El jueves a las 5:45 de la mañana el presidente Gustavo Petro viajó a San Francisco, Estados Unidos —después de dejar esperando a la comitiva por más de diez horas—, para asistir a la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (Apec) y el país político era un solo caos para su gobierno.
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La reforma a la salud se estancaba en la Cámara de Representantes, horas más tarde la Corte Constitucional tumbaría otro artículo chueco de la última reforma tributaria y, en el partido de la Selección Colombia contra Brasil, el estadio Metropolitano cantó en contra del mandatario, aunque desde las redes sociales lo mostraron como un ataque a su hija menor, argumento improbable desde cualquier punto de vista, ya que la única persona reconocible en el palco era la primera dama Verónica Alcocer.
Petro, que se la ha pasado contra la pared en los últimos meses, hizo oídos sordos en los tres casos. Con la reforma a la salud se dedicó a tuitear en contra de la representante de los verdes Catherine Juvinao, quien en otros momentos apoyó al gobierno del cambio y ahora denuncia los micos que sus congresistas trepan en las reformas; por otro lado, acató la decisión de la Corte asegurando que les iba a tocar apretarle la correa a las tres ramas del poder, es decir, respondió diciendo que por culpa de ese fallo ahora tendrían menos plata para funcionar; y, finalmente, no escuchó las críticas del Metropolitano sino que direccionó toda esa a protesta a un supuesto ataque a su hija.
Fue una semana difícil para el presidente Petro, más cuando se tiene en cuenta que por primera vez, desde 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó a números negativos: -0,3 %, un decrecimiento que tiene al ministro de Hacienda con los pelos de punta. Los analistas explican que se debe a la caída en la inversión empresarial, pues todos los sectores productivos vienen de capa caída, desde la construcción hasta el comercio.
Dicen que el gran problema en la Casa de Nariño es que el presidente no les tira línea a sus ministros, ellos simplemente reciben órdenes a través de Laura Sarabia o de la cuenta en Twitter de Petro o de las ideas generales de sus discursos. Es común ver a los ministros contradecirse en cuanto a las políticas estatales o en cuanto a las razones por las que Petro falta a sus citas.
Falta liderazgo, dicen algunas voces. Tan es así, que en los últimos días se ha rumorado que el ahora embajador de Colombia en Londres regresará al país para ayudarle a Petro en algún cargo, incluso como posible Ministro de Defensa o del Interior. Estos días estuvo Barreras de paseo por el Congreso y se dice que tiró línea política, pero no encontró un pupilo, no hay un solo corporado del Pacto Histórico que tenga el don de unir a todos los congresistas y, mucho menos, que conozca el aparato político y burocrático como él.
Ahora bien, sobre su regreso, Barreras le dijo a W Radio: “A mí no me han ofrecido nada distinto que cumplir con mi tarea como embajador en el Reino Unido (...) Hay que estar loco para cambiar la tranquilidad por el exceso de trabajo, pero yo estoy loco de amor por Colombia, que necesita todas las manos para levantar, no solamente al Gobierno, sino también al país. En ese propósito tenemos que estar todos”.
Esas últimas palabras de Barreras muestran que sí hay una preocupación de su parte, pues es evidente que al Gobierno le están saliendo bien poquísimos asuntos, y ni siquiera la paz total, que es su gran apuesta, pues todos los grupos armados se han fortalecido, ponen bombas y secuestran como si no hubiera autoridad en el país, así se lo hizo saber esta semana Catherine Juvinao en el Congreso al mismísimo comisionado de Paz, Danilo Rueda.
Barreras, como no lo ha hecho el presidente, se dio un buen recorrido en su visita al país. Estuvo en varios ministerios, en la Casa de Nariño, en el Congreso y hasta se reunió con algunos líderes de partido y con el alcalde electo de Tunja, el ruso Mikhail Krasnov. Dicen, también, que la idea de la reunión de Petro con Uribe salió del mismo Roy, y no sería raro: Roy ha demostrado su capacidad de diálogo.
Además de estos últimos días de malos resultados para el presidente Petro, hay que resaltar que sigue ausente en su agenda, se tienen noticias de él por su cuenta de Twitter, de la que no se despega y la que usa como micrófono para hablar de los ataques de Israel a Palestina, de los congresistas que le hacen control juicioso a las reformas y de los medios de comunicación que publican algún análisis o una investigación que no le conviene.
Mientras eso pasa, parecen salir globos de los alfiles del presidente, como el proyecto de obstrucción a la paz que presentó Iván Cepeda y con el que pretendían mandar a la cárcel a todo el que se entrometiera en procesos de paz, otra idea delirante que parecía hecha para sacar a los medios y al país de temas tan cruciales como la reforma a la salud. Parece que no solo falta liderazgo, también falta foco a la hora de gobernar.