Berenice Bedoya muestra horrorizada la foto de una pancarta en la que aparece su rostro junto a los otros siete senadores que hundieron la reforma laboral del Gobierno de Gustavo Petro. La imagen fue captada durante las marchas del martes y la valla rezaba “rodarán las cabezas de los burgueses esclavistas”.
La congresista, oriunda de Yarumal (Antioquia) y quien hace parte de la Comisión Séptima del Senado, habla con contundencia y convicción en esta entrevista con EL COLOMBIANO. No duda, ni vacila en sus argumentos, pero se quiebra cuando habla de su familia. “Me he convertido en un riesgo para ellos”, dice entre lágrimas, en referencia a su postura y los ataques que ha recibido por seguidores azuzados por el propio presidente.
“Es un patán”, reclama la congresista, quien alega que “a este Gobierno no le sirve una persona que opine diferente y que no esté de acuerdo con ellos”. Al advertir que teme por su seguridad, revela en primicia que acudirá a la CIDH y lamenta que Petro sea “un líder de guerra, un líder que incita al odio”.
Pasadas 24 horas del debate en la Comisión Séptima, ¿qué reflexión hace de lo sucedido? ¿Cuál es el balance de una sesión tan accidentada, con tanta algarabía y en la que incluso dos congresistas casi se van a los golpes?
El resultado de los votos mayoritarios de archivo es fruto de un estudio de cada uno de nosotros con nuestros equipos, porque nunca hicimos una reunión juntos para determinar qué era lo que teníamos. Se hicieron audiencias por separado, incluso los de Gobierno hicieron muchas audiencias, en cabeza de Martha Peralta, Wilson Arias o Ferney Silva.
El archivo es el resultado del estudio que se hizo con cada uno de los asesores que tenemos, pero también de haber escuchado a las partes protagonistas de la reforma laboral, que son los gremios, empresarios los empleados o empleadores.
¿A qué atribuye lo atropellado de la sesión? ¿Por qué tanta pugnacidad?
Creo que donde hubiésemos estado solamente lo de la Comisión, es decir, que no se hubiesen presentado los otros congresistas del Pacto Histórico, hubiera sido un debate muy respetuoso. Mientras tuvimos la palabra los senadores de la Séptima, incluso los del mismo Pacto, fue un debate muy respetuoso entre todos, a pesar de que ellos son agresivos por naturaleza, porque fueron agresivos.
Pero nosotros lo único que dijimos es que no íbamos a contestar agresiones, ni les íbamos a seguir el juego. Lamentable lo que pasó a lo último (cuando el representante Alfredo Mondragón del Pacto hostigó y provocó al senador Alirio Barrera) y lo dije en mi intervención: a este Gobierno no le sirve una persona que piensa diferente. A este Gobierno no le sirve una persona que opine diferente y que no esté de acuerdo con ellos. A este Gobierno le sirve que todo sea bajo el control y la directriz de ellos.
Yo ayudé con la reforma pensional. Ahí no era la mala ni fui llevada al paredón, tampoco fui objeto de todas las amenazas que hemos tenido. Pero esta decisión fue lo mejor que hicimos los ocho senadores. Pero algunos de nuestros compañeros han sido incoherentes.
¿Quiénes?
Había dos ponencias alternativas y el senador Fabián (Díaz, de la Alianza Verde) dijo ‘aprobemos, hagámoslo y que de ser el caso lo hundan en la Corte’. Eso es irresponsable. ¿Por qué nosotros, por seguirle el juego al Gobierno –porque sabemos que esta reforma está mal hecha y no tiene aval fiscal–, le vamos a aprobar este proyecto? ¿Por qué le vamos a descargar a las cortes una responsabilidad que es nuestra?
Y la senadora Norma Hurtado (del Partido de La U) ha reclamado por el aval fiscal, pero para su ponencia sí había aval fiscal y sí era viable sacarlo. Yo escuchaba también a otra senadora de otra Comisión...Es que me parecen muy irrespetuosos, porque nosotros nunca estamos en otras comisiones diciéndoles qué tienen que hacer.
¿Cómo interpreta el desfile de senadores de otras comisiones en la sesión del martes? ¿Fue oportunismo?
Sí, total. Allá llegó la representante María Fernanda Carrascal, que llegó insultando. Tienen un vocabulario que ni siquiera es decente, ni educado. Seguramente son muy estudiadas, tienen doctorado, pero no son educados. Lo de Mondragón y lo de todos ellos me pareció terrible. Fue una provocación, fue una instigación contra quienes no pensaban con ellos ni estaban de acuerdo.
