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Cocinar en leña, un humo de pobreza y enfermedad

1,6 millones de hogares colombianos aún cocinan con madera a pesar de sus efectos en la salud. El Gobierno tiene un plan para estas familias.

  • María Lucelly emplea el caucho de un neumático de bicicleta para encender su fogón. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
    María Lucelly emplea el caucho de un neumático de bicicleta para encender su fogón. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
29 de septiembre de 2019

El humo que se asoma a lo lejos, desde la trocha que lleva a la vereda La Quiebra, en Caldas (Antioquia), es señal de que el almuerzo ya se está montando. Es la casa de María Mercedes Muñoz, de 76 años, quien toda su vida ha cocinado con leña para ella y su familia, como lo heredó de sus padres. Es un legado que resulta contradictorio, pues se convierte en la prueba de que el desarrollo a algunos lugares del país no llegó.

Nació en Cocorná, se casó en Carmen de Viboral y como campesina andariega recorrió varios municipios, pero hace 37 años echó raíces. Su casa está construida en ladrillo y cemento y, en su cocina, de unos 3 metros de largo por 1,5 metros de ancho, se siente el calor que produce la leña. En la plancha pone las ollas del almuerzo, el café y las arepas.

Como en su hogar, otros 1,6 millones, de los 15 millones que tiene el país, cocinan con leña (ver infografía), según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2018, del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane). En Antioquia, según el reporte, son 120 mil hogares que la emplean para cocinar.

Una mirada a la pobreza

Este panorama que resulta surrealista en 2019, plantea un escenario de pobreza, pues, según el Dane, estas familias no han podido acceder a otros elementos para cocinar, como gas o energía. Pero cuando se le pregunta a María Isabel si se siente pobre, primero, tal vez por la connotación de la palabra, lo niega con la cabeza.

Luego, con voz pausada, asegura: “No, desde que tenga salud no lo voy a sentir, aunque reconozco que la uso para ahorrar plata, porque el gas es muy costoso”.

Haciendo referencia a casos como el de María Isabel, el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, señala que el fenómeno de pobreza es más evidente en las zonas rurales del país.

“En Colombia hay 2,4 millones de hogares en pobreza multidimensional (carencias en los ámbitos de salud, educación y nivel de vida), de estos, 1,13 millones utilizan la leña para la cocinar sus alimentos”, explica Oviedo y subraya que de los 2,4 millones de pobres, 1,2 millones están ubicados en zonas rurales.

Daños a la salud

Carlos Castañeda, director del Observatorio de Salud del Instituto Nacional de Salud (INS), basado en el estudio “Carga de enfermedad ambiental en Colombia”, publicado en enero y que analizó las muertes por condiciones ambientales en 2016, explica que el uso de la leña es considerado un problema de salud pública.

Con esto, plantea que en el año que analizó el estudio se logró determinar que hubo 2.500 muertes atribuibles “a contaminación dentro de los hogares” (ver Paréntesis).

“El uso de combustibles como leña o carbón para la preparación de alimentos genera material particulado, que produce efectos nocivos y que puede pasar a los pulmones y la sangre, generando efectos cardiovasculares”.

Sobre los aspectos negativos para la salud, María Mercedes recuerda que los médicos le dicen que el humo y la ceniza le hacen daño: “Me regañan, pero yo sigo. Los médicos me dicen terca porque sigo con mi leñita”, lo dice con simpleza, sin tener idea de qué pueden significar “efectos nocivos de material particulado”. Es simple, es cuestión de supervivencia, de alimentarse.

Otro caso

Una visión similar tiene María Lucelly Castañeda. En su casa, en el sector Salinas de La Quiebra, también en Caldas, lleva su vida cocinando con leña.

En su vivienda, construida en madera y de tejas de lata, con un plástico encima que sirve para darle fuerza al techo que soporta la lluvia, vive con un hijo. “Él recolecta café y yo a veces lavo ropa o arreglo gasas”, dice con voz acelerada María Lucelly, sin darles muchas largas a las respuestas sobre si le preocupa o no estar enferma, sabiendo que tiene el fogón de leña a escasos tres metros de su cama.

Ese es uno de los grandes problemas, explica Castañeda del INS, al señalar que “esa es la única opción que tienen estas familias”, lo que no les permite ubicar el fogón a distancias más retiradas, y de esa manera evitar que el humo se quede dentro de las viviendas.

“Es el único material al que tienen acceso, entonces a eso van a recurrir”, agrega Castañeda, luego de explicar que una manera de mitigar el impacto negativo para la salud es, por ejemplo, diseñar chimeneas, una alternativa que más parece un paleativo. De fondo, “hay que garantizar más acceso a estufas de gas”, agrega el experto.

¿Y qué se puede hacer?

El director del Dane asegura que, con los datos recolectados con la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, que permitió hacer una caracterización del fenómeno, se trabaja en el diseño de estrategias que permitan aumentar la cobertura eléctrica, y revisar si esa energía solo servirá para iluminar o si también sería para que los colombianos en estas condiciones puedan cocinar.

“Utilizando esta información estamos trabajando en una mesa intersectorial con el Minminas y la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), para entregarle a la ministra, María Fernanda Suárez, unos mapas para poder localizar esos hogares y que el Ministerio sepa cuáles son las zonas específicas y las coordenadas” donde se ubican las familias que aún cocinan con leña. El director, además, explica que La Guajira, con solo 33,3 % de cobertura de energía rural es la zona que más le preocupa al Gobierno, pues tiene menor cobertura energética.

Diego Mesa, viceministro de Energía, le dice a EL COLOMBIANO que el Gobierno tiene una deuda social con este sector de la población. Asegura que la meta en este cuatrienio es llevar gas u energía a 100.000 familias que hoy emplean leña. “Este primer año, las estadísticas nos dicen que hemos logrado llegar a cerca de 12.500 familias”, llevando estufas a gas, y allí han invertido alrededor de $1.787 millones.

Además, el Minminas explica que el Plan Nacional de Desarrollo tiene este frente como uno de los retos a superar. Este, cómo no, es uno de los retos fijados por el gobierno y, aunque María Mercedes y María Lucelly no se sienten pobres por cocinar con leña, las cifras demuestran lo contrario, además del riesgo para la salud

120
mil hogares cocinan con leña en Antioquia, según los datos de la encuesta del Dane.
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