El primer día de la visita de los 15 delegados del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a Colombia coincidió con las protestas convocadas por el Gobierno Nacional, que terminaron con un reprochable asedio contra el Palacio Nacional en Bogotá.
Aunque este jueves toda la atención de la opinión pública y de las instituciones se concentró en esa alteración del orden público, que según la Corte Suprema de Justicia deja a la democracia “en vilo”, los diplomáticos evitaron referirse al tema, que no estaba dentro de su agenda, y se concentraron en las reuniones que tenían programadas en la Capital, a pocas cuadras del alboroto.
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La primera cita fue en el Palacio de San Carlos, con las entidades del Gobierno encargadas de la implementación del Acuerdo de Paz con la guerrilla de las Farc. Después se reunieron con el presidente Gustavo Petro, quien les presentó su balance de dicha implementación.
A juicio del jefe de Estado, hay retrasos e incumplimientos en los objetivos. “La decisión que yo he tomado ante esta realidad es que ya no son las instituciones que salieron del gobierno Santos, pequeñas, raquíticas y sin presupuesto, las que pueden lograr que esto se implemente, sino que es todo el gobierno nacional completo, con todo el presupuesto del país, destinado a resolver el problema de la desigualdad social y territorial en Colombia”, señaló.
Acto seguido, proclamó que “el gran coordinador de la implementación de la paz es el presidente de la República”.
Con esto asumió la total responsabilidad, lo que puede traerle un importante costo político si no lo logra, en especial porque su mandato ha sido calificado como el de menor ejecución de los últimos 20 años, según estudios académicos.
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Ya en la tarde, los delegados se reunieron con representantes de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), congresistas, exmiembros de las Farc, delegaciones de los actuales diálogos de paz y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.
En estos espacios no solo se habló de la implementación del acuerdo con las antiguas Farc, sino de cómo van las conversaciones con el ELN y la disidencia del Estado Mayor Central de las Farc.
Pascale Baeriswyl, representante permanente de Suiza ante el Consejo de Seguridad de la ONU, se despachó en elogios para la política de paz de la Casa de Nariño.
Según él, “Colombia ha representado un ejemplo positivo para el mundo. Este proceso de paz busca la paz como la base y cubre diferentes áreas para ver soluciones negociadas con diferentes grupos armados y con diferentes elementos de trabajo con la sociedad civil”.
La visita continuará el viernes, con más reuniones en Bogotá y una visita a Caquetá, una región golpeada por el fenómeno criminal de las disidencias de las Farc.
La idea allá, según Bárbara Woodard, representante de Reino Unido, es “ver nosotros mismos los avances del acuerdo y ver qué más podemos hacer para proteger a los firmantes, las mujeres y grupos vulnerables que han experimentado la violencia”.