Querían que nos diera rabia, que les contestáramos. Incluso, Mondragón lo que trató de hacer fue provocar tanto a Alirio como para que pasaran a otro plano: ‘dame, ¿qué querés? Dame pues, indecente...’. Y cuando se votó lo que gritaban era terrible: ‘masacradores, es que les gustan las masacres’. ¿A quién le gustan las masacres? A nadie. Estoy segura que ningún congresista, ni ellos, ni nosotros, ni ninguno, quiere masacres.
En su caso particular, ¿recibió de parte de ellos algún tipo de agravio, insulto o señalamiento?
Seguramente sí. Debo decir que a mí me molestó mucho la intervención de Carrascal: me pareció grosera, maleducada, oportunista, demasiado oportunista. Me pareció que les hablaron más a las cámaras: ‘vayan, salgan, peleen’. Son oportunistas y aparte de eso son hostigadores e incendiarios. Eso fue lo que hicieron el martes.
Una señora de la edad de Aida Avella estaba furiosa porque no le dimos la palabra. Había 15 buscando intervenir, les dimos la palabra a 11. Y entre más rato, más llegaban, a exigir que les dieran la palabra a la hora que quisieran. No, era nuestro proceso.
Es decir, no solo fue oportunismo, fue saboteo...
Total, fueron oportunistas, saboteadores, incentivadores al odio. Por parte de ellos fue muy lamentable. Afortunadamente, y desafortunadamente para ellos, todos hicimos caso omiso a todo lo que dijeron y seguimos con nuestro proceso, y salió bien.
¿En el Senado alguna vez le había tocado una sesión tan difícil?
Con ellos todo es muy difícil. En plenaria es difícil. Yo en un tiempo pensé que no encajaba en esto porque estoy en la mitad de los de aquí y de los de allá. Los escuchaba en las plenarias cómo se levantaban, se gritaban y se mentaban a los papás, a los abuelos. No, para mí fue impresionante y uno dice ‘¿qué ejemplo estamos dando? ¿Será que yo sí encajo aquí?’.
Incluso, durante la sesión plenaria del martes a muchos de ellos los sentí serios y molestos, y lo que les dije es: “yo respeto y nosotros respetamos la decisión que ustedes tienen, están defendiendo un ideal. No comparto la forma en que lo están defendiendo, pero ustedes están defendiendo su ideal y a su líder, porque eso es lo que están haciendo’. No están siquiera defendiendo una causa sino un líder.
Eso es entendible, no lo comparto, pero no por eso me voy a venir a insultarlos y a agarrarme los golpes. La argumentación con datos y con estudio prevalece. Pero es que ellos lo único que gritaban era ‘no se leyeron la reforma, les están pagando’. Eso no es una argumentación para defender una causa.
Además, le decían a la gente: ‘es que te quieren robar, es que te quieren quitar’. Claro, a la gente tan necesitada en este país si le tocan el bolsillo se prende. Y comparaban el salario de un senador con el de un obrero. No es la comparación.
Yo lo que hice fue defender a la gente, porque sé que si esto se aprobaba el Gobierno no tiene con qué sostenerla. Entonces la gente ilusionada, la que estaba pendiente de que en el Sena se les pagara a los muchachos un salario, ¿con qué van a defender eso si ni siquiera tienen plata? Acá se recortó el presupuesto, ¿cómo lo van a hacer?
¿Cuáles son justamente sus razones para oponerse a este proyecto?
Son sencillos. ¿Cómo le van a descargar la carga a los empresarios y no a los empresarios grandes? Carlos Ardila Lülle tiene su vida definida, los grandes la tienen. ¿Qué les interesa a ellos una reforma laboral si ya tienen con qué sostenerse y sostener su personal? Uno aquí está es luchando por pequeños y medianos empresarios.
Hoy me decía una señora de Bolívar: ‘gracias, gracias. La pandemia me dejó tirada’. No sé qué microempresa tenía, pero me dijo que tuvo que salir de seis empleados, vender dos máquinas y si esto hubiera pasado, le hubiera tocado cerrar del todo, sin la oportunidad de seguir más adelante ni darle más oportunidades a más gente’.
¿Qué sintió tras escuchar al presidente con todos esos señalamientos y ese discurso tan agresivo particularmente contra ustedes?
Fue vergonzoso y pienso que él no es el líder para dirigir un país. Él es un líder de guerra, que incita la guerra, el líder que incita al odio y que sabe cómo tocar para que la gente saque cosas reprimidas para que también lo haga.
