Por Felipe Benavides
@felipeQhubo
Un duelo entre lo analítico y lo emocional se vivirá desde el banco en la final de la Liga Postobón II. FOTO EL COLOMBIANO
En la final de la Liga Postobón II habrá un duelo tan apasionante por fuera del campo entre Juan Carlos Osorio y Leonel Álvarez como los que se verán dentro del campo.
El estratega verdolaga encarna la disciplina táctica, la planificación detallada, la superioridad numérica al rival, la rotación. Por su parte, el timonel ‘azucarero’ basa su liderazgo en la motivación, en hablarles al oído a sus jugadores, en el ejemplo de su trayectoria que inspira a esos canteranos que han sido baluartes en la gran campaña.
En el papel es un duelo parejo. Ambos han sido campeones del fútbol colombiano; los dos han sufrido reveses en sus carreras que los han hecho madurar. Osorio, con Millonarios, no alcanzó a despegar a su llegada a Colombia y en México con el Puebla no terminó el torneo. ‘Leo’, por su parte, solamente duró tres partidos como técnico de Colombia en las Eliminatorias y con Itagüí se quedó a un gol de la final de la Liga Postobón, hace un año.
Desde la raya cada técnico tiene un estilo muy particular de vivir los partidos. Juan Carlos es analítico, estudioso de los movimientos de su equipo, obsesionado por la perfección y disciplina táctica. En el banco se le ve hablar con su asistente técnico Pompilio Páez buscando variantes, cuando llegan equipos que han disminuido a Nacional metiéndose bien atrás. Que hasta ahora ha sido la única arma de neutralizar al verde. Lo hizo Equidad, en el Atanasio y Medellín en el segundo clásico.
Leonel se transforma desde el banco. Gesticula, corre, grita constantemente y antes que dialogar con sus asistentes, trata de mantener al grupo metido en el partido hablándoles al oído a sus jugadores. Sus dirigidos se sienten tranquilos al escucharlo, al tenerlo ahí, ven al padre que no los abandona.
Osorio tiene a favor las tres finales que ha jugado con Nacional. Ya es ‘curtido’ en esas instancias, acabó de pasar por dos que ganó con éxito en el segundo semestre. Además, tiene la ventaja de tener un grupo maduro, que le cree, que está siendo efectivo en el arco rival y al que no es fácil hacerle gol. En contra, quizá que le ha costado cerrar algunos partidos, como pasó con Millonarios en la primera final de la Copa Postobón y que a veces, sus cambios, no los interpretan sus jugadores.
Leonel, tiene a favor, que no es el favorito para ganar el título, lo que le quita un poco de presión. Así mismo, el buen momento de jugadores claves como Lizarazo, Camacho, Rivas, Marín y Mondragón, entre otros. Una de sus principales armas es hacer cambios ofensivos. ‘Leo’ no se acostumbra a irse atrás, sino desgastar al rival y en el segundo tiempo colocar un delantero más, fresco, que haga diferencia arriba. Así se coronó campeón con Medellín, en Huila, al poner a César Valoyes en los últimos cinco minutos quien hizo el pase gol para que Jackson pusiera el 1-0 en el primer juego. En contra, que no tiene una nómina larga, que sus dirigidos son mayoría jóvenes que pueden entrar ansiosos en esos nervios escénicos de disputar esta instancia.
Más allá de la calidad de los jugadores, este miércoles, en el primer sorbo de final, sabremos quién fue capaz de neutralizar al otro desde la propuesta táctica. Si Osorio pudo mermar al kínder caleño, controlando sus bandas y los remates desde fuera del área, o si los del Valle lograron controlar la efectividad de Duque, el buen momento de Uribe, el ímpetu de Sherman y la velocidad en los costados de Guisao y Pajoy.
*Felipe Benavides, columnista invitado.
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