El Gobierno Nacional maneja dos discursos distintos sobre la aspersión aérea con glifosato. Por un lado, el presidente Juan Manuel Santos y el ministro saliente de Justicia, Yesid Reyes, sostuvieron en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas (Ungass) que la aspersión aérea con glifosato no es la mejor solución para luchar contra el narcotráfico.
“Tenemos que enfocar nuestra lucha contra los eslabones más fuertes de la cadena: los grandes narcotraficantes, los proveedores de insumos químicos, las organizaciones que facilitan el lavado de activos”, dijo el Jefe de Estado durante su intervención en la Asamblea.
Mientas tanto, en Colombia, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, habló sobre la necesidad de continuar con la aspersión con glifosato para erradicar cultivos ilícitos.
De hecho, ante los medios de comunicación anunció que se volverá a utilizar por lo menos en terreno: “Se hará de manera manual y desde la misma tierra, esta vez no habrá fumigaciones aéreas, lo que se ha dispuesto es que vamos a fumigar manualmente, pero con ayuda de motores de espalda y estacionarias”.
La medida anunciada por Villegas se presenta como una respuesta al aumento de cultivos ilícitos en los últimos años. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), la producción de cocaína en Colombia ha crecido en los últimos años: pasó de 290 toneladas, en 2013, a 442 toneladas, en 2014, un aumento del 52 %. El área de cultivo de coca aumentó en un 44 %, pasando de 48.000 hectáreas, en 2013, a 69.000, en 2014.
Al ser cuestionado por este tema en la Asamblea de las Naciones Unidas, el ministro de Justicia explicó que “la decisión que adoptó Colombia de prohibir la aspersión con glifosato estuvo fundamentada en un comunicado emitido por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el cual se clasificó al herbicida como probablemente cancerígeno”.
Lo que dice el Minsalud
En efecto, en mayo de 2015 el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) aprobó la suspensión de aspersiones aéreas con glifosato. El Ministerio de Salud, tras conocer el estudio de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer, solicitó la prohibición temporal de esa medida.
En el último año, el Gobierno ha sido consecuente con la suspensión del glifosato. Por eso, el anuncio de Villegas llamó la atención del Ministerio de Salud. Sobre el regreso de la medida, el ministro Alejandro Gaviria le dijo a EL COLOMBIANO que “el Consejo Nacional de Estupefacientes tiene que revisar el tema. Si se hace manual, tiene que ser en condiciones controladas, con todos los requisitos de salud ocupacional. Es muy distinto a las fumigaciones aéreas, las cuales no volverán en ningún caso”.
Según Gaviria, el proyecto del ministro de Defensa todavía no se puede materializar.
La próxima semana, señaló, se reunirá el Consejo Nacional de Estupefacientes para discutir si le da el visto bueno a la aspersión manual con glifosato.
Además, la Embajada de Estados Unidos tampoco ha aprobado la iniciativa del Mindefensa. De hecho, Estados Unidos ha respaldado de manera contundente la aspersión aérea, pues la manual no presenta los mismos resultados.
Con tal postura está de acuerdo Alfredo Rangel, senador del Centro Democrático: “El Gobierno Santos es el que ha tenido el mayor crecimiento de cultivos de coca. El argumento de la suspensión fue de ocasión, le servía para cumplir con lo acordado en La Habana. Por la presión del incremento de cultivos vuelve a decir que va a usar glifosato de manera terrestre, método que es absolutamente ineficiente”.
El pasado 12 de abril, la procurador General, Alejandro Ordóñez, le envió una carta al ministro de Justicia solicitándole reconsiderar el método para la erradicación de cultivos ilícitos. “El grueso de los cultivos de coca en 2015 no fue objeto de ningún tipo de acción por parte del Gobierno. La erradicación solo se ejecutó sobre el 12 % de las 112.000 hectáreas detectadas en 2014 por la Agencia contra los Narcóticos y el Crimen del Departamento de Estado”.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Defensa, citadas por el procurador, en 2015 se erradicaron manualmente 13.473 hectáreas, lo que corresponde al 14 % de las 95.731 que se reportaron en 2008.
“El país literalmente está nadando en coca”, dijo Ordóñez. La producción de cocaína aumentó 67 %, dice la Procuraduría, pasando de 250 toneladas métricas (2014) a 420, el año pasado.
“Con este panorama es apenas obvio que las bandas criminales, las Farc y el Eln han conseguido enormes beneficios económicos y de control territorial”, agregó el jefe del Ministerio Público.
No todos están de acuerdo con el procurador. En el Congreso, el senador Armando Benedetti señaló que “el uso de glifosato manual también va a influir en ríos y en la salud. No entiendo esa propuesta del ministro de Defensa, se contradicen”.
Desde el punto de vista del senador liberal Juan Manuel Galán, continuar fumigando no es la solución: “la mejor manera de garantizar los mismos resultados es aplicando la misma fórmula. Si seguimos fumigando no vamos a tener ningún efecto en la erradicación de cultivos ilícitos. Es un procedimiento costosísimo que no garantiza la erradicación y que beneficia a grandes multinacionales que producen glifosato. Necesitamos crear asociaciones y asistencia técnica para pequeños campesinos”.
