Por Byron García
@jbyrongarcia
Y no es por caerle encima al joven Mier (figura contra Millonarios en la fecha anterior), es por recordar que los directivos y el cuerpo técnico de Atlético Nacional no trabajaron para reforzar la posición más importante en cualquier equipo de fútbol, la que más necesitaba el club para el semestre. Decía el médico antioqueño Gabriel Ochoa Uribe, uno de los técnicos más ganadores en la historia del fútbol colombiano, que lo más importante para sus equipos era que le dieran un buen arquero, lo demás lo organizaba él. Con eso dormía tranquilo.
El gol del Tolima es infame, y aunque Kevin está en formación, hay que decirlo: fue su responsabilidad. Respeto las opiniones de quienes culpan a Andrade por perder ese balón en la mitad de la cancha, pero viejo… si estás tapando en un equipo profesional, no te pueden hacer un gol desde esa distancia. Para eso se entrena todos los días.
Para ganar partidos, para ganar títulos, se necesita de un arquero que responda en los momentos difíciles. Un arquero que con sus atajadas sume puntos, brinde confianza, marque diferencia. En Nacional no lo vieron así, salieron con toda a defender a Quintana (quien no ha tapado, esperando que la marea de críticas baje) y creyeron haber encontrado la solución en Mier.
Ojalá Kevin se consolide, no podemos desear algo diferente, pero los tumbos que ha dado el verde en los últimos años no dan margen de espera. Eso sí, prefiero ver a Mier haciéndose esos goles absurdos, que a Quintana. En eso quedemos claros de una vez.
Después del desahogo, vamos al partido contra Tolima. Estadio lleno, el estallido y el color de la pólvora invitaban a una fiesta… marco hermoso para quitarse al “papá” de encima, pero no pasó. Nacional volvió a perder el duelo frente a un equipo que sabe enfrentarlo, que le tiene la medida, que le perdió el respeto y que obviamente, se siente superior.
Y aquí sí, no toda la culpa es del arquero. Fue un partido de pocas opciones (para lado y lado) Nacional intentó desde la posesión, pero sin profundidad. Nuestras llegadas se resumen a un remate de media distancia de Guzmán en el primer tiempo y a la jugada de gol (bien anulada) al final. No encontramos el camino y nos terminamos de perder con los cambios del técnico Alejandro Restrepo.
Nunca entendí la salida de Mantilla, la chifló todo el estadio. ¿Qué pretendía con Banguero de inicialista si ya Ángulo demostró que está por encima? Tuvo que recomponer. Además, eso de hacer cinco cambios en un mismo juego es auto desorganizarse, no resuelve nada. Esa “ayuda” que les dieron a los técnicos con la pandemia, a muchos los está enloqueciendo. El mismo síndrome de Rueda con Colombia en los partidos perdidos ante Perú y Argentina, saque cinco y meta cinco a ver qué sale. No profe, así no es.
Mención aparte para el nublado regreso de Gio Moreno al Atanasio. Entró con el marcador en contra, como el salvavidas. Demasiada responsabilidad para alguien sin ritmo de competencia. Además, no sé si se lo pidió Restrepo o si lo asumió el jugador, pero se tiró muy atrás. El partido pedía otra cosa.
Finalmente, lo mismo de siempre: nada de dramas. No ganamos título por los buenos partidos ante Junior y Millonarios, pero tampoco hemos perdido la estrella por las malas presentaciones ante Tuluá o Tolima. Ojalá engranemos y superemos esas preocupaciones de no tener arquero y, si se quiere, DT de peso.