Es lamentable que él, cuando era congresista y cuando no, proclamó la defensa de los derechos humanos y la paz, y hoy sea él quien esté haciendo todo para lo que se está viendo y él sea quien lo esté reflejando. En un país democrático y en un Estado social de derecho un mandatario no debe hacer eso.
Él tiene que respetar. Es que se mete con la institución, ni siquiera eso ha respetado. Él fue senador, sabe qué es esto y cómo es el buen trato de un presidente para que puedan funcionar las cosas. Acá se deben hacer las cosas en conjunto, en equipo, así no estemos pensando igual.
¿Sabes qué pienso? Que a él no le gusta entender, no escuchar. Yo no necesito estar de acuerdo para entender las opiniones diferentes. A él le gusta sentarse con los mismos, para que lo aplaudan, para que le digan que lo aman, para que lo eleven y le suban más el ego que tiene. En esto uno se debe sentar es con los que piensan diferente, porque nos hacen ver nuestras inconsistencias.
En su esfera más personal, ¿cómo afronta esos ataques y señalamientos? El presidente llegó a darle retuit a una imagen en la que aparecían los ocho senadores con uniformes de cárceles...
Tengo una frase que dice que ‘en momentos de crisis no se toman decisiones’. Uno en el momento en que los ve le da rabia. Da rabia ver qué está pasando con este hombre y con la institución. ¿Esta es una institución muy desacreditada? Sí, pero en manos de un presidente como este se desacredita más. Pero uno después piensa que el problema no somos nosotros, el problema es él. Cuando a uno no le sirve nada de lo que tienen los demás o de lo que piensan los demás, el problema no son los demás, el problema está siendo él.
Ojalá pase rápido este tiempo que le falta. Soy una mujer demasiado creyente y le pido mucho a Dios que no sea alguien de la línea de él quien tome otra vez las banderas del país. Debe ser muy complicado seguir no solamente en el Congreso, sino para la gente en el territorio.
La gente no está cómoda. Voy cada ocho días a territorio y la gente no está cómoda con este Gobierno. La gente no se siente representada. Ni los mandatarios ni la gente de civil se sienten representados. Es un hombre que no ha ejecutado. Los municipios y los territorios tienen las mismas necesidades o más.
Y con sus actuaciones pareciera un jefe de Estado ensañado con Antioquia...
El tema con Antioquia es una cosa increíble. Quienes están ahora de mandatarios en Antioquia hay que admirarles la resiliencia que han tenido para todo esto. Si los alcaldes, el gobernador, han logrado hacer algo, ha sido por valientes que son.
¿Qué tan cierto es que usted, en medio de este ambiente tan crispado y la ola de ataques, tuvo que recibir atención hospitalaria ante dolencias y padecimientos derivados de este debate?
Tuve un inconveniente de salud. Tuve una migraña muy fuerte que me hizo estar casi todo un día hospitalizada. Lo que dijeron los médicos era que era estrés, cansancio y creo que sí tuvo que ver mucho con esto.
Es que uno levantarse y saber que la propia familia está viendo que el mismo presidente lo está señalando y está diciendo que sos mala y que no querés a los del pueblo, que te le vendiste a los ricos. No entiendo por qué dicen eso, si es que ellos vienen de esa misma forma de ser.
En Antioquia tenemos un dicho: ‘el ladrón no puede ver a otro con costal porque piensa que también va a robar’. Yo conozco un ministerio aquí, el de Interior. No conozco otros ministerios. Nunca he pisado otros. Nunca he tenido una conversación de amigos con algún ministro o ministra, ni siquiera cuando tuve la reforma pensional. Siempre me ha parecido que no es la forma en la que están actuando.
Mi tema de salud fue complicado, porque uno estudiando una cosa para un debate y que la migraña no deje ni siquiera abrir los ojos... y que los médicos me hubiesen hecho exámenes, resonancias, para que al final dijeran ‘no, lo que tenés es cansancio, tenés que tomarte estas pastillas, irte a dormir y descansar’. Es muy complicado. Y llega uno a acumular tantas cosas malas de los demás que el cuerpo termina diciéndole ‘ya no puedes más’. Es muy complicado.
¿Y su familia cómo enfrenta todo esto?
Mi familia se preocupa mucho... Me tocó un tema que no debía... Mis hermanos están súperpreocupados. Mi hermano me escribió y me dijo que me cuidara mucho. Yo pienso, y se los he dicho incluso a las mismas personas con las que trabajo, que si ellos están bien, yo voy a estar bien. Yo les digo es ‘cuídense ustedes, que si ustedes están bien yo me cuido’.
