Por @jofesos

La hinchada verdolaga también debe hacer el ejercicio. No se trata solo que sea el equipo o de qué vale decir: Vamos todos juntos la hinchada y los jugadores. Foto EL COLOMBIANO.
La historia de Colombia, como la de la humanidad, ha estado llena de situaciones en las que es más fácil caerle al caído que ayudarlo a salir de la oscuridad. Somos proclives a mancillar, aplastar hasta que no haya síntoma de vida. Luego, asistimos a un momento de arrepentimiento y quizá de ignorancia cómplice para exculparse frente a esas situaciones y omitir responsabilidades.
El fútbol es como la vida misma, siendo la segunda más importante que la primera por obvias razones. Pero cómo aprendemos de ese que llaman algunos un simple deporte para el resto de las cosas. Solo una básica: perder. Una más: reponernos; y otra, aprender de las situaciones adversas. ¿Qué hubiera sido de Ronaldo Nazario de Lima si no se hubiera recuperado de una grave lesión sufrida en abril del 2000, para dos años después levantar la Copa Mundo con Brasil en el Mundial de Corea y Japón, siendo el delantero más destacado del mundo?
Esta es una las situaciones que nos pone en el camino esa palabra tan nombrada hoy en día, llevada por muchos en la piel y que otros ni siquiera conocen su definición, pero la nombran a diestra y siniestra como una filosofía que rige la vida. La resiliencia. Esa capacidad que tenemos lo seres humanos para superar circunstancias traumáticas que nos han aquejado.
Es la vida misma con el fútbol. Ganar, empatar o perder, tres posibilidades que a veces se nos olvida que existen en el deporte más hermoso del mundo. Acostumbrarse a ganar, conformarse con empatar y… es imposible definir la última. No hay cómo hacerlo. De esa solo nos encargamos de buscar el por qué. Es tan humano el fútbol que nos jode la vida pensar en ese estado traumático de hallar explicaciones.
No es bueno perder, jamás el ser humano lo asimilará, pero a veces esas contrariedades que trae la vida sirven tanto. Son aprendizajes, momentos en los que parece que aterrizamos y ponemos nuevamente los pies en el piso, en la tierra dura, cruda, en la que hay que volver a esforzarnos para llegar a la cúspide.
Hincha verdolaga, usted que ya sintió la impotencia de la derrota reciente, del momento triste, que tiene guayabo futbolero, ¿ya se cuestionó? ¿qué tiene para aprender de lo que pasó anoche en el Atanasio?
Tranquilo, este mensaje va igual para directivas, cuerpo técnico, jugadores y demás integrantes de la nómina de Atlético Nacional. ¿Será que nos ponemos a pensar en lo que viene para seguir conservando la grandeza o nos quedamos viviendo de la historia y destruyendo? ¿Será que ponemos en práctica esa palabra con la que se titula este texto?
Pensemos en el fútbol como la vida misma. No nos vamos a quedar llorando sobre lo que ya fue. Hay que empezar a cerrar la herida y mirar al frente. Si desde adentro de la institución se tienen que autocuestionar, lo propio lo tiene que hacer cada hincha. Esto no es que si cae la derrota al equipo los que pierden son ellos. No. Cuando se sigue a un equipo jugamos todos. Si ganamos, ganamos todos. ¿Y si perdemos? Lo hacemos todos. Si hay que cuestionarnos, también nos compete a nosotros solo así tenemos derecho a cantar: Vamos todos juntos la hinchada y los jugadores.
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excelente comentario y analisis de la situacion vivida. la grandeza de un equipo se fundamenta en dos pilares: sus triunfos y su derrotas. La forma como se asimilen las victorias nos lleva a no perder la humildad y en las derrotas aprender de los erores. vamos verdologas arriba el animo recuerden estas 5 palabras SDVSF en 6 meses hay desquite.