas o se pueden incluso emitir reservas y también se pueden terminar. Eso hace parte de la vida normal y común de los tratados y le compete al Estado revisar constantemente esos compromisos internacionales que ha adquirido para utilizar las vías que los mismos tratados disponen para tomar las decisiones que correspondan”.
Finalmente, embajadora, ¿qué conclusión sacan ustedes como equipo de defensa de este fallo? ¿Cuál fue la conversación que tuvieron inmediatamente después de que se terminó la sesión?
“Hay una enorme satisfacción por haber escuchado un fallo de una Corte que protegió el orden internacional en los mares. Esa fue una de las primeras conclusiones a las que llegamos. Por supuesto, la más importante es que nuestros argumentos, elaborados con mucha precisión y con mucho tino para ser presentados de la manera estratégica en que se hicieron, vencieron las pretensiones exorbitantes de Nicaragua. Este es un triunfo del derecho, es un triunfo del buen derecho y eso nos llena de enormes satisfacciones. Y por último, por supuesto, la visión de futuro y la visión prospectiva, la cantidad de puertas y escenarios que se le abren para una nueva era y un nuevo momento para Colombia”.