Las llamas que consumieron los cerros en Quetame (Cundinamarca) el lunes; las manchas negras de los incendios en La Macarena, Meta, la semana pasada, y las que afectaron el Parque Nacional Tuparro son un reflejo de lo vivido en Colombia en este 2020.
La temporada seca que terminaría hacia mediados de marzo, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), la deforestación, y hasta manos criminales, aparecen como los responsables de los incendios, según ambientalistas y el propio gobierno.
En los primeros 61 días del año se han registrado 751 conflagraciones, de acuerdo con el reporte de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo y Desastres (Ungrd) con corte al pasado lunes. En promedio, según la cifras de la Unidad, cada día se han registrado en el país 12,3 incendios.
Sobre el panorama, el director de la Ungrd, Eduardo José González Angulo, aseguró que estas emergencias han sido atendidas a través del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo y precisó que actualmente “tenemos problemas en Bolívar, Boyacá, Cesar, Norte de Santander y Vichada”, donde aún hay focos que no han sido apagados.
¿Qué está pasando?
La realidad, a juicio de Nelson Vivas, ambientalista en el Meta, se da “por la resequedad de los terrenos” que con las temperaturas altas son susceptibles a incendios. También plantea otro escenario, el cual tiene que ver con “la gente, que por su desconocimiento, considera que es el momento de hacer quemas controladas que por la resequedad y los vientos se salen de control, generando emergencias de gran dimensión, como las que hemos visto en los parques naturales”.
Su visión la respalda el vocero del Movimiento Ambientalista, Camilo Prieto: “el primer factor de emisiones tiene que ver con transformación del uso del suelo y la deforestación, que están vinculados con los incendios”.
Otras amenazas
El ambientalista Vivas también recuerda que hay otros poderes ocultos detrás de los incendios forestales del país y tienen que ver con “personas que están interesadas en proyectos de otro tipo y no de proteger el ambiente”.
Además, dice Vivas, en los Parques Nacionales hay zonas de pastoreo que van contra la protección ambiental de estas zonas declaradas protegidas.
“Son actividades distintas a las que la ley reconoce. Es un asunto que, estimamos, tiene que ver con interesados en hacer diversidad de productos, como cultivo de palmas o de tipo extractivista, que buscan acabar con la vegetación para dejar el camino libre”.
Palabras más, palabras menos, hay asuntos como la ampliación de la frontera agrícola a costa arrasar el bosque, los cultivos de droga y la presencia de grupos ilegales, que también propician estos incendios.
Esta versión también la confirmó y denunció la semana pasada, el integrante de la Mesa Hídrica del Piedemonte Llanero, Julián Villa, quien le dijo a EL COLOMBIANO que los incendios en la zona son una práctica común de los colonos, que se presentan con el avance de la frontera agrícola y en las prácticas ganaderas.
Tras los incendios en La Macarena, que pusieron en peligro a Caño Cristales, Villa manifestó que “hemos venido denunciando el incremento de la deforestación en esos territorios, en lo que también influyen las carreteras construidas en la zona”, algo que se ha notado a través del aumento de focos de deforestación y la concentración de nuevos colonos.
El ministro de Ambiente, Ricardo Lozano, ha dejado claro que con el Consejo Nacional de Lucha contra la deforestación “empezamos a reducirla en los últimos años y esta tendencia se sigue manifestando” y, como parte de tranquilidad, dejó claro que estas labores también se están ejecutando en las áreas protegidas de los Parques Nacionales.
Para Prieto, el Gobierno debe entender que desde la institucionalidad se requiere de una política ambiental transversal, que no solo incluya como responsable al Ministerio de Ambiente, sino que se incluya al aparato judicial y a la Fuerza Pública.
Además, explica que “hay otro elemento y es el turismo irresponsable, porque muchas veces los turistas dejan envases o latas que pueden provocar incendios”, como los que se están viendo, por lo que llama la atención para que las autoridades no bajen la guardia en materia de prevención y atención de las llamas.