Si bien se espera que el embajador en el vecino país dé explicaciones sobre su labor diplomática en Venezuela, únicamente rompió su silencio para hablar del diferendo con Nicaragua.
El todavía embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, reapareció este jueves, pero no para hablar de las relaciones con el vecino país o las polémicas en las que sigue inmerso, sino para referirse al fallo de La Haya, que falló a favor de Colombia en su diferendo limítrofe con Nicaragua.
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El diplomático, que justo hace 8 días decía que estaba en Madrid (España) y no en Venezuela, se apartó del júbilo nacional por el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que llevó a su jefe, el canciller Álvaro Leyva, a hacer un llamado a la unidad nacional y a dejar de lado “las inútiles confrontaciones, deponiendo las armas del odio y las diputas sin sentido”.
Pese a ello, Benedetti –quien estará en el cargo hasta el próximo 19 de julio– aseguró que “no hay mucho que celebrar”, pues Colombia ya perdió espacio marítimo en 2012. Eso sí, declaró que “lo poco para celebrar” es el cambio de estrategia en el litigio que planteó el presidente Gustavo Petro “y nadie más”.
El pasado jueves, tras varios días de silencio y ausencia, reapareció en Twitter el embajador de Colombia en Venezuela, quien dio explicaciones sobre su salario y el lugar donde permanece tras la controversia por la filtración de sus audios y el supuesto ingreso de dineros –al parecer, de forma irregular– a la campaña del presidente Gustavo Petro.
El embajador defendió que en junio apenas recibió la cuarta parte de su sueldo, es decir, alrededor de $8’350.000. En esa línea, manifestó que durante julio no devengará su salario ni los viáticos. Incluso, Benedetti señaló que desde que presentó su renuncia pidió una licencia no remunerada; sin embargo, explicó que el Gobierno Nacional se la negó, pese a que ha insistido.
Además, en respuesta a “los preocupados” –como denominó a los colombianos que preguntan por su ausencia, pese a conservar un estatus diplomático y de funcionario que lo obliga a rendir explicaciones–, aseguró estar en España en el grado de su hijo. “La otra semana (es decir esta) regreso al país”, prometió.
Su pronunciamiento se conoció días después de que la Cancillería que dirige Álvaro Leyva –quien se refirió a Benedetti como “un drogadicto” e instó a restarle importancia a sus declaraciones–, ratificó al exsenador como embajador en Venezuela hasta el 19 de julio, pese a que el funcionario renunció a principios de junio tras la polémica por sus audios.
Semanas atrás se conoció que Benedetti recibía un sueldo de 8.000 dólares, es decir, $33,4 millones colombianos al cambio de hoy; un monto que, a juicio de los contribuyentes, es bastante “generoso” si se tiene en cuenta que los diplomáticos que residen en el exterior reciben otros beneficios económicos.
A finales de junio, el embajador dijo que comenzaría el proceso para entregar desde Colombia su cargo, que había quedado en entredicho desde principios de mes, después de su enfrentamiento con la exjefa de Gabinete del Gobierno, Laura Sarabia.
