Por Sebastián Aguirre
@aguirresebas
Pensaba que iba a ser una noche tranquila en la que, sin angustias, nos traeríamos los tres puntos de Bucaramanga y nos sentaríamos a ver, cómodos y relajados, cómo es que juegan ese Royal Parí boliviano o el Guaraní paraguayo, para ver qué es lo que se traen estos dos potenciales rivales del Verde en la Libertadores.
Terminé tan preocupado y asustado que ni quise ver ese partido.
¿Con este juego es que pretendemos ganar una Libertadores? ¿En serio que así soñamos tan siquiera con llegar a la fase de grupos? No hay cómo.
Qué pobreza, qué nivel tan paupérrimo el que mostramos este miércoles. Saquemos a Jarlan, porque hasta el Rifle se cansó de ser el salvador del semestre pasado –aunque una lesión lo sacó del compromiso–. Definitivamente este barranco por el que caímos hace tres años parece no tener fondo.
Seguimos dando pena, continuamos paseándonos por los estadios del país pero justamente en eso, de paseo, porque para jugar no volvimos. Vamos a Manizales y ganamos de chiripa, en Pasto nos salvó el VAR y celebramos un empate, en Zipaquirá –donde La Equidad fue local– y ahora en Bucaramanga, equipos con menos nombre y nombres nos ganan sin siquiera tener resistencia al frente, porque eso es otro cuento: ¿metemos al rival en su propio arco? ¿Lo sometemos? ¿Merecemos al menos el empate? No.
Creíamos que el problema era Juan Carlos Osorio con su rotación, pero ahora, con un 90 % de la nómina fija partido tras partido, seguimos en las mismas: sin alma, sin lucha, sin juego.
Nacional debuta en dos semanas en la Libertadores. Tendríamos que estar felices y expectantes, en cambio hoy quisiéramos que eso se aplazara un mes, quizás dos. Le tengo miedo hasta el Royal Parí, porque ya de nombre no le ganamos a nadie. Retroceder, dar clic en River Pla-te uruguayo, reproducir y recordar. O no, para qué.
Trajimos a Banguero, Castro, Chacón, Álvez, Olivera y Marulanda, y estamos contentos porque Yerson Mosquera es una revelación. ¡Qué cosa! ¿Alguno ha funcionado? ¡No! Y no me digan que el argentino, porque si los ha descretado su nivel –de regular para abajo–, es porque en realidad estamos graves.
¡Qué impaciencia ver jugar a Nacional! Qué impotencia, que ganas de romperlo todo, de gritar, de exigir… ¡Upa pues, Guimaraes, que se nos vino la Libertadores encima!