Por primera vez en la historia las autoridades colombianas lograron darle un golpe directo al corazón a la organización criminal de “los Chatas”, con el encarcelamiento de uno de los presuntos integrantes de su cúpula.

Se trata de Édison Maya Ríos, alias “Gomelo”, quien según la Fiscalía era el enlace de la banda con empleados públicos corruptos y el supuesto responsable de cobros extorsivos.

Esta es la reseña del caso hecha por El Colombiano, con apoyo de Revelaciones del Bajo Mundo.

Juan Carlos Mesa Vallejo, alias “Tom” o “Carlos Chata”, con su estructura de mando en la banda. Cortesía.

El Juzgado Primero Penal Ambulante de Antioquia le dictó medida de aseguramiento en la cárcel El Pedregal, luego de que la Dirección de Fiscalías contra el Crimen Organizado le imputara el cargo de concierto para delinquir con fines de extorsión.

Maya, de 42 años y oriundo de Medellín, rechazó las sindicaciones en el estrado, alegando que solo se dedica al comercio de propiedad raíz.

La captura se ejecutó el pasado 3 de agosto, cuando los policías de la Sijín lo interceptaron en el barrio Laureles de la capital antioqueña. “Gomelo” viajaba con su esposa y su hija en una camioneta blanca Pathfinder.

Después los uniformados allanaron su apartamento en un lujoso penthouse del sector, al cual se ingresa por un ascensor privado que llega al piso once y se activa con tarjeta de banda lectora.

También le registraron una finca en el sector Montañez, en zona rural de Guarne, la cual figura a nombre de su escolta, apodado “Willy”. En ambas diligencias se incautaron documentos y celulares.

Según la investigación preliminar de la Fiscalía, “Gomelo” sería la mano derecha de Juan Carlos Mesa Vallejo, alias “Tom” o “Carlos Chata”, el líder de la banda “los Chatas” y uno de los máximos cabecillas de la organización mafiosa “la Oficina”.

A este hombre el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo sancionó el año pasado, incluyéndolo en la Lista Clinton y congelando sus transacciones financieras.

Su persecución es también una premisa de la Policía Nacional, aunque a la fecha no había logrado propinarle un golpe certero a su estructura.

Fuentes judiciales indicaron que Maya al parecer cumplía el papel de representante de “Tom” en reuniones clandestinas, así como el encargado de hacerle llegar sus instrucciones a los socios y subalternos.

“Los Chatas” delinquen hace más de dos décadas, teniendo como base de operaciones al municipio de Bello. Allí coordinan homicidios, tráfico de drogas y armas, desapariciones, desplazamientos forzados, sobornos a funcionarios públicos y extorsiones, en especial al gremio de la construcción (ver la NOTA RELACIONADA: La mafia del ladrillo azota a las construcciones de Bello).

En los últimos años expandieron sus redes en Copacabana, Girardota, Barbosa, Medellín y el Oriente antioqueño, y pactaron una alianza estratégica con “los Urabeños” (ver la NOTA RELACIONADA: Alianza mafiosa amenaza a la zona Norte).

Además de “Tom”, quien también es investigado por la DEA, en la cúpula de la banda están alias “Camilo Chata”, “Elkin Chata”, “Alex Mentiras”, “Jonás”, “Sebastián” y “el Japonés”.

NOTA RELACIONADA: “Los Chatas”, dos décadas delinquiendo con impunidad.

El Inspector.