Por Sebastián Grisales
@sebastiangrisalesr
No es un misterio, y menos ahora, que el fútbol, las ideas y los mejores momentos del Nacional se producen en la mitad del campo, con sus volantes mixtos. La magia verde está allí, no nos quede la menor duda.
Un partido más en el que el Verde depende de su capacidad generadora de fútbol y salida desde los pies de Sebas Gómez y Brayan Rovira. De nuevo, esta vez en Copa, ambos fueron claves en el juego y el equilibrio. Dos jugadores novatos en certámenes internacionales vistiendo la camiseta del verde, pero que no desentonaron y estuvieron a la altura de la jerarquía del Rey de Copas.
Jerarquía que se lleva en el ADN del equipo, de la institución y se contagia a cada jugador que viste la camiseta de Atlético Nacional. El pasado jueves en nuestro primer duelo de 2019 de la Conmebol Libertadores, esta vez por la fase 2, el equipo asumió la responsabilidad de poner las condiciones de juego y hacer pesar las dos copas libertadores ganadas ante un humilde rival como La Guaira, de Venezuela, en condición de visitante.
No fue un gran partido, el equipo no juega perfecto, bonito ni es lo que esperamos, pero sí consigue los resultados. Una victoria en Libertadores no es fácil, menos de visitante, y los jugadores y el cuerpo técnico así lo interiorizaron y mostraron lo mejor en la cancha. Se vieron mejorías como la generación de fútbol por los costados, laterales con constante vocación de ataque, extremos conectados con los volantes, diagonales desde afuera hacia el centro, delanteros saliendo y creando espacios, etc.
Esto se debe abonar y sumar como aciertos y puntos importantes, así el rival haya dado ventajas en la cancha. El juego y la jerarquía no se improvisan, y en eso fue práctico el entrenador Paulo Autuori, y así se dio la propuesta del fútbol ante La Guaira.
Puntos altos del equipo como mantener el arco en cero, José Fernando Cuadrado transmite mucha seguridad y confianza. Los centrales conectados que impusieron su juego defensivo con altura y clase. Volantes concentrados (Daniel Bocanegra y Nicolás Hernández), generando juego, recuperando, con ida y vuelta, vocaciones ofensivas y sed de gol. Laterales entendiendo que pueden, y deben, salir más y apoyar la labor ofensiva, aunque deben mejorar mucho los centros y pases al área. Arriba todavía falta trabajar más, crear mejores circuitos entre extremos, creación y delanteros, se va afinando y buscando el timing ideal. Y claro, bien Autuori, que ante la lesión de Jeison Lucumí supo mover el equipo con el cambio de Pablo Cepellini y parar al verde de otra forma, eso también es jerarquía y tener buenas decisiones/lecturas de juego.
Nacional llega con ventaja, mínima, pero importante (gol de visitante) para cerrar la llave de fase 2 en su casa, en el fortín que es el Atanasio Girardot en donde ha mostrado su máximo nivel de jerarquía en torneos locales y más en internacionales. La Copa Libertadores vuelve a suelo antioqueño, tierra que sabe que es levantar, en casa, la copa más preciada del continente. El proceso continúa y seguimos creyendo en jugadores, técnico, equipo de trabajo y directivos.
¡Vamos Nacional, Seamos más!
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