Por: Chepe
De niños muchos soñamos ser como él. Se nos llenó el corazón de fútbol cuando vimos a un personaje raro, de pelo largo y extrovertido parado en la cancha y fantaseando con sus locuras.
Sí, se necesitaba estar “loco” para que llenara de gloria al equipo más grande de Colombia. Fue quizá una osadía, así como todas las que solía hacer. Él, sólo él, tenía la capacidad para que el corazón de los hinchas verdolagas se imantaran de felicidad y asistieran al estadio. Mucho nos afiebramos con el fútbol, sólo porque René lo jugaba.
Han pasado muchos años y lo queremos igual. Lo idolatramos y somos felices de poderlo tener cerca. No le pasan los años, René sigue siendo el mismo. Su cabellera, sus salidas del área, sus atajadas, su escorpión y demás cosas que se le ocurrieron en la cancha están en la memoria de aquellos que lo vimos jugar.
Qué triste es decir adiós y más a un personaje como el Loco. Nunca creímos, ni quisimos que te fueras, pero las cosas del fútbol son así. Igual te recordaremos siempre, ojalá que ahora sigas a nuestro lado, de la mano de la casa verde. Esa, en que los directivos poco han hecho porque te quedes con la gente. Esos mismos que han ido abatiendo los ídolos verdes y los han postrado en el olvido. Los intereses económicos priman para ellos, personajes como vos y como nosotros, los hinchas, poco importamos.
Pero bueno René, sólo queda decir gracias, muchas gracias por ser del verde y por defender estos colores. Nos hiciste grande y nadie puede quejarse, eras humano y cometiste errores, de no haberlos cometido, ¿qué gracia tendría todo?