Por @chepeverde
Dos palabras similares. Dos términos parecidos, pero responsables del dolor de cabeza que hoy por hoy siente todo el que está arropado bajo la bandera verde y blanca de Atlético Nacional.
Sacrilegio es hablar mal de Nacional y máxime cuando nos hemos acostumbrado a exaltar los valores que nos dieron tanto en el último año. Tres torneos, en un mismo año, no los gana cualquiera en Colombia y tampoco en Suramérica. Se necesita más que fútbol para lograr todo lo que hizo el verde en la pasada temporada.
Pero…. Pero…. Hay que reconocer, estamos en la curva descendente de todo lo que nos dio rédito en el último tiempo. No se puede esconder debajo del tapete, todas las dificultades que hoy acarrea un equipo que con mucho corazón y menos fútbol, busca a cuenta gotas una épica clasificación a la siguiente ronda del torneo más importante de clubes en nuestro continente. Una cosa es obrar con la razón y otra defender con el corazón.
Eficacia y eficiencia han sido las dos palabras elegidas por el profesor Juan Carlos Osorio y su asistente Pompilio Páez para resumir lo que le ha hecho falta a Nacional. Una es consecuencia de la otra, sin la una no se puede llevar a feliz término la otra y para alcanzar el éxito en el fútbol deben funcionar como el complemento perfecto.
Nacional carece de eficacia. Se le perdió el arco y en muchos casos, solo trastabillando llegan las opciones de gol. Los delanteros, pese a su entrega e ilimitadas ganas de buscar el arco, se les nubló el horizonte. Es real. Si no lo comparte, mire la estadísticas de la cantidad de goles hechos en las últimas fechas. Un arranque muy productivo que se vino a menos en ambos torneos.
Somos ineficaces con las pocas opciones que generamos en el área rival, el profe Osorio dice que somos eficientes, el otro punto. Discutible, pero por pasajes el verde crea fútbol, solo que menos al que nos acostumbró el equipo el año pasado.
Falta el complemento
“Edwin Cardona llegó para ser el complemento de Sherman y viceversa”, le escuché decir a Osorio en una de las ruedas de prensa. Sin embargo, el complemento entre los dos es tan ajeno en momentos determinantes como su estilo de fútbol. Uno individual, que busca el protagonismo personal y en una de esas resuelve partidos, pero la mayoría de veces no. Y otro que trabaja de manera colectiva y pese al sacrificio se ha visto por el bajo nivel de productividad con respecto a la pasada temporada.
Balón “llovido” no tiene escampadero
El constante y repetitivo estilo de tirar una y otra vez balones al área, porque centro no son, se ha convertido en el arma menos letal y más reiterada en el ataque de Nacional. Pese a la buenas intenciones carecemos de buenos centradores y obvio, como no hay buenos pases, no hay definición. Algunos defenderán este punto, por uno que otro cabezazo o quizá gol, pero se dan demasiadas ocasiones, por ínfimas opciones reales de gol. El balón “llovido”, así lo llaman en Nacional.
Hay que creerse el cuento
Fue tan fácil pasar de no creer en nada a creer en todos. Sí, ni más ni menos. El año pasado teníamos ciertas dudas sobre la plantilla que conformaba a Nacional, los “puteamos” y al final terminaron siendo figuras y tapando la boca de nosotros, los detractores. Pero en estos momentos, cuando hay puntos endebles se nota más la inseguridad que por momentos tiene algunos jugadores. Un ejemplo bastará: la zurda de Juan David es tan prodigiosa que no hemos necesitado de mucho para darnos cuenta. Gol contra Itagüí el año pasado en minuto agónico, gol a Millonarios para título de Copa Postobón… Hay momentos en el que la confianza se aleja de este jugador y su zurda actúa con la misma limitación de la derecha.
El ahorro sirvió
Hablar en momentos de bajón futbolístico es fácil. Criticar nada difícil. Con todo y su momento actual Nacional es líder de la Liga Postobón y ya está clasificado con mucha antelación a las finales del fútbol profesional colombiano. Con argumentos en la primera parte del torneo y aguantando en esta última parte, los dirigidos por Osorio han enfilado una buena campaña, que más allá del fútbol intermitente, se refleja en 27 puntos en el liderazgo. Que se sienten a ver la tabla los que quiere echar todo por la borda.
El minuto de Dios
En Copa Libertadores quedan noventa minutos de fútbol para lograr un triunfo salvador, casi que el que libra parte de este semestre: continuar en el torneo continental es la idea. Como hincha de corazón estaremos en las buenas y malas, por eso confiamos en un resultado favorable en territorio argentino. Quedará luego de eso, mucho tiempo para analizar el desenlace, por ahora a respaldar al equipo hasta que se agoten los tiempos…
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