Por @aguirresebas
Qué baile el que le dimos al Medellín, pero cómo es que perdemos así ante Pasto, claro que mostramos jerarquía en Buenos Aires ante Estudiantes, si no fuera por esa caída ante Chicó, aunque luego paseamos al Libertad, y ese primer tiempo ante Junior, para que luego nos empaten de esa manera…
¿Qué tal ese carrusel de emociones? Y solo cuento algunos partidos. ¿Qué me dicen de esa derrota ante Tuluá? ¿O de ese agónico triunfo en Guayaquil? Y no dejemos por fuera que el Cali nos arrasó, aunque el Tolima sufrió la contundencia verdolaga, pese a que el Huila y Barcelona nos ganaron en nuestro estadio…
¿Con cuál sensación nos quedamos entonces? ¿Somos de los mejores de América o el equipo al que los peores conjuntos de la Liga local aprovechan para sacarle puntos?
Ya ni sabemos. Hoy criticamos, mañana alabamos, igual que el juego del equipo, unas veces arrasante, otras intrascendente.
Entiendo a los osoristas… y también a los antiosoristas. Todos tienen sus razones. La ventaja: que ambos han tenido su cuota para desahogarse este semestre. En cambio, los que estamos en la mitad, que queremos a Osorio pero también queremos que al equipo le vaya bien, y por eso tenemos una posición crítica pero con el apoyo siempre por delante, nos preocupa que no haya una continuidad de juego, que se vean tantos vacíos, y que ya asumimos cada partido sin saber con qué cara saldrá el equipo.
¿O dependerá del rival? Yo quiero creer en que los jugadores no menosprecian a los que en el papel son inferiores. Aún cuando el profe Osorio lo reconozca. Pero sí me angustia que, bueno, la primera derrota puede ser casual, pero las caídas repetidas ante conjuntos que, en condiciones normales, el Verde tendría que ganarles, o por lo menos no perder, ya parecen ser cíclicas.
Talento lo tenemos, también el potencial, nos falta, como buenos colombianos, mentalidad ganadora, creernos el cuento de que tenemos con qué ser los mejores, y nos conformamos con estar dentro de los ocho aun cuando el puesto esté en peligro.
Ahora miren en la que nos metimos: Millos y Santa Fe seguidos con la necesidad de ganarles para clasificar. Siquiera (¿siquiera?) tenemos en la última fecha al Cúcuta, que va entre los últimos. Por Dios, no hagamos cuentas de cuántos partidos ha ganado. El temor se acrecienta en esta clase de partidos. ¿Es justo?
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Que buen artículo tanto en su veraz contenido como en su sintaxis; empero parece que esa incógnita por los resultados, juego e inestabilidad, esta originada por el tal sistema de “rotación”. En algunas ocasiones ha variado casi todo el equipo en cuanto a nombres; en otras los esquemas -en Tunja jugó sin volantes de segunda línea-, y como para acabar de inventar, en las posiciones no naturales de jugadores. No soy técnico pero entiendo que en los entrenamientos se repiten módulos de juego para que sean adoptados, lo cual se echa por la borda al existir tanta mutación. Tampoco me explico porque los grandes equipos en el mundo que compiten también seguido, si colocan sin problema los mismos jugadores disponibles en cada encuentro. Por último, pienso que en la nómina del verde hay algunos que no merecen ser de la plantilla (Berrío, Calle, Miller)