Pero imagine que a alguien cercano le pase algo. Hasta me preocupo por la gente de seguridad que trabaja conmigo. Dios mío, si me pasa algo a mí, les pasa también a ellos, o a los jóvenes que andan conmigo, o a mi familia. Mi familia... la familia es intocable para uno, los hijos, los hermanos, son intocables para uno y más para mí que vengo una tierra tan complicada como Antioquia, sobre todo ese norte, especialmente Yarumal que es el epicentro del Bajo Cauca, del Nordeste, de todo y de todas las bandas criminales.
Siempre les digo ‘cuídense mucho, cuídense mucho’. Se lo digo a mi hija que vive en Medellín, aunque yo siento más tranquilidad en la ciudad que en el territorio.
En el pueblo nos conoce todo el mundo. Mis dos hermanos viven en el pueblo, y mi hermano me llama y me dice que está muy preocupado por mí. Yo ni siquiera los llamo a contarles porque no los voy a preocupar. Pero las noticias, las redes, ellos se dan cuenta y están muy preocupados, pero yo creo que si ellos están bien, yo puedo estar bien.
¿Y usted qué les dice? ¿Cuál es ese mensaje para su familia que la ve emprendiendo estas batallas, pero que también ven al presidente haciéndole todo tipo de señalamientos?
Mi familia sabe y conoce que he sido una mujer muy resiliente. He tenido que pasar momentos muy difíciles y me he tenido que enfrentar a muchos patanes. Le dije patán al presidente, pero no me importa, porque en realidad me parece que es un patán. El presidente de la República de Colombia es un patán. Es un patán.
Ellos me conocen y saben que no voy a desistir porque el presidente amenace, me perfile o porque me esté señalando, y que esté incitando a que salgan y que nos busquen y que rueden nuestras cabezas. Eso a mí no me va a detener.
Ellos saben que eso no me detiene y que ellos deben cuidarse mucho y estar muy aparte de todo eso. Mi familia no ha estado estos días conmigo por lo mismo, porque represento un riesgo estando con ellos.
¿Por un voto usted se convirtió en un riesgo para su familia?
Claro, yo me vuelo un riesgo para ellos. Entonces es mejor estar así. Que ellos estén allá, estén quietos, tranquilos. Todos los días tengo que escribirle a mi hermana y por las noches tengo que volver a escribir. Cuando salgo en noticias ella es la que me escribe, ‘hermanita, te amamos mucho, cuídate mucho’. Pero yo lo que les digo es ‘cuídense ustedes, que yo me voy a cuidar mucho, pero ustedes también cuídense’.
Está muy preocupada por su familia, ¿pero usted teme por su vida?
Sí, yo temo por mi seguridad. No sé si es que lo trabajan tanto psicológicamente a uno, pero uno va a un centro comercial y siento que alguien me mira mucho, y me pregunto si me va a hacer algo, si me va a decir algo. O muchas veces en reuniones.
Esta semana estuvimos en una reunión en un municipio de Cundinamarca. Y yo pensaba ‘uno de estos me va a decir algo o me va a hacer algo’, porque era estuvimos en un barrio de invasión. Algún día me encontraré con alguien, no sé, pero también tendré el argumento para decirle por qué.
Usted decía al principio de esta entrevista que era muy creyente. En su discurso el presidente hizo varias alusiones a Jesucristo y a asuntos religiosos, un asunto de la esfera más íntima de cada quien. ¿Qué responde ante ese ataque?
Eso es lo más bajo que pueda hacer. Que él no crea no nos afecta, pero que se meta con las creencias, que se meta con lo que uno cree es muy complicado. Repito: es un patán en todos los sentidos. No tiene argumentación, sino atacarlo a uno con cosas personales.
Pagó los medios del Estado para que nos hicieran una investigación, para que nos sacaran en un programa como lo hicieron esta semana en Señal Colombia. Eso es demasiado bajo.
Y la investigación a mis compañeros es porque el uno es sobrino de yo no sé quién, el otro no sé qué. Los delitos no son de sangre. Señalamientos porque una es de la religión, del MIRA, porque otra es de Colombia Justa Libres. A mí porque supuestamente di a entender que no me alcanzaban $8 millones. Jamás dije eso. Les gusta voltear las cosas como a ellos les da la gana.
¿A qué atribuye todos estos ataques? Entiendo que antes de que se conformara el bloque contra la reforma, usted y la senadora Lorena Ríos estaban indecisas, pero apenas tomaron una decisión se formó Troya. ¿Había hablado con alguien del Gobierno? ¿Había algún compromiso?
Estuve en el Ministerio del Interior, me llamaron para que habláramos de eso. Me reuní con el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino. Me dijo ‘ayúdame’, les respondí: ‘creo que no les puedo ayudar, con lo que estoy viendo con mi equipo de trabajo no veo cómo. Seguiré estudiándola y analizándola, pero no creo que les pueda ayudar’.
Nunca comprometí la palabra de que les iba ayudar. Luego tuve una reunión con Armando Benedetti. Me dijo ‘ayúdame’. Nunca había hablado con él, la verdad. Pero les dije no, no les puedo ayudar con eso.
Me insistieron para que habláramos, pero también respondí que no es de a uno que nos deben reunir. Es a la Comisión, es con los que no pensamos igual a ellos, los que no somos los caballitos cocheros de ellos. No es de a uno. Se trata de sentarnos y ver cómo llegamos a consensos, pero no, les interesa llamar de a uno, y no es así.
¿Durante esas reuniones hubo algún tipo de presión u ofrecimiento?
Ellos saben que yo no recibo. Se los dije a los dos ministros: ‘no tengo nada, no tengo por qué extrañar nada’. Cuando a uno le tienen cargos, cosas, uno se preocupa por esa gente. Pero yo no tengo nada. Y no es esperando nada que me den. Por el contrario, no quiero que me den.
Ellos siempre han dicho que ‘son los amigos’, que son amigos, pero les dije que nunca he ido a pedirles nada. Yo lo único que he pedido para la gente es que ejecuten en los territorios, ayuden los alcaldes, pongan las obras. Es lo único que he pedido.
¿Acudirá a instancias internacionales ante los ataques del presidente?
Vamos a ir a la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos). Es muy delicado lo que pasa. Ayer incluso estuve en una reunión con el secretario General de la Unión Interparlamentaria y expusimos el tema. Le dije que qué bueno que él fuera el puente para que este Gobierno entendiera que el presidente tiene que diferenciar los poderes.
Este poder legislativo es totalmente independiente de él. Es más: este poder legislativo es la junta directiva de él y él no ha podido entender eso.
Si no es a los trancazos, a los guarapazos, a los insultos y a la incitación de odio, él no lo hace. Es tan fácil trabajar en equipo... solamente pedimos que respete las decisiones.
¿Aún hay tiempo para trabajar en equipo en este año?
No, ya no. O sea, conmigo no. No sé con los otros, conmigo no, porque es que el respeto no se puede perder. Es que si yo te respeto tengo la posibilidad de volver a llegar a pedir algo a donde vos. Pero si yo te trato mal, si yo te irrespeto, si yo te pongo en riesgo tu vida y la de tu familia y de la gente cercana y de los amigos, no tengo ni siquiera la cara para ir a pedirte que hagamos algo juntos.
Prontamente les cae otro chicharrón que es la reforma a la salud. ¿Cree que el ambiente empeore?
Nosotros archivamos la reforma a la salud porque era inconveniente. Ahí empezaron los ataques, el señalamiento. Esta vez va a pasar exactamente igual. Van a volver a llamar a la gente a la calle, a volver a hacer lo que saben hacer: fomentar el odio, decir que somos ‘los mandaderos de la mafia del país’. Esta reforma que viene es peor que la que se hundió.
No voy a decir que la salud estaba bien en el país. Había muchas inconsistencias. Pero esta postura negativa que voy a tener –seguramente los compañeros también me van a acompañar–, va a hacer que el presidente presiones más de lo que ha presionado el tema de salud, y va a hacer que estén más jodidos los colombianos y colombianas con el tema de salud.
La salud en este país se va a poner más complicada de lo que ha sido y de lo que está ahora. Es una locura entregarle todo a la ADRES que pague, que audite, que sea el que mande todo. Ese revés va a dañar muchísimo más su ego y el bastón de mando que tenía el martes.
A la luz de estos ataques y situaciones, ¿tiene ganas de volverse a lanzar al Senado?
Sí, y creo que lo voy a hacer. Nos tocó un Gobierno muy malo y quiero hacer parte de un gobierno que quiera el bien para el país, que nos escuche, que tenga en cuenta las diferencias. No sé qué gobierno sea, ojalá y no sea de la línea de él.
¿Y le suena algún candidato presidencial?
He visto con muy buenos ojos a un David Luna, pero no sé qué tanto quiera hacer la campaña y eso. Veo con muy buenos ojos también a una Claudia López.