Por: Lara Olivares Matulick
Colegio Marymount
Mi llegada a Colombia en el año 2020 marcó el inicio de una experiencia enriquecedora que me permitió adentrarme en un mundo completamente distinto al que conocía en España. Todo comenzó cuando mi padre recibió una oferta laboral que nos llevó a tomar la decisión de trasladarnos a este hermoso país en Sudamérica. Súbitamente, el viaje que originalmente estaba programado para julio se retrasó debido a la pandemia, y finalmente, nos encontramos volando hacia Colombia en el mes de diciembre.
En aquel entonces yo era una estudiante de quinto, estaba empezando middle school, secundaria, y la adaptación a mi nueva vida no fue tan sencilla como esperaba. Al principio me sentí un poco rara por las diferencias que percibía en mi nuevo país. La gente en Colombia tenía una manera diferente de hablar, comer, vestirse y vivir la vida. El acento y algunas palabras locales me resultaban desafiantes de entender al principio.
Uno de los aspectos que más noté en Colombia fue la diferencia social en el colegio. Al principio, me costó hacer amigas y me di cuenta de que no era muy querida por algunas de las niñas de mi clase. Me resultaba difícil entender por qué, hasta que, después de un tiempo, descubrí que había un prejuicio notable en algunas de ellas: al parecer, creían que mis ancestros eran los conquistadores españoles que habían llegado siglos atrás.
Este descubrimiento me llevó a reflexionar sobre las relaciones interculturales y cómo la historia influye en las opiniones de las personas. A medida que fui conociendo más acerca de la historia de Colombia y su lucha por la independencia, me di cuenta de la importancia de ser consciente de nuestras diferencias y así tratar de aprender y respetar la cultura de mi nuevo hogar.
Con el tiempo, estas barreras comenzaron a desaparecer y logré establecer buenas amistades con mis compañeras de clase. La experiencia de vivir en un país con una historia y cultura tan distintas a la mía me ha enseñado a valorar la diversidad y a saber apreciarla. Colombia se ha convertido en mi segundo hogar y mi vida aquí ha sido una lección de adaptación a las diferencias culturales y sociales.