Una vez más un problema de violencia intrafamiliar llegó a su final con una descarga de plomo, cuando un vigilante de 42 años mató a su suegra y a su hijastro, dejó herida a su cónyuge y después se autoaniquiló.
Esta violenta acción fue cometida a las 10:30 a.m. de ayer en el barrio Manrique Oriental, al nororiente de Medellín. El perpetrador fue Félix María Méndez Santos y su instrumento, un revólver.
Aquella mañana este sujeto ingresó a la casa y en la cocina le disparó a su suegra Amparo Zea Macías, de 59 años. Luego subió al tercer piso y acribilló a su hijastro, un adolescente de 17 años. Junto a él estaba la cónyuge Claudia Yaneth Montoya Zea, de 34 años, quien recibió también varios proyectiles.
Cuando llegó la Policía, Méndez los repelió a bala. Se refugió en la terraza y ahí oprimió por última vez el gatillo, segándose la vida.
Su esposa, la cual ya lo había denunciado en el pasado por violencia intrafamiliar, sobrevivió y está hospitalizada. De la matanza salió ilesa una niña de 9 años e hija de la pareja, quien estuvo presente cuando ocurrieron los hechos y escuchó los tiros y los gritos de sus seres queridos.
Esta, más allá de una desgracia familiar, es una tragedia social. Y lo peor es que no se trata de un caso aislado o infrecuente, por el contrario, parece la copia calcada de muchísimos otros en Antioquia, Colombia y el mundo.

Los familiares de las víctimas de Manrique, según las autoridades, sabían los antecedentes de violencia.
Hace pocos días les conté un hecho similar. El 15 de febrero pasado, un policía de la Dirección Antinarcóticos se encerró con su hijo en un hotel del barrio Florida Nueva, en Medellín. Aunque apenas se trataba de un bebé de 26 días de nacido, su padre lo mató de un balazo y después se autoeliminó con la misma pistola (ver NOTA RELACIONADA: BEBECITO ASESINADO por un papá deprimido).
El 21 de diciembre anterior en el municpio de Bello, barrio El Porvenir, el dueño de una tienda asesinó a bala a su esposa y a su hijo de 21 años, y después se quitó la vida también (ver NOTA RELACIONADA: UN HOMBRE ACABÓ con su propia familia).
Todavía no aprendemos a solucionar los problemas por las buenas, así vivamos diciendo que “los buenos somos más”.
Según el informe de homicidios de Medicina Legal de 2009, Antioquia fue el departamento de Colombia donde se cometieron más asesinatos: 4.455, un aumento del 85.7% con relación a las 2.399 muertes de 2008. Le sigue el Valle del Cauca (3.294 casos) y Bogotá D.C. (1.645).
Abordando el tema por ciudadades capitales, Medellín está en el tope de la lista con 2.176 homicidios perpetrados en 2009, mientras que en 2008 fueron 1.066 (aumentó el 104.1%). En segundo lugar está Cali (1.814).
De acuerdo con los investigadores, la primera causa de los asesinatos en territorio paisa son las guerras entre bandas criminales, seguida de las venganzas personales y la violencia intrafamiliar.
Pero nuestra ligadura con la muerte no termina aquí. El mismo informe de Medicina Legal advierte que Antioquia fue el departamento donde hubo más suicidios en 2009: 284 casos, seguido de Bogotá D.C. con 252.

El pasado 18 de febrero, en esta cuadra junto al estadio Atanasio Girardot, hubo una gresca entre dos barras del Independiente Medellín: dos muertos a bala.
Y por si esto no fuera suficiente, Antioquia también está al tope de las muertes accidentales (es decir, por quemaduras, ahogamientos, sumersión, caída de altura, electrocución, intoxicación y demás): 452 incidentes, seguido del Valle del Cauca con 325.
En accidentes de tránsito, Antioquia está de segunda en la lista, con 807 muertes en las vías en 2009. Primero fue Valle del Cauca, con 851 víctimas fatales.
Hago énfasis en estos datos, no con el ánimo de estigmatizar nuestra tierra, sino para demostrar una verdad dolorosa que desde hace años cargamos como una cruz: la muerte se nos está volviendo muy cotidiana, y no solo por homicidios, sino también en suicidios y hasta por mero accidente (¿será una coincidencia? No lo creo).
Ya es hora de que los antioqueños hagamos una verdadera revolución contra las muertes violentas. ¡Reaccionemos como sociedad, no esperemos a que las instituciones estatales actúen solas!
La última tragedia familiar en el barrio Manrique no fue fortuita, ya se venía anunciando desde las violentas discusiones de esa pareja, con el agravante de que el marido, por su trabajo de vigilante, estaba acostumbrado a usar armas. Este tipo de situaciones hay que combatirlas desde el origen, para no lamentarse después, en la marcha fúnebre.
El poeta alemán Friedrich Hölderlin, en la época del Romanticismo, decía (palabras más, palabras menos) que quien es capaz de lograr grandes hazañas, al mismo tiempo es capaz de producir grandes desgracias. Como nuestra cultura, hermosa cuando produce orgullo y progreso, y horrible cuando genera violencia por doquier.
¿Cuándo vamos a romper este espiral de muerte? ¿Cómo podemos lograrlo? Se escuchan (y se leen) sus ideas y comentarios.
El Inspector.
SEÑOR INSPECTOR, QUIERO COMENZAR FELICITÁNDOLO POR SUS REPORTAJES Y POR IMPREGNARLE ALGO DE HUMANIDAD A CADA UNO DE ELLOS. TAMBIÉN QUIERO AGREGAR QUE LA VIOLENCIA EN NUESTRO PAÍS ESTÁ DESBORDADA Y COMO DIJO MONSEÑOR RUBIANO HACE POCO: “EN COLOMBIA SE SIENTE DESPRECIO POR LA VIDA”. DEBEMOS TRABAJAR MANCOMUNADAMENTE CON LAS AUTORIDADES POR LA JUVENTUD, QUE SON FINALMENTE QUIENES VAN A HEREDAR TODOS ESTOS PROBLEMAS GRAVÍSIMOS, SIN DEJAR DE LADO POR SUPUESTO AL RESTO DE LA POBLACIÓN Y SOBRE TODO A LOS QUE VIVEN RODEADOS DE VIOLENCIA EN SUS BARRIOS, EN SUS FAMILIAS Y EN GENERAL EN SU ENTORNO. MANO DURA A LA DELINCUENCIA A TRAVÉS DE ESTRATEGIAS QUE YO, SIN SER NINGÚN ESTUDIOSO DE LA CRIMINALIDAD ME INGENIARÍA, BASTA DE TANTA COMPLACENCIA CON LOS DELINCUENTES.
MUCHAS GRACIAS Y OJALÁ ALGÚN DÍA ME PUEDA ESCRIBIR.
Es difícil desarraigar esa cultura violenta y mafiosa de nuestras tierras cuando es lo único que vemos a diario, si no una muestra las novelas como el capo, el cartel de los sapos y otras más que ni vale mencionarlas, donde cada día muestran con el título de grandes producciones, la realidad que se vive todos los días en las calles.
Cuando nuestras generaciones presentes y futuras no tienen nada más interesante en qué entretenerse, tenemos esa serie de estadísticas como resultado. Eso sin contar con las necesidades que hay en los hogares, mientras los corruptos se llenan los bolsillos con el hambre de los demás.
Cuando haya una distribución equitativa de la riqueza y una consciencia de la no corrupción, ahí comenzaremos a ver una nueva actitud.
Es cierto que una cultura violenta no es fácil cambiar.
Lo que hay que pensar es que todo problema tiene que ser analizado desde la raíz.
Nuestros amigos, compañeros, vecinos y demás tienen limitaciones en su educación, económicas y hasta físicas. Pero si analizamos la raíz, no es esta.
El Gobierno ha invertido en prevención (68% menos de violencia) pero no lo suficiente como debería (por ello las familias se siguen lastimando).
Le toca a las empresas y escuelas implementar programas preventivos que puedan modelar los valores necesarios para nuestros jóvenes y comunidad en general, que quizá lastimosamente no obtuvieron de sus hogares.
La raíz es el desamor que se vive, por ello solo la ayuda sobrenatural puede cambiar el corazón del hombre.
Bien dice que la raíz de todos los males es el amor al dinero. La avaricia trae desesperanza y desamor.
(Maestros y Gerentes de Recursos Humanos; Empiecen ustedes, comiencen programas preventivos de apoyo a la población que atienden) LA SALUD MENTAL DE NUESTRA GENTE ESTÁ EN JUEGO, incluso a veces ni cuesta dinero, busquen en internet y encontrarán la ayuda, háganlo por los que no tienen acceso a la información y así aportas a la solución. Dios te Bendiga Paisa.
Siempre que matan a alguien en nuestra cuidad decimos “algo hizo” o “por algo lo mataron”, nos hemos acostumbrado a que hay una razón para quitarle la vida a una persona, ¿acaso la hay? Es verdad lo que dice El Inspector, nos hemos acostumbrado a esta violencia y la muerte causada por otros a justificarla. Por eso algunos no vivimos en Medellín, no porque no queramos, sino porque seríamos asesinados inmisericordemente y a lo mejor digan eso mismo: “quién sabe qué debía”.
Me parece que lo que hizo este animal, pues es la mejor definición para un tipo con esta clase de hechos, es una desdicha para la familia lo sucedido, pero saben una cosa este tipo (Félix), se debe estar pudriendo en el más profundo infierno, lo mismo que su familia que le acolitaba las fechorías (su hermano que es policía y está acostumbrado a matar….). Jesús, ten piedad de estos animales hijos de satanás.
“EL QUE NO TENGA PECADO QUE LANCE LA PRIMERA PIEDRA”.
HACE UN MES DEL FALLIDO ACONTECIMIENTO, PERO HEMOS REFLEXIONADO QUÉ SIENTEN LOS SERES HUMANOS OPRIMIDOS, LLENOS DE ODIO, RENCOR Y DESESPERACIÓN QUE NOS ESCUCHADO Y AYUDADOS O PEOR AÚN LOS QUE SE QUEDAN CALLADOS POR NUESTRA CULTURA, PORQUE SE ESCUCHA A LA MUJER MALTRATADA Y OPRIMIDA PERO A LOS HOMBRES QUIÉN LOS ESCUCHA Y LES DA LA RAZÓN SON COBARDES O MACHISTAS. NO HABLES MAL DEL PRÓJIMO SI NO LO CONOCE Y SI LO CONOCES O SABES SU SITUACIÓN, AYÚDALO.