No fuimos La Cenicienta

Por Byron García
@jbyrongarcia

Nacional cerró  el 2019 con una victoria por 0-1 ante Cúcuta en el estadio General Santander. Foto cortesía Colprensa.

Nacional cerró el 2019 con una victoria por 0-1 ante Cúcuta en el estadio General Santander. Foto cortesía Colprensa.

Si a alguien le sirve de consuelo, Nacional no cerró el cuadrangular como el último del grupo A y el balance general de 2019 deja, por lo menos, participación en Copa Sudamericana. El equipo quedó a tres puntos del Junior (sí, solo a tres) y con haber hecho respetar el Atanasio, como ocurría anteriormente, le habría alcanzado para la final. Pero bueno, ya todos saben que de nueve puntos en casa solo se sumaron cinco y llorar sobre la leche derramada no es lo nuestro.

¿Todavía hay ollas podridas en Nacional? ¿La llegada de Osorio no limpió el camerino? Yo no sé, no tengo las respuestas a esos interrogantes pero los comparto con ustedes para abrir el debate. Después de la eliminación ante Tolima, el técnico verde comenzó a hablar de la posible salida de varios jugadores, mencionando inclusive referentes del club, como Daniel Bocanegra y Alexis Henríquez.

En el último partido del año, ante Cúcuta, dejó por fuera de la convocatoria a todo el grupo de extranjeros, dándole fuerza al rumor de no contar con ellos para 2020. Barcos termina contrato, Cepellini ha estado en negociación, y Costa y Cucchi tienen contrato. Costaría un platal liquidar a los dos últimos o marginarlos mientras se les paga sueldo como ocurre con Fernando Monetti.

El míster también ha hablado de los malos manejos administrativos en Nacional y de la dificultad que ello representa. Sin embargo, sus decisiones contribuyen al deterioro patrimonial del equipo. A su llegada decidió no contar con Nicolás Hernández (de buen rendimiento en el primer semestre) y con el arquero Kevin Mier, quien venía de brillar con Selección. Condenó al banco y a la tribuna a jugadores como Sebastián Gómez (figura del primer semestre) y Andrés Perea. Una apuesta a la continuidad y consolidación de esos juveniles hubiese sido muy rentable teniendo en cuenta que, como el mismo Osorio dice, somos un fútbol de exportación.

El cierre de 2019 tiene más de negativo que de positivo, pero bueno, no fuimos la cenicienta. Nos quedar mirar la final por televisión y esperar que el próximo año las cosas salgan mejor. Continúe usted profesor, no podemos cambiar de técnico cada seis meses. Pero pilas, no necesitamos magia, necesitamos sentido común y humildad para cambiar de rumbo. Los inventos raros no funcionan tanto, así en el último partido de 2019 Baldomero haya marcado gol haciendo de nueve